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martes, marzo 19, 2024
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La colza ha demostrado que en el campo todo es posible

José Ángel Cortijo, responsable Zona Noroeste de Fertiberia

Hace más de diez años se empezó a recuperar el cultivo de la colza en Castilla y León, en unos tiempos en los que se escuchaban abundantes ideas comunes. Por ejemplo que se trataba de un cultivo rústico, que no era necesario abonar. O que se sembraba a finales de agosto para que llegara en estado de roseta a los fríos del invierno.

José Ángel Cortijo. Fertiberia

El caso de la colza es un ejemplo vivo de verdades inamovibles en las que todo el mundo cree, pero que terminan por ser olvidadas cuando la agricultura da un paso adelante. La evolución de la fecha de siembra que ha experimentado desde agosto hasta principios de octubre va unida de forma indisoluble a la fertilización de la colza: fue cuando empezó a hacerse un abonado de fondo en colza cuando mejoró exponencialmente su nascencia, y también su capacidad de implantación y desarrollo.Esto es más importante de lo que puede parecer, ya que la colza comparte con otros cultivos, como el girasol, la característica de que una vez implantado el cultivo lo más probable es que exista una producción adecuada.


“Las verdades inamovibles terminan por ser olvidadas cuando la agricultura da un paso adelante”


La colza también comparte con el girasol el ser una planta muy extrayente de nutrientes, con una gran necesidad de alimento. Sin ir más lejos, necesita más unidades de nitrógeno por tonelada de producción que el trigo. Por eso el abonado de fondo es fundamental si deseamos obtener una buena producción.

Esta es una ocasión para subrayar que el abonado de fondo en colza debe emplear abono con azufre asimilable, del mismo modo que en esta sección recordaremos su carácter ‘obligatorio’ cuando lleguen las coberteras. Esa recomendación se realiza por motivos agronómicos para todo tipo de cultivo, pero en el caso de la colza posee un valor especial: el azufre permitirá incrementar el porcentaje graso en el fruto, lo que redundará en una mayor calidad con vistas a su venta. Y es que todo agricultor sabe que la colza no se paga por peso, sino por tonelada-tipo.

No es necesario recordar que el equilibrio más adecuado para abonar la colza es el que nos dicta el análisis de suelo que realicemos. En Castilla y León se emplean mucho las relaciones del tipo 1-2-2 en las zonas en las que fósforo y potasio están equilibrados. También los del tipo 1-3-1 allí donde el potasio es elevado y el suelo es básico, con presencia de carbonatos en el suelo.

Este cultivo también necesita un fósforo 100% asimilable, ya que estimula el desarrollo radicular, que es el verdadero ‘seguro’ de la planta ante la llegada del frío.


“El equilibrio más adecuado para abonar la colza es el que nos dicta el análisis de suelo”


La colza siempre registra un enorme desarrollo vegetativo, para el cual demanda la presencia de potasio. Por eso resulta importante atender al nivel de este elemento en el suelo y emplear fórmulas ricas en él cuando sea necesario.

Antes de la siembra deberemos analizar cuál fue el último cultivo en ese suelo. Dada la producción de cereal que se ha obtenido este año, si se abonó para 3.000 kilos de trigo pero se sacaron 4.500, debemos ser conscientes de que el cultivo ha extraído esa producción adicional de las reservas de nuestra finca. Por lo tanto, deberemos actuar en consecuencia para cumplir la norma de no alterar el balance de nutrientes de la tierra.

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