En la comarca palentina del Cerrato los cultivos tienen buena pinta, pero hay que esperar a entrar en las tierras. La técnica de Agropal Mary Paz recomienda no tener prisa porque quien entre en las tierras cuando el cereal aún tenga más de 13 grados de humedad puede tener problemas. Lo ideal es que el cereal esté entre 10 y 11 grados para que se conserve bien, recuerda.
Las altas temperaturas de comienzos de junio han afectado de forma diferente a trigos y a cebadas. Las cebadas ya estaban “hechas” mientras que a los trigos aún les faltaba tiempo y muchos pueden haberse visto afectados por el calor.
En el Cerrato se prevé recoger 3.500 kilos por hectárea en la cebada de secano y 6.500 en la de regadío. En el caso del trigo, los rendimientos pueden ser cercanos a los 4.500 kilos en secano y a los 8.500 en regadío.
Mientras tanto, en la vecina Tierra de Campos la cebada está algo más floja, entre los 3.000 y los 3.500 kilos en secano.
En la Moraña, al norte de Ávila, Luis Corona apunta que podemos estar ante una cosecha “muy curiosa”, pero pueden flaquear los pesos específicos por culpa de la falta de lluvia en mayo. Como muestra, en la zona se ha obtenido un peso específico de 73 en una cebada tras colza y 63 en una cebada puesta sobre un barbecho.
El cereal también debió superar la ausencia de lluvias en la comarca burgalesa de la Bureba. El director de la cooperativa Bureba-Ebro, Ignacio Santamaría, destaca que el cereal tiene buena presencia y que la cosecha puede comenzar a partir del 5 de julio, un retraso obligado por las lluvias.
