Investigadores y compañías desgranan las herramientas a disposición del productor para que no sienta que debe dar un salto mortal sin red. Destacan que lo fundamental son las labores preventivas y reclaman mayor apoyo institucional
La agricultura ecológica es rentable para aquel agricultor que apueste por ella de forma decidida, con inquietudes, con ganas de investigar y aprender día a día. Así lo destaca Belén Muñoz, de Agrocuéllar, para quien es importante tener en cuenta que el agricultor nunca está solo en ese proceso.
Existen fungicidas e insecticidas certificados en ecológico y, de hecho, muchos de ellos se emplean en convencional. Los técnicos de compañías como Agocuéllar se encargan de buscar los mejores productos y por conocer su forma de trabajo.
Por ejemplo, en zanahoria, puerro o cebolla se combaten los problemas de fusarium con Trichoderma Harzianum. En viña se usa mucho el azufre para el control de oídio y en puerro, para el control de Trips se recurre al aceite de naranja.
Para Muñoz, “estamos en un tiempo donde todo el uso de fitosanitarios está muy restringido y cada vez se irá restringiendo más. Tenemos que poner de nuestro empeño todos, tanto agricultores ecológicos como convencionales, en busca de alternativas para combatir las plagas y enfermedades. Hay muchos productos en ecológico que funcionan mejor que en convencional, lo único que pueden tener un manejo más complicado al cual nos tenemos que acostumbrar”.
Por otro lado, “es cierto que la agricultura ecológica tiene un mayor coste, ya que está prohibido el uso de herbicidas, por lo que puede necesitar más manos de obra”, pero se trata de “una opción rentable, siempre que el agricultor domine esta forma de trabajar”. En todo caso, el agricultor trabaja con el ‘seguro’ de que estos productos cada vez son más demandados. “Son el futuro”, remacha.