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jueves, marzo 28, 2024
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Por un plan hidrológico con el medio rural

Ángeles Armisén, presidenta de la Diputación de Palencia

 

Velando por los intereses de nuestra provincia en el ejercicio de las competencias que le son propias, y en el marco de la leal colaboración institucional, la Diputación de Palencia ha estimado oportuno remitir el pasado mes a la Confederación Hidrógráfica del Duero (CHD) su postura tras conocer y analizar su documento previo del futuro Plan Hidrológico del Duero. Revisión del tercer ciclo (2021-2027). Y he creído conveniente explicar en este artículo las líneas generales de nuestras propuestas a la administración provincial al organismo regulador de la cuenca aprovechando que ha sometido a consulta pública su Esquema Provisional de Temas Importantes en materia de gestión de las aguas en la demarcación hidrográfica del Duero para el ciclo de planificación 2021-2027.

Dos grandes principios inspiran el conjunto de comentarios, observaciones y sugerencias que hemos comunicado a la Confederación del Duero. En primer lugar, la oferta de la Diputación como administración pública idónea para abordar, acordar, canalizar y gestionar diversas cuestiones que, directa e indirectamente, repercuten en los ayuntamientos y las entidades locales menores de nuestro medio rural, en su mayoría de pequeño tamaño, y por tanto en los vecinos de esos municipios. En segundo lugar, la conciliación de la protección del medioambiente y la biodiversidad con los legítimos intereses económicos más estrechamente vinculados con el dominio público hidráulico.

Es de agradecer que, en su propio documento, la CHD abogue por implicar a las administraciones locales. Su implicación es necesaria para ayudar a cumplir los fines de cualquier plan hidrológico, pero resulta aún más importante en un territorio como Palencia —y toda la cuenca del Duero—, con gran dispersión demográfica en muchos municipios y pedanías. Por eso, la Diputación traslada a la Confederación que ese fenómeno genera unas dificultades de gestión que las diputaciones podrían paliar con su experiencia de administración solidaria y cooperadora con los pueblos, en especial en cuanto se refiere al llamado «ciclo municipal del agua»

En cuanto a la segunda cuestión —la compatibilidad de una voluntad ecológica con los usos diversos y crecientes del dominio público hidráulico—, la Diputación de Palencia ha expresado, asimismo, su voluntad cooperativa con la Confederación. De hecho, hemos propuesto que la CHD se integre en el Consorcio para la Gestión Turística del Canal de Castilla, conscientes de que su papel protagonista como ente gestor de esta infraestructura de titularidad estatal, lo que incluye su autoridad tanto para conciliar los usos actuales como para autorizar cualquier variación futura. Esto afecta al abastecimiento de agua potable de unas cuatrocientas mil personas de Castilla y León, los regadíos, la producción de energía eléctrica en los saltos de las esclusas, la navegación y otros usos de tipo recreativo y turístico, con demanda creciente, que se unen a aquellos usos más tradicionales.

Pero el Canal de Castilla —y con claridad se lo hemos expuesto a la CHD— es más que una infraestructura hidráulica histórica: es un Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico Artístico desde 1991, que obliga a una adecuada conservación de sus diversos valores patrimoniales, algo que compete a su propietario (más comprometido si cabe, al tratarse de una entidad de carácter pública), según la Ley 16/85 de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español y en la Ley 12/2002 de 11 de julio del Patrimonio Cultural de Castilla y León.

UNA OPORTUNIDAD. Dado que los propios planes de la CHD para el futuro de la cuenca establecen aumentar la potencia energética instalada en la cuenca, reservándose el uso de las infraestructuras del Estado en su favor para promover las energías renovables, la Diputación de Palencia estima que se avecina una oportunidad idónea para que se diseñe y se ejecute un plan de aprovechamiento energético del Canal de Castilla —lógicamente, compatible con los usos actuales—, cuyo beneficio de explotación se dedique íntegramente a restaurar y conservar el propio Canal de Castilla, legando este patrimonio en el mejor estado posible a las futuras generaciones aprovechando esos futuros aprovechamientos energéticos.

La misma unanimidad nos gustaría que encontrase una última propuesta que la Diputación de Palencia ha expresado a la CHD, relacionada con un futuro plan piloto que el organismo prevé para el río Carrión, en el que se crearía un régimen especial de cultivos forestales, más restrictivo que el planteado con carácter general para la cuenca, un plan piloto para el río palentino y su cuenca con el que, al parecer, la CHD quiere «articular mejor» la convivencia de los usos, al «constatar una especial problemática de conflictos de usos no permitidos». La institución provincial ha comunicado a la Confederación su propuesta de que ese plan piloto, con independencia de sus propósitos medioambientales, no discrimine a los cultivadores forestales del Carrión y mantenga la opción de uso de las riberas en idénticas condiciones al del resto de la cuenca del Duero, es decir, hasta el límite de las aguas bajas en época de estío.

Sin ánimo de extenderme, es una cuestión vital para la provincia de Palencia en un doble sentido. Por un lado, muchos ayuntamientos y juntas vecinales hallan en los cultivos forestales una vía complementaria de financiación, que se vería menoscabada, y acentuaría la habitual escasez de recursos que padece la administración local. Por otro, hay un gran sector económico y de empleo que depende de esas explotaciones forestales en toda Castilla y León, la región española más relevante en producción de chopo con más de cuarenta mil hectáreas, que producen anualmente más de medio millón de metros cúbicos de madera, con un valor que supera los treinta millones de euros y que genera cerca de quince mil empleos directos e indirectos, una tercera parte en el medio rural.

El cultivo de chopo en las riberas se ha impulsado desde hace más de un siglo en nuestras riberas, también en la provincia de Palencia, en ocasiones mediante conciertos con la propia CHD. Las restricciones que ese plan piloto para el río Carrión afectaría de manera significativa al sector palentino, pues nuestra provincia cuenta con unas cinco mil hectáreas de choperas, que en la subcuenca del Carrión podrían reducirse a la mitad caso de restringir el uso de sus riberas. De prolongarse la actual regulación en la cuenca del Carrión, según un estudio realizado por la Diputación de Palencia en marzo de 2019, afectaría a 173 empleos directos y 346 indirectos, y se producirán unas pérdidas anuales de 7,14 millones de euros en valor de producto terminado; de ellos, 1,17 millones resultarían pérdidas directas para los propietarios.

La Diputación de Palencia confía en la CHD para que, en los sucesivos pasos que vaya dando su planteamiento hidrológico cara al período 2021-2027, tenga en consideración nuestras sugerencias y peticiones, animadas todas ellas por la leal cooperación institucional, la defensa de los intereses de la provincia de Palencia, sus municipios y sus vecinos, y la firme convicción de que la conservación de los valores medioambientales del dominio hidráulico es totalmente compatible con el empleo y la riqueza de nuestro medio rural.

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