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jueves, marzo 28, 2024
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Hongos y plagas se ciernen sobre la cosecha de cereal

Las temperaturas suaves, atípicas de la época invernal, y la humedad suponen una combinación que puede ser nefasta para los cultivos de gran parte de la región. Ahora es imposible aplicar los tratamientos
No, los termómetros no se han estropeado. Tampoco los pluviómetros. Es la meteorología la que ha optado por interpretar una nueva versión del invierno castellanoleonés. Una versión que no es del gusto de los profesionales del campo porque pone en jaque las siembras demasiado pronto.

La inesperada alianza entre la humedad -que, a pesar de todo, era ya una necesidad acuciante- y la ausencia de heladas continuadas depara un panorama complicado, en el caso de que se prolongue la situación. “En pocos días podemos tener problemas fúngicos. Y es posible que, también por la falta de bajas temperaturas, tengamos presencia de plagas”, advierte José María Santos (Urcacyl) en referencia a los zabrus y otros insectos que el frío se encarga de diezmar. La planta tampoco ha enraizado como en otras condiciones más normales.

Por las tierras que controla Leonesa Astur de Piensos (LESA) el panorama está más para salir en barca que con el tractor. “El terreno está muy encharcado. No se puede hacer nada a pesar de que el cereal está pidiendo fertilizante”, confirma el técnico de LESA Luis de Juan.

En el territorio leonés, las tierras más fértiles -con más reservas de nutrientes- están dando margen a los cultivos, pero en el resto se puede apreciar cómo las plantas amarillean de un día a otro por la falta de nitrógeno y debido a la asfixia radicular ocasionada por el agua. “Ahora se nota qué agricultor es profesional”, señala De Juan en alusión a quién abonó de manera suficiente en cobertera y quién no lo hizo.

A pesar de todo, el técnico de LESA es optimista respecto a la recuperación satisfactoria del cultivo si la meteorología se comporta con normalidad de aquí en adelante. A las lluvias caídas se han sumado las nieblas, que no han permitido que el terreno seque como hubiera sido deseable. Así es imposible aplicar tratamientos ni la fertilización que tanto necesita el cereal. Cuando sea posible, algunos agricultores terminarán de sembrar sus tierras con trigo de fuerza de ciclo corto para diversificar su apuesta de cultivos.

En Zamora también están las tierras encharcadas, especialmente en Tierra de Campos. En la zona de la Guareña, donde el terreno es más flojo y drena mejor, la situación no es tan preocupante. Los mayores problemas los tienen quienes optaron por fertilizar en una aplicación única y no aplicaron abono de cobertera, tal como detalla el técnico de Campo de Cobadú José Crespo.

Necesidad de fertilizante

El cereal está acusando mucho la falta de nitrógeno y de fósforo, y no hay manera de suministrárselo. En el territorio de Cobadú enero ha dejado más de 100 litros de agua por metro cuadrado en muchas zonas; una precipitación que ha lavado el terreno para acrecentar la necesidad de nutrientes.

El cereal está amarillo por falta de abono y con síntomas de ataques fúngicos. Pero no hay manera de aplicar tratamientos. “Como no entres en helicóptero…”, bromea el técnico. A mal tiempo, buena cara. Los deseos se centran en que empiece a helar con regularidad.

Iban López, técnico de Agropal en el norte de Palencia describe otro paisaje. “El agua no ha perjudicado en exceso porque había necesidad de ella. El cultivo está mejor de lo previsto, pero más adelantado de lo que es normal para estas fechas; ya veremos qué consecuencias tiene eso”, comenta López. Los trigos tienen un desarrollo más propio de marzo que de comienzos de año.

Los campos del norte palentino apenas dejaron ver algunas balsas durante un par de días. El terreno asumió bien el agua y las pérdidas en las siembras serán insignificantes. Ya desde el comienzo todo pinto bien, con una buena nascencia. Solo las primeras siembras germinaron de manera desigual, al hacer la sementera con lluvias. Ahora, para fertilizar, habrá que esperar a que las tierras se endurezcan cuando hiele.

En Salamanca también han sido generosas las lluvias, entre 140 y 150 litros en muchos lugares, pero la tierra lo estaba pidiendo a gritos. Bueno para el secano y para el regadío por lo que supone de recarga de los acuíferos. José Antonio Marcos, responsable del departamento agrícola de Campal, confirma que por tierras charras el campo también va con adelanto. Cuando la humedad remita habrá que abonar y tratar.

Los agricultores ya están aprovisionándose de fertilizante y herbicidas. Todo apunta a que la campaña de riegos comenzará este año a tiempo y con recursos suficientes.

En el sur de Valladolid, el presidente de Cocetra, Armando Caballero, confirma que la lluvia ha sido bien recibida. También, como el resto, reclama heladas.

Malas hierbas en forrajes

Los cultivos forrajeros están acusando este invierno tan atípico. Las alfalfas leonesas están más o menos aletargadas en espera de que llegue el calor que impulse el crecimiento vegetativo. En Zamora apenas han tenido la lógica parada invernal por falta de bajas temperaturas. Así, algunas fincas está cubiertas de malvas y de otras malas hierbas que ahora, con tanta agua, es imposible combatir.

En el norte de Palencia sucede lo mismo con las vezas. La vegetación no ha cesado de crecer en invierno y no ha sido posible aplicar los tratamientos en su momento idóneo, así que los problemas con hierbas no deseadas están asegurados.

Aflatoxinas y maíz

En los regadíos leoneses queda mucho maíz por recoger. La habitual estrategia de reducir la humedad de las mazorcas dejándolas a merced de la heladas no ha funcionado. Otra vez más. Las intensas lluvias caídas hacen ahora imprescindibles las cadenas para cosechar. Santos avisa, además, de que puede haber complicaciones por aflatoxinas.

Abono generoso en colzas

Las colzas están un poco más adelantadas de lo habitual, sobre todo las de regadío. Las de secano lo pasaron regular con la falta de lluvias. “Se estresaron bastante y se pararon, incluso se secaron algunas”, describe Ignacio Bañuls, de Dekalb.

El técnico recomienda hacer un abonado de cobertera generoso, “tanto para alimentar bien esas colzas tan vigorosas que tenemos como en la zona en la que sufrimos una pérdida de plantas, para que las que quedan se autorregulen y produzcan por ellas y por la planta que hemos perdido”.

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