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martes, abril 16, 2024
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Ya llega el tiempo de la colza

Las lluvias caídas durante las últimas jornadas están posibilitando que los terrenos estén más aptos para las siembras que se harán en breve

La nascencia, una de las claves de este cultivo, se puede beneficiar también en la germinación si continúa así la meteorología

Las recomendaciones de ACOR siempre dan buenas pistas

Suma y sigue. Siempre adelante. Aún inmersos en la vorágine que supone una sequía histórica como la actual, toca arrancar de nuevo. Muchos agricultores ya han revisado la sembradora para, en unos días, iniciar la sementera de la colza. Un cultivo que resulta atractivo en muchas explotaciones castellanoleonesas tanto por sus virtudes agronómicas como por la rentabilidad que depara.

En pleno siglo XXI el agricultor dispone de información suficiente como para minimizar el riesgo. Básico es elegir la variedad más adecuada a su terreno. En esto le resultan de gran ayuda, además de la propia experiencia, los ensayos que llevan a cabo entidades públicas y cooperativas para testar las nuevas propuestas desarrolladas por las casas de semillas.

La pruebas de Itacyl  y las de ACOR son referencia. Las de la cooperativa, que publicamos en estas páginas, pueden despejar las dudas que asalten en estos momentos a quien ya está decidido a sembrar. No es el panorama más propicio, pero alguna de las tormentas propias de la época puede asegurar la vital nascencia de la colza.

En las pruebas de ACOR que aquí incluimos destaca, entre otras, la variedad memori en regadío. Ha obtenido la calificación de ‘excelente’ tanto en la producción por hectárea como en grasa por la misma superficie. Es imperio ha sido igual catalogada en producción, mientras que gordon y harpeje lo han logrado en porcentaje de grasa. Para todas ha sido el segundo año de ensayo.

Gordon -en secano- obtiene sendos ‘muy bueno’ en las tres categorías. Astronom y SY cassidi hacen lo propio en kilos por hectárea, mientras que puncher lo hace en grasa (por hectárea y en porcentaje). Alizze y sirtaki también se llevan el ‘muy bueno’ en contenido graso.

Preparación del terreno

Es fundamental tener establecida, en la medida de lo posible, una rotación de cultivos dentro de la explotación pues, entre otras cosas, de esta depende el punto quizás más transcendental: evitar que se presenten casos de fitotoxicidad debido a residuos de herbicidas empleados en el anterior, sobre todo los utilizados para hoja ancha en el cereal precedente. Esta es la primera premisa que recalcan desde el Servicio Agronómico y de Cultivos de ACOR sobre la colza.

En los casos más graves las plántulas se mueren durante el desarrollo inicial, especialmente si además coinciden con heladas, aunque sean ligeras. En los casos más leves queda planta suficiente, pero lleva ya un retraso que le impedirá llegar al máximo rendimiento que se podía esperar.

Los técnicos de la misma cooperativa advierten de que si tenemos conocimiento de que nuestra parcela puede tener en su perfil suela de labor (parcelas que históricamente han estado en monocultivo de cereal) sería conveniente un subsolado. “Labor que no volveremos a realizar con la introducción de colza en la rotación”, apuntan.

Un suelo compactado (con mala estructura) se puede haber originado por no dar unas labores suficientes o porque lluvias fuertes o abundantes lo hayan asentado. Esto ocasionará un retraso en el desarrollo inicial que también repercutirá en el rendimiento final.

La labor con el rulo (en caso necesario) se debe hacer con suelo seco y siempre antes de sembrar. Si se realiza después de sembrar, la compactación del suelo sobre la semilla y su hundimiento debido a piedras o terrones es mayor, reduciendo la emergencia.

Fertilización

Para ACOR es importante la aplicación de abonado de fondo que podremos tirar antes de la última labor preparatoria: entre 250 y 450 kilos por hectárea de un 8-15-15 o similar y cantidades más bajas para situaciones de secano. Si el complejo contiene azufre, aún mejor puesto que la colza absorbe este elemento en la misma proporción que de fósforo y también de potasio.

Además, necesita tener a disposición nutrientes en las primeras fases de cultivo para obtener una buena implantación y mejor desarrollo vegetativo antes de la parada invernal.

En los suelos de Castilla y León, con un contenido bajo de materia orgánica (inferiores al 1%) la profundidad de siembra debe situarse en torno a 0,5 centímetros, y procurar que no pase de un centímetro. Con contenidos mayores de materia orgánica se puede profundizar algo más. “Si no cumplimos estas condiciones la emergencia se reduce y la implantación puede estar fuertemente comprometida”, avisan desde el Servicio Agronómico y de Cultivos.

Dosis de siembra inferiores a las recomendadas frente a distintas adversidades hacen que la probabilidad de implantar el cultivo se reduzca de forma importante. “Hay que tener en cuenta también que, cuando hay semilla suficiente, la germinación en la línea de siembra rompe la costra con más facilidad favoreciendo la emergencia de las plántulas y aumentando la probabilidad de implantación”, señalan.

Utilizar dosis de siembra generosas (sobre todo en secano) aumenta la probabilidad de implantación del cultivo y no conlleva una variación significativa de los rendimientos, además de ayudar a una mejor lucha contra las malas hierbas.

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