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viernes, marzo 29, 2024
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La agricultura tiene futuro, y está en el regadío

Si hay algo en lo que están de acuerdo administraciones y profesionales es en que el futuro de la agricultura pasa por el regadío, un método de trabajo que permite incrementar de forma sensible las rentas de los agricultores. También mejorar su nivel de vida y garantizar que la población siga viviendo en el medio rural

Para hacerse una idea de la importancia del regadío basta tener en cuenta un dato: en España representa el 16% de la superficie agraria útil, mientras que aporta en torno al 67% de la producción vegetal.

En ello apoya la Consejería de Agricultura y Ganadería su plan de infraestructuras agrarias para el periodo que se extiende hasta el año 2020, que incluye la puesta en riego de 20.000 nuevas hectáreas de diferentes provincias. Las inversiones también se dirigirán a la modernización de regadíos, con una superficie global beneficiada de 40.000 hectáreas.

Este programa permitirá incrementar los rendimientos y las rentas de las explotaciones, al reducir la elevada dependencia respecto a las precipitaciones y mejorar la competitividad agrícola.

maíz

3,5 millones para modernización de explotaciones e instalaciones de jóvenes agricultores


“La constitución de comunidades de usuarios de aguas subterráneas ofrece numerosas ventajas pensando en los usos del agua de riego, su regulación, rotaciones y control de contadores”


El mapa de actuaciones hasta 2020 plantea tres tipos de actuaciones. En primer lugar, las concentraciones parcelarias, “una de las herramientas más eficaces para conseguir la adaptación de la estructura de las explotaciones”, al mismo tiempo que permiten la reordenación e identificación de la propiedad del suelo rústico.

 

Embalse de Barrios de Luna - Duero CHD

De este modo, se llevarán a cabo procesos de concentración y reconcentración parcelaria con una inversión de 110 millones de euros, gracias a recursos procedentes de las administraciones autonómica, nacional y europea.

La segunda actuación prevista es la modernización de regadíos, con una inversión de 294,6 millones de euros entre fondos públicos y procedentes de la iniciativa privada. La previsión es llevar a cabo actuaciones en las comunidades de regantes del Canal del Páramo y Páramo Bajo en León, o la realización de obras que han quedado pendientes en el periodo actual en otros puntos de la geografía regional.


El mapa de infraestructuras agrarias recoge la puesta en riego de nuevas zonas con sistemas eficientes en el uso del agua y de la energía, con una inversión pública, así como por la iniciativa privada, de 206 millones de euros


La tercera pata del plan se encuentra en los nuevos regadíos. El mapa de infraestructuras agrarias recoge la puesta en riego de nuevas zonas con sistemas eficientes en el uso del agua y de la energía, con una inversión pública, así como por la iniciativa privada, de 206 millones de euros, que hará posible la finalización de actuaciones de interés en Castilla y León, como el Aranzuelo, en Burgos; el Valdavia, en Palencia; el Rituerto y Añavieja, en Soria; y el Esla-Carrión, en Valladolid y Palencia, entre otras.

En los últimos años se está racionalizando el consumo de agua mediante el uso de las tecnologías más avanzadas, que han permitido incrementar la superficie regada al mismo tiempo que se da un significativo ahorro de las dotaciones de agua.

De forma paralela, desde el sector privado se saca el máximo partido a las opciones que brinda la tecnología para impulsar el agua de riego a partir de energías renovables. En esa opción tienen puesto su empeño las grandes casas fabricantes, con un impulso especial en aquellos cultivos más estructurados.

Sirva como muestra el caso de la remolacha, donde Aimcra promociona sistemas de riego basados en energía solar entre los agricultores que entregan su raíz a Azucarera, mientras Acor ha hecho público su plan para impulsar el riego a partir de energías renovables.

Regadío riego remolacha

La actualidad de los últimos meses viene marcada por las iniciativas para regular el uso de las aguas subterráneas, que suponen la cuarta parte del agua empleada para regar en Castilla y León. Un impulso que tiene su lado más polémico en los expedientes sancionadores abiertos por la CHD.

La gran duda del agua para regar en Castilla y León

En este escenario cobra sentido la recomendación de constituir comunidades de usuarios de aguas subterráneas, una opción (obligatoria para el caso de masas de agua con dificultades) que ofrece numerosas ventajas ante el futuro. Sobre todo pensando en los usos del agua de riego, su regulación, rotaciones y control de contadores, ya que desde 2012 la propia comunidad puede establecer las medidas de control de su consumo y tarifa bajo la supervisión del organismo de cuenca.

Así hablábamos de riego en 2015:

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