spot_img

La publicación agraria líder

jueves, marzo 28, 2024
spot_img
InicioGeneralCombustibles y motores en la mecanización agrícola

Combustibles y motores en la mecanización agrícola

Luis Márquez. Doctor ingeniero agrónomo.

La motorización de la agricultura permite, a partir de las primeras décadas del siglo XX, dar un paso de gigante en lo que ahora se denomina agricultura 2.0, aumentando considerablemente la productividad de la mano de obra ocupada y las superficies cultivadas en los tiempos disponibles, pero hace que se pase de un sistema de producción casi cerrado a una sistema abierto, en el que una parte de la producción se tiene que dedicar a la adquisición de combustibles.

Luis Márquez
Luis Márquez.

Los costes derivados del consumo de combustible en los tractores agrícolas se aproximan al 50% de los costes totales. Además, hay que contar con el consumo en los equipos autopropulsados y en las instalaciones de riego, con lo que se superan los 1.500 millones de litros de gasóleo por año en la agricultura española, por lo que las variaciones del precio del petróleo afectan considerablemente a la rentabilidad de las explotaciones agropecuarias.

El combustible utilizado en la actualidad, casi en exclusiva para los tractores y las máquinas móviles en la agricultura, es el gasóleo; las circunstancias y las limitaciones ambientales que se establecen para su utilización obliga a pensar en otras alternativas, aunque sea a muy largo plazo, sin olvidar las diferencias que existen entre los motores de las máquinas agrícolas y de los vehículos de carretera.

Conviene, como punto de de partida, indicar que el mercado mundial de los tractores agrícolas apenas llega a los 2 millones de unidades por año (y solo 160.000 en Europa), aproximadamente el 1% del de los automóviles. El cambio de una serie de fabricación en el automóvil se produce después de unos cuatro o cinco años, mientras que en los tractores el cambio llega después de diez o doce años y es solo parcial. En consecuencia, un tractor con 20 años de antigüedad, bien conservado, está totalmente operativo, especialmente cuando se utiliza pocas horas por año. Otra diferencia esencial entre el tractor agrícola y el vehículo automóvil está en que generalmente trabaja con carga constante (régimen bajo y alto par motor), por lo cual no hay un ciclo en el que se puede recuperar energía, lo que limita la opción de “híbridos”.

Por ello, todo lo que se relaciona con los cambios en combustibles y motores para las máquinas agrícolas hay que estudiarlo con cuidado para aplicarlo a muy largo plazo.

Cambios en la propulsión

Los motores diésel seguirán dominando el mercado agrícola durante mucho tiempo, aunque en los próximos cinco a diez años se producirán grandes cambios en cuanto a los sistemas de propulsión y los combustibles utilizados, que estarán en función de los tipos de aplicaciones.
Los motores diésel podrían ser sustituidos por motores de ciclo Otto con metano como combustible, cambio que ahora está limitado por un retraso en la red de distribución, que afecta mucho más al medio rural.tractor

La progresiva transición de gasóleo a metano en un periodo de cinco a diez años daría tiempo a la transición al hidrógeno, mucho más larga, que sería la mejor solución desde el punto de vista económico y ambiental.

Progresivamente se desarrollarán los eléctricos en las utilizaciones agrícolas de baja potencia, que pueden aprovechar la experiencia con vehículos industriales ligeros para utilización urbana, así como los híbridos en máquinas con trabajos cíclicos, pero no aplicables a los tractores de alta potencia que trabajan durante muchas horas al día y con potencia casi constante.

El diésel de bajo impacto ambiental seguirá siendo la referencia hasta la llegada de la pila de combustible, aunque se experimentan muchas otras soluciones, que pueden coexistir en función del tipo de aplicación.

El alto coste de la experimentación con las diferentes alternativas presentes obliga a los fabricantes a trabajar con soluciones modulares en las que se puedan utilizar diferentes combustibles, como el gasóleo, el metano y el biometano o el hidrógeno. La producción de biocombustibles en las explotaciones agrarias está limitada, por una parte, por las superficies de cultivo necesarias para alimentar a una población creciente; por otra parte, por los costes de producción con respecto a otras fuentes de origen fósil o renovable, salvo que forme parte de un sistema de depuración de residuos agrícolas y ganaderos.Cosechadora cereal

La reglamentación aplicada para reducir las emisiones contaminantes en los motores de tractores y vehículos agrícolas debe considerar las reducidas series de fabricación, por lo que para amortizar los costes del desarrollo tecnológico se deben dar plazos amplios para su entrada en vigor, a la vez que considerar los aspectos funcionales que limitan soluciones aplicables a otros vehículos industriales.

Algunas conclusiones

Conviene recordar que los tractores agrícolas son máquinas funcional y energéticamente incompletas, y su valoración energética solo puede hacerse contando con la máquina que acciona en cada operación agrícola, por lo que sus ‘clasificaciones energéticas’ pueden confundir a los usuarios.

Hay que decir que el gasóleo está lejos de morir, ya que con su muerte se frenaría el progreso económico y social en las áreas suburbanas y con menores infraestructuras. Con la evolución de la tecnología se aumentaría la eficacia de los motores diésel y se reducirían las emisiones contaminantes.

Segadora

NOTICIAS RELACIONADAS
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img