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viernes, marzo 29, 2024
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Solo 4 euros por hectárea de una semilla a otra

La diferencia de costes finales entre la semilla certificada y la de obtención propia es tan pequeña que no merece la pena correr riesgos con la cosecha en un elemento vital
Fuente: ANOVE

Para cualquier profano en la materia resulta complicado entender el porqué. A pesar de que la semilla es el medio de producción más relevante y económico de una explotación agrícola, es en este ámbito donde el agricultor tiende a escatimar más la inversión. El coste de la semilla viene a representar aproximadamente el 9% de los costes variables de una hectárea de cereal.

En el gráfico adjunto se detallan los costes por hectárea que conlleva sembrar semilla certificada frente al grano acondicionado, entendiendo por grano acondicionado aquel que reutiliza un agricultor en su propia explotación procedente de su propia cosecha, y siempre que este grano haya tenido un origen legal tras haber adquirido semilla certificada en campañas anteriores.

Tomando como referencia una hectárea de trigo, y suponiendo un precio del grano de 180 euros por tonelada, puede observarse que la diferencia media es de aproximadamente 4 euros por hectárea, según los cálculos de la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (Anove). Esta cifra puede variar ligeramente dependiendo de las caídas o mermas que tenga el grano tras su procesado por la máquina acondicionadora.

La diferencia de ahorro en coste de 4 euros por hectárea, cuando se siembra grano acondicionado frente a semilla certificada, se ve compensado a partir de un incremento significativo de trigo por hectárea producido gracias a la siembra de la semilla certificada.

La labor es dinero

Hay que tener en cuenta también los ahorros económicos en tratamientos con materias activas específicas para el control de enfermedades en cobertera del cultivo, y el control de malas hierbas. No llegan a ser tan necesarios en cultivos donde se ha utilizado como material de siembra la semilla homologada, gracias a la sanidad garantizada en esta simiente y a la no presencia de malas hierbas.

Además, el agricultor profesional que busca siempre la máxima rentabilidad para su explotación no puede olvidar de que comprar la simiente le evita muchos trabajos que le suponen dedicarle tiempo a estas tareas, y también recursos como combustible, maquinaria y espacio para el almacenamiento del grano.

Todo sin perder de vista que la conservación de esa semilla sin certificar precisa de unas condiciones determinadas para su correcto almacenaje, de manera que cuando haga la sementera mantenga intacto el potencial genético que permite obtener una buena cosecha. Hongos, roedores y humedad siempre rondan en el almacén para poner en peligro el trabajo de un año, que además es la inversión para la siguiente campaña de cereal.

Otro aspecto a considerar es cómo se hace la selección de la semilla reutilizada, que puede diferir mucho en calidad según sea la precisión de la máquina en la que se lleve a cabo. Una mala selección puede incidir en que la semilla, que el productor ha cultivado con esmero, no dé lo que debe. Por el contrario, cuando se adquiere grano certificado para la siembra este presenta siempre una homogeneneidad de la que la producción propia carece.

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