María Álvarez Escalante
Materias primas como la quinoa, el trigo sarraceno, el amaranto, la chía o el cáñamo han empezado a sonarnos más familiares. Las demandas de los consumidores generan nuevos nichos de mercado, al mismo tiempo que los agricultores buscan cultivos alternativos para incluir en sus rotaciones. Es en este punto del camino en el que estos nuevos cultivos emergentes adquieren un papel protagonista.
En realidad, estos cultivos no son tan nuevos: más bien históricos. Sin embargo, el campo de Castilla y León no los había tenido en cuenta. Hasta ahora.
El segundo Encuentro Agroprofesional 2.0, organizado por CAMPO de la mano del ITACYL, Vitartis y el Banco Santander, ha analizado las investigaciones que el Centro Tecnológico Agrario realiza desde hace varios años en la Finca Zamadueñas en torno a estos cultivos. Además, ha conocido la labor que se desarrolla en su Planta de Procesos Productos Innovadores.
Menos demanda hídrica y la misma maquinaria
El ITACYL arrancó en el año 2017, de la mano del Grupo Siro, sus investigaciones sobre estos cultivos. “Comenzamos con la quinoa y el trigo sarraceno y luego proseguimos con otro tipo de cultivos”, explica Nieves Aparicio, responsable de estas investigaciones.
Aparicio destaca que estos cultivos son una alternativa real para los agricultores de Castilla y León ya que no suponen una inversión extra en maquinaria, “pueden utilizarse sembradoras y cosechadoras de cereal tradicionales”, y, además, poseen una demanda hídrica menor a la que otro tipo de cultivos de regadío como la patata o el maíz.
Otra de las conclusiones que se han desprendido de esta investigación es que estos cultivos tienen muy buena implantación. Son de regadío, aunque pueden darse también en secano, como los cereales. Algunos, como el trigo sarraceno, que se siembra en julio, son interesantes para las rotaciones. Y otros, como el cáñamo, destacan por su rápido crecimiento.
Los estudios del ITACYL van más allá de los ensayos realizados en Zamadueñas (Valladolid). También trabajan con agricultores que han decidido comenzar a probar estos cultivos. Este es el caso de la Asociación CDR Valdecea de Mayorga (Valladolid) que trabaja con varios agricultores de Valladolid y León en el cultivo del trigo sarraceno.
Aunque las olas de calor del pasado año no les permitieron recoger la cosecha, este año se prevé que el resultado sea bueno. “Lo sembré el 10 de abril y la planta ya tiene 30 centímetros”, nos cuenta Jesús, un agricultor que ha sembrado 2,5 hectáreas en secano, que al mismo tiempo destaca que en su manejo no requiere abonos, ni herbicidas, con el consiguiente ahorro de costes que esto supone.
¿Tienen hueco en el mercado?
“En estos cultivos hay que tener en cuenta la posterior venta”, señalaba Jaime García, de Harinera García del Valle, quien ha recordado la experiencia pasada que se vivió con la espelta. “Después de que muchos agricultores apostaron con el cultivo, se dieron cuenta del problema que suponía el pelado. El caso del trigo sarraceno es similar”, destacaba.
La solución a este problema puede pasar por la asociación para aumentar el volumen de producción e invertir en la infraestructura necesaria para la transformación (peladora).
Las harineras coinciden en que estos productos tienen un carácter muy residual. En esta línea se expresaba Elena León, de Harinera la Palentina, que trabaja con un 95 % de harina blanca. “También trabajamos con algunas especialidades para mezcla o productos preparados, pero nos es muy difícil encontrarlos en origen”, afirma.
Para la compañía Molendum la quinoa o el amaranto sí son productos de su cartera, aunque no los principales. “Existe una tendencia para depender menos de la soja y estos cultivos pueden suponer una alternativa rentable”, destaca Esteban Fernández, al mismo tiempo ha señalado que “más allá de las modas, hay que investigar más y dar a conocer cómo funcionan”.
Consumidor con un perfil muy específico
Lo cierto es que cada vez más consumidores demandan productos más saludables o específicos para ciertas intolerancias, como apuntaba el director de relaciones externas de Mercadona en Castilla y León, Julio Casado. Sin embargo, esta no es la tónica general. “En Mercadona tenemos referencias residuales de panes y galletas que se elaboren con estas materias primas. El cliente no está dispuesto a pagar más por ciertos productos”, señalaba.
Más allá de lo saludable, el objetivo sigue siendo elaborar productos “que sepan buenos”. “A partir de ahí, sí sustituimos algunos ingredientes”, concluía.
A nivel gastronómico hay productos como la chía que pueden ofrecer una versatilidad que no encuentran los cocineros en otros alimentos.
Y el agricultor, ¿qué opina?
Lo cierto es que el profesional del campo tiene su punto de mira puesto en la rentabilidad, como señalaba José Antonio Martín, de Agrotécnica El Alamillo.
“El 95% de lo que yo hago es lo que he hecho siempre”, señalaba César Pan, agricultor y presidente de la Comunidad de Regantes Canal Alto de Villares (León). En su opinión hay un problema de investigación con ciertos cultivos, como las legumbres, y demanda a las administraciones e investigadores que hagan seguimiento de los cultivos que salen al campo para que no terminen siendo abandonados.
Esta opinión la comparte también Armando Caballero, presidente de herbáceos en Cooperativas Agroalimentarias de España: “Necesitamos más investigación para, por ejemplo, cultivar trigos en zonas vulnerables que aporten menos nitratos”.
Alberto Nebreda, presidente de la Comunicad de Regantes Canal del Pisuerga (Palencia) ha probado muchos cultivos por su naturaleza curiosa. En su experiencia, destaca que para que un cultivo de desarrolle es importante que tienen que dar tres condiciones: rentabilidad, soporte agronómico y soporte comercial. “Si no hay rentabilidad te quedas en el romanticismo”, concluye.
De la mano de la tecnología
Si algo está claro es que la agricultura debe ir de la mano de la innovación y la tecnología. “El sector tiene la necesidad de que la innovación tecnológica abandere su desarrollo, sin dejar de lado la importancia de la calidad, que es nuestra seña de identidad”, destacaba Piedad Rojo, responsable Agro del Banco Santander en Castilla y León.
Planta de Procesos y Productos Innovadores
Los asistentes al Encuentro Agroprofesional también han visitado las instalaciones de esta planta de investigación, de mano de Daniel Rico, su responsable, quien ha destacado que en el campo del procesado de alimentos, la industria agroalimentaria tiene un gran potencial y un importante margen para la innovación.
Aparecen nuevas tecnologías, posibilidades de tratamiento, de mejora y conservación de los alimentos, que hacen fundamental optimizar e implementar soluciones específicas para las necesidades de la industria agroalimentaria.
Una de las principales áreas de conocimiento del ITACyL es la optimización de procesos aplicando tecnologías noveles (Altas Presiones, recubrimientos comestibles, Fritura a Vacío, tecnología de microparticulado, monitorización de la coagulación en elaboración de quesos). Respecto a la producción convencional, buscan una mejor eficiencia y sostenibilidad y/o mejorar la calidad de los productos.
