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viernes, marzo 29, 2024
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Cómo cosechar la colza

El momento de recoger es clave para asegurar la rentabilidad. Hay que evitar la caída de las semillas poniendo una buena variedad y manejando la maquinaria de manera adecuada

Ignacio Bañuls, responsable de Ventas de Dekalb para España y Portugal
¿A quién no le ha pasado alguna vez que tengas delante un jugoso plato del típico lechazo de la tierra y al llevarse un pedazo a la boca se le haya caído?
Pues llevémoslo al terreno agronómico. Es de vital importancia que las casas de semillas trabajen en la investigación de la resistencia a la dehiscencia, talón de Aquiles del cultivo. Me hierve la sangre al ver que después de los mimos que hemos dado a nuestras fincas sembradas de colza, llegado el momento de recoger los frutos tan duramente trabajados, veamos impotentes cómo nuestra producción -y por tanto nuestro dinero- se va al suelo literalmente porque tenemos una planta cuyas vainas se abren y dejan caer los granos. ¡Se nos cae el lechazo del tenedor antes de llegar a la boca!
En defensa de mi gremio he de decir que las variedades que se siembran hoy en día nada tienen que ver con las antiguas y que poseen un más que aceptable ‘seguro de cosecha’, con unas vainas fuertes y bien cerradas hasta que llega su momento.

Diferentes floraciones

Remontémonos al mes de octubre. Los valientes nos atrevimos a sembrar colza, pero la lluvia no llegaba. Y si lo hacía era en forma de leves lloviznas que apenas calaban o sólo servían para que el cultivo -sembrado en superficie- germinase, pero que ante la falta de humedad posterior no tuviese mucho futuro y terminase por secarse y morir.
Aquí intervienen dos aspectos destacables de la colza: el poder de autorregulación y ramificación, y la posterior diferencia de tiempo entre la floración de esas semillas que tuvieron mejor cama de siembra (y por tanto una nascencia más adelantada) y la floración de las que no tuvieron tanta suerte (ni germinaron ni se implantaron hasta bien entrado el mes de noviembre y, en ocasiones, diciembre).

Mucha paciencia

Esta heterogeneidad en la implantación la vamos a ver reflejada en la maduración a cosecha. Para acertar a la hora de la recolección va a ser fundamental una sólo cosa: la paciencia. Hay que tener en cuenta un elevado número de factores:
La planta. Partimos de que tenemos una variedad cuyas vainas no se abren. Debemos tener un lógico rango de flexibilidad ya que hablamos de un cultivo al aire libre, con viento, con animales que la mueven, con pájaros que la pican y, además, en una época de cambio brusco de temperatura, que influye junto con la humedad en la elasticidad de la planta. La colza tiene una gran higroscopicidad. Es decir, es muy buena captando y perdiendo humedad en función del ambiente en el que se halla.
Los tallos son los que más tardan en cambiar de color, conservando el verdor hasta el último momento. La silicua pasa de estar verde a amarillenta, para terminar en un color pardo.Cuando la planta termina su ciclo vital, los granos pasan del verde al rojo y del rojo al negro, siendo conscientes de que la maduración es un poco más adelantada en el tallo principal que en las ramificaciones.
Por tanto, la cosecha debe hacerse cuando la maduración de las silicuas está clara y es toda por igual, sin tener ninguna vaina verde puesto que esta saldría de la cosechadora tal y como entró, sin abrirse, y por tanto dejando parte de la cosecha en el suelo.Antes de cosechar conviene cerciorarse de la altura a la que empiezan las vainas para cortar sólo la parte en la que tenemos producción y dejar las pajas en el suelo, para evitar que la máquina trabaje más de lo debido.
La maquinaria. Existe maquinaria específica para la cosecha de la colza, pero con paciencia y buen tino podemos recogerla con la habitual del cereal. Aquí comentaremos la específica. Para disminuir pérdidas se recomienda el uso de cabezales anchos y reducir el número de pasadas. El cultivo es una jungla, y en cada pase que damos desgarramos en el corte siguiente.
Por lo que se refiere al corte, recomiendo equipar a la máquina con un sistema de corte adelantado. Con un buen afilado de las cuchillas y un correcto mantenimiento de todos los elementos que intervienen en el proceso evitaremos vibraciones excesivas.
Es interesante añadir unas sierras laterales que cortan las vainas enredadas entre sí en la pasada siguiente, disminuyendo por tanto el zarandeo de la zona que no estamos cosechando. Con tener un solo corte vertical lateral -normalmente el derecho- es suficiente.
El molinete lleva la planta hasta el sinfín. En ocasiones, cuando el cultivo está muy desarrollado, se puede quitar. Su velocidad debe ser menor que la del avance de la máquina y se suele elevar todo lo posible.
Un sinfín eficiente debe alejar el material de la barra de corte con la suficiente rapidez como para evitar el corte repetido de la cuchilla, que ocasiona desgrane.
Las condiciones de comercialización son una humedad o contenido en agua del 9% y 2% de cantidad de impurezas. El contenido de aceite, el 40%.
Una vez cosechado, hay que seguir las recomendaciones indicadas por los organismos de cada región, y respetar los tiempos mínimos para los rebrotes.
Después tenemos dos opciones según la presión de malas hierbas existentes en esa parcela: si era con poca cantidad de malas hierbas es mejor no trabajar el suelo, lo que garantiza un nacimiento rápido y óptimo de los rebrotes. Si era con muchas malas hierbas -en especial crucíferas- hay que hacer un pase con una grada rápida para destruir las cañas y estimular a la vez el nacimiento de rebrotes de la colza y las malas hierbas.Entonces debemos decidir si a la hora de volver a sembrar otro cultivo utilizaremos un método químico o mecánico para deshacernos de las malas hierbas.

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