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viernes, abril 19, 2024
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El trabajo no finaliza después de la cosecha

José Ángel Cortijo, responsable Zona Noroeste de Fertiberia
“Si aportamos abono nitrogenado a la paja, aceleramos su descomposición y su incorporación a la tierra”
Ahora que muchas personas tienen la mente ocupada en planificar las vacaciones es bueno recordar a nuestro entorno que el trabajo no se detiene aunque finalice la cosecha del cereal: el profesional ya tiene planificada la siguiente siembra, las rotaciones, así como los tratamientos y el abonado que realizará.
Un año como este es importante recordar la denominada ley de restitución en abonado: si hemos fertilizado para 3.000 kilos y obtenemos una tonelada más por hectárea, esa mayor producción se consigue gracias a los nutrientes de nuestro suelo. Deberemos reponerlos, y es que todo profesional sabe que es mucho peor arreglar la situación una vez que se ha producido el problema que hacer las cosas bien desde el principio. Resulta mucho más económico, lógico e interesante desde el punto de vista ambiental mantener la despensa de nuestro suelo.
Con vistas al próximo cultivo, no está de más recordar la conveniencia de analizar nuestros suelos, y que el momento de hacerlo es ahora. Tomar las muestras de tierra después de la cosecha nos permitirá enviarlas al laboratorio con tiempo suficiente para que puedan ser analizadas, con la correspondiente interpretación de ese análisis y la recomendación de abonado. Por el contrario, si ese envío se realiza después del verano estaremos apurando los plazos y no habrá margen para tomar decisiones.
También es importante recordar que se debe realizar un manejo adecuado de los residuos vegetales para que no se conviertan en un problema. Este año tenemos la novedad de las autorizaciones excepcionales de quema de rastrojos, una práctica polémica en la que no caben las opciones radicales: quemar todos los años era una tradición negativa para el suelo agrícola y la prohibición absoluta tampoco parece una fórmula razonable.
Debemos reconocer que la quema no es la mejor manera de tratar los residuos desde un punto de vista agronómico, puesto que todo residuo sin recoger hace que el suelo esté más vivo. En todo caso, hay que reconocer que, dada la presión de plagas y enfermedades, las autorizaciones puntuales van a ser beneficiosas desde un punto de vista fitosanitario. Sobre todo si tenemos en cuenta el amplio listado de materias activas no autorizadas en el campo español.
Como en tantos ámbitos de la vida, lo más importante aquí es cumplir la legislación y, si la norma lo permite, se abre una puerta nueva para el profesional, que deberá valorar si es positivo realizar esa práctica; tengamos en cuenta que la quema eliminará buena parte de la vida, de la materia orgánica o del potasio presente en la paja… Por cierto, la quema atenúa los problemas, no los hace desaparecer.
En caso de que se desee incorporar la materia vegetal, una opción recomendable es aportar abono nitrogenado a la paja: con una pequeña labor para incorporar esa materia orgánica se permitirá una rápida descomposición.
También conviene recordar lo oportuno de regular las cosechadoras, especialmente en relación con la legumbre y la colza, para disminuir al máximo la deiscencia. Los fabricantes de maquinaria han hecho su trabajo y los equipos actuales poseen una capacidad de ajuste enorme; es responsabilidad del profesional dedicarle un tiempo a la máquina para que esté regulada de forma adecuada, de modo que el molinete gire a la velocidad adecuada y no cause la caída de semillas.
Las coberteras que quedan por hacer en regadío deben incorporar abonos nitrogenados de disponibilidad inmediata, con una asimilación inmediata. Son los fertilizantes conocidos como DAN, siglas en inglés de nitrógeno asimilable directamente. Los nitrógenos con parte nítrica son fundamentales este año, ya que permitirán compensar las siembras tardías y un mes de junio que no ha sido muy caluroso. El nitrógeno es un factor fundamental de crecimiento y al ponerlo a disposición del cultivo con parte nítrica estaremos ganando días; recuperaremos una parte del tiempo perdido, frente a los formulados que necesiten más tiempo en el suelo. Recordemos que cuanto mayor desarrollo vegetativo de la planta, mayor capacidad para absorber la radiación del sol.

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