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jueves, marzo 28, 2024
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QAMPO, herramientas para agricultura de precisión

Antonio Sainz. Director general de QAMPO

El primer paso para mejorar un proceso es medirlo. Conocerlo en profundidad nos da pie a poderlo estudiar y a corregir los fallos que presente o mejorar y fortalecer sus puntos débiles. La agricultura y, en concreto, los procesos relacionados con el riego se pueden optimizar si se conocen con precisión los factores que intervienen en ellos. Cuanto más preciso es nuestro conocimiento de los parámetros agronómicos de interés en el proceso, mayor es nuestra capacidad para mejorar y optimizar los resultados.

En el riego hay muchos factores que podemos controlar, y algunos otros que no. Podemos controlar la forma y el tiempo en los que aportamos agua a la planta, pero no podemos controlar el aprovechamiento que la planta hace de esa agua, la cantidad que se pierde por evapotranspiración, la que se pierde por percolación, la que aporta la lluvia… sencillamente porque dependen de parámetros que escapan directamente a nuestro control.

El viento, la temperatura ambiental, la humedad del aire, las nubes que haya en el cielo y la radiación solar, entre otros, son parámetros difíciles de predecir de forma fiel a la realidad y que no podemos hacer mucho para cambiar. Lo que sí podemos hacer de forma precisa es medirlos. Esto nos aporta cierto grado de anticipación y nos permite saber cómo van a afectar dichos fenómenos a la planta. Con esta información, podemos modificar y adecuar aquellos factores sobre los que sí tenemos control total, para que varíen en nuestro beneficio.

Estaciones climáticas y estaciones de suelo

El objetivo fundamental de la agricultura de precisión es aportar los datos necesarios para poder realizar un manejo más eficaz de los cultivos. Dentro de los muchos parámetros sobre los que se puede recoger información se encuentran la actividad de la raíz y la humedad del suelo.

El suelo se comporta en cierto modo, de forma similar a una esponja. Se empapa y es capaz de retener cierta cantidad de agua dependiendo de su textura y de su composición. Midiendo este parámetro, podemos conseguir que la raíz de la planta se encuentre siempre entre los valores adecuados de trabajo.Gráfica de humedad

Si nos fijamos en la gráfica que acompaña a este texto nos damos cuenta de que hay varias zonas en las que la raíz de la planta se encuentra trabajando en zonas de estrés hídrico. Ya sea porque le falta agua (zona roja), ya sea porque tiene demasiada (zona azul).

Por una parte, las estaciones de suelo nos sirven para saber cuánta humedad existe a distintas profundidades de forma continua, lo cual nos da una idea de cómo absorbe agua la planta, de la cantidad de agua disponible que hay en el suelo y de si los riegos están profundizando tanto que la raíz no es capaz de absorberlos y el agua se pierde.

Por otro lado, las estaciones climáticas nos permiten conocer la cantidad de agua que viene aportada por la lluvia y la cantidad que se pierde por evapotranspiración.

Combinando los datos de las estaciones de suelo y las climáticas tenemos una información muy interesante. Por una parte sabemos el agua que viene por la lluvia y la cantidad de agua que tiene el suelo almacenada. Por otro lado sabemos el agua que se pierde por evapotranspiración. Además conocemos el ritmo al que la planta va haciendo uso del agua disponible, con lo cual: agua disponible en el suelo + lluvia – agua perdida por evapotranspiración = necesidad de riego.

Podemos predecir las necesidades de riego de los próximos días de forma muy precisa, y lo mejor, podemos comprobar que efectivamente lo que hacemos está beneficiando a la planta. La clave es mantener al cultivo el mayor tiempo posible dentro de la ‘zona verde’.

Monitorización Qampo

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