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martes, abril 23, 2024
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Llegan las coberteras: mejor en varias veces

Han sido pocos hasta ahora los agricultores de Castilla y León que han realizado el abonado de cobertera que corresponde a estas fechas, aunque su número se ha multiplicado con la llegada de las últimas lluvias. Esta labor es la que va a permitir el ahijado del cereal, y por lo tanto desempeña un papel muy relevante en la evolución de nuestro cultivo.
El agricultor es quien mejor conoce sus tierras y el efecto de la meteorología sobre el cultivo.  Aun así, no está de más recordar algunas claves que nos pueden ser de utilidad a la hora de diseñar nuestra estrategia de fertilización; la elección de las dosis de abonado y de los momentos de aplicación es un proceso complejo en el que debemos barajar variables como el cultivo, la producción esperada, los nutrientes disponibles en el suelo y las condiciones atmosféricas. También hay que recordar la importancia de la calidad del producto que adquirimos.
Uno de los principales errores que cometemos a la hora de tomar decisiones es el de repetir ciertas palabras que suenan como un mantra: “Yo lo he hecho así toda la vida”. Y no es que hagamos las cosas mal; es que debemos permanecer atentos a cuanto nos rodea y quizá debamos aceptar que a veces las cosas se pueden hacer mejor.
Una recomendación que siempre da buen resultado es la de realizar más de una aportación de nitrogenado.  Este consejo se torna en obligatorio cuando tenemos entre manos lo que podemos llamar trigos de calidad, lo que incluye trigos fuerza y media fuerza, además de los trigos duros. Realizar dos o tres aplicaciones diferentes nos permitirá adaptarnos a la curva de absorción del nitrógeno por parte de la planta.
También nos permitirá incrementar el porcentaje de proteína, puesto que las coberteras tardías ayudan a subir los puntos de proteína del trigo, con lo que estaremos incrementando su valor.
Las diferentes aplicaciones también permiten actuar sobre la evolución de las cebadas malteras, otro ejemplo de cultivo de elevado valor añadido que, por cierto, cada vez se siembra más en Castilla y León. Este tipo de cebada requiere un porcentaje menor de proteína, puesto que lo interesante es el contenido en hidratos de carbono. De este modo, en este caso adelantaremos las coberteras lo más que podamos y emplearemos nitrógenos rápidos, como los que llevan parte nítrica.
En el caso de los trigos y cebadas para pienso el objetivo debe ser -evidentemente- ir a las mayores producciones que nos sean posibles. Aquí es de nuevo recomendable dividir la cobertera. Realizaremos una primera entre la segunda quincena de enero y la primera de febrero, aproximadamente, que nos permitirá incrementar la capacidad de ahijado de la planta. Pero cuidado: cuando las temperaturas son bajas apenas existe actividad biológica en el suelo, de modo que deberemos aportar un abono fácilmente disponible, como los nitrógenos con parte nítrica.
El momento de la segunda cobertera llegará en torno a mes y medio después de la primera, siempre en función de la meteorología, y permitirá a esos hijos obtener una mayor producción.
Decíamos que una cuestión crucial es la composición química de los abonos, porque no todos los nitrogenados son iguales. Hay que tener en cuenta que tenemos periodos muy largos de falta de humedad y también otros de exceso de agua; el tiempo atmosférico es impredecible y, como se ha indicado tantas veces, el abono con parte ureica o amoniacal necesita un tiempo en el suelo para su transformación, de modo que la planta se pueda alimentar.
Si persiste el frío esa transformación se ralentiza y al final una parte de ese nitrógeno ureico se volatilizará, con lo que se mermará considerablemente su capacidad fertilizante. De este modo, escoger mal el abono puede llevar a perder parte de ese producto que se ha pagado. Nula eficiencia y un paso atrás en el objetivo de ensanchar el margen de nuestros cultivos.
Por eso debemos recuperar el hábito de leer la etiqueta del producto antes de comprarlo, no conformarnos con lo que nos den ni, en ocasiones, con lo que nos digan de palabra.
Pero los abonos no solo difieren entre sí desde el punto de vista químico.  También lo hacen desde el punto de vista de la densidad y la granulometría. De ahí la necesidad de garantizar un correcto calibrado de la máquina, lo que podemos hacer por nosotros mismos o recurriendo al concesionario o fabricante.
Lo contrario será quedarnos con todas las papeletas para el sorteo de un abonado desigual, y por lo tanto ineficiente y muy caro para nuestras explotaciones.

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