Samuel San Juan multiplica 70 hectáreas para Hermanos Platero Maté. Confía desde hace diez años en la regularidad de la cebada hispanic, de la marca Marisa, aunque la lavanda le ha sorprendido con 7.100 kilos y un peso específico de 71 en un suelo “flojo”
Altos rendimientos
Samuel recuerda que, entre las cebadas, en la última década “hemos sembrado hispanic casi exclusivamente, si bien este año hemos puesto algo de meseta, que ha dado un rendimiento medio de casi 6.000 kilos”.
También ha probado una variedad que está por introducirse en Castilla y León, como es la lavanda. “Han sido 2,5 hectáreas de una tierra algo floja, donde hemos sacado 7.100 kilos y 71 de peso específico”, apunta. Esta variedad ha ido muy bien a lo largo de todo el ciclo. “Maduró muy pronto, hasta el punto de que fue la última tierra que sembré y ha sido la primera cebada que he cosechado”, señala.
Lo confirma Jesús Platero, para quien la lavanda nació bien, fue precoz en la maduración y ha dado altas producciones. También es una variedad que apunta rusticidad, “pero este año ha sido muy bueno y habrá que esperar a otros para comprobarlo”. También “hay que ver si esta nueva variedad se hace a todo tipo de suelos”, recalca.
Por supuesto, la principal variedad de cebada, la hispanic, se ha comportado muy bien, con muy buen peso específico. Una media de 5.500 kilos en el caso de Samuel San Juan. Por eso Platero califica a esta variedad como una ‘todoterreno’ que ofrece la mayor regularidad, mientras que en los suelos con algo más de potencial se puede recomendar la meseta.
La certificada vale la pena
Jesús Platero reitera que el cereal es un sector con futuro, pero matiza que debe apoyarse en la investigación. Por eso es tan relevante la labor de los obtentores, que ponen en el mercado variedades más productivas, más resistentes y con más capacidad para adaptarse a los diferentes suelos. “De ahí la importancia de comprar semilla certificada, cuyo precio sirve para financiar esa investigación”, señala.
Esto es una realidad para las casas de semillas, pero también para los agricultores, “que van viendo que las nuevas variedades superan a las tradicionales, que la investigación en variedades es una inversión rentable y que por tanto vale la pena emplear semilla certificada”.
De forma singular destaca el papel de Florimond Desprez Ibérica, “la obtentora número uno” y titular de la marca Marisa para cereal y guisantes. Su director, Emmanuel Peille, “conoce muy bien la genética y sabe escoger las variedades, sobre todo dar con las más idóneas para cada zona”, señala.
Dar la vuelta al panoramaEmmanuel Peille es ya un histórico del campo regional, donde aterrizó en 1991 para dar la vuelta a un panorama en el que la semilla certificada representaba apenas el 8% del total.
Coincide con Jesús Platero al destacar la importancia de escoger bien la simiente. “Es un error emplear a toda costa la semilla que tenemos almacenada, porque cada uno cosecha lo que siembra”, advierte.A la hora de adquirir la semilla, Peille advierte contra quienes ofrecen una más barata.
“El agricultor es un profesional, que no debe dejarse engañar. Porque se trata de un engaño que alguien te diga que te ofrece una semilla por menos precio, pero de las mismas características”. De este modo, “no se puede renunciar a la garantía que ofrece una semilla certificada, de calidad acreditada, para ahorrarse el precio de un café”, remacha.