El viticultor que forma parte de una cooperativa en Castilla y León no ha necesitado solicitar las ayudas a la vendimia en verde porque la cooperativa se compromete a recoger su uva. En la Unión Regional de Cooperativas Agrarias de Castilla y León consideran que sería necesario que se habilitase un presupuesto extraordinario para estas medidas, y que el dinero no se detraiga del Pasve.
Ángel Calleja es el presidente del Sector de Vinos de Urcacyl.
-¿Cómo fueron la labores del año pasado en el viñedo de Castilla y León?
-Sobre todo al principio de la pandemia los viticultores tuvieron que demostrar ante los cuerpos y fuerzas de seguridad que eran profesionales y que debían atender a sus explotaciones. En zonas en las que la viticultura no son los ingresos principales de los socios, como puede ser el Bierzo, hubo algún problema más en cuanto a la movilidad.
Cuando comenzó la vendimia había mucha incertidumbre de cómo se podía desarrollar y las consecuencias de si se empezaban a dar casos positivos por covid-19 entre los vendimiadores, pero en general no ha habido grandes problemas y se ha vendimiado con normalidad. Y en las zonas en las que la vendimia es a máquina, el problema ha sido insignificante. También en otras denominaciones de origen ha aumentado el porcentaje de viñedos vendimiados de forma mecánica.
Y en lo que se refiere a la propia bodega, como no se ha dejado de trabajar en ningún momento, aunque en las primeras fases de la pandemia se pensó en los ERTE, se siguió trabajando con las medidas de seguridad, haciendo turnos para aumentar las distancias físicas y con la utilización de EPI.
-¿Cómo ha afectado a las cooperativas el estado de alarma?
-El descenso del consumo de vino y de las ventas ha sido muy importante, sobre todo para las cooperativas cuyo mercado está casi el 100% dirigido al canal Horeca. Los cierres de la hostelería han marcado las ventas y los ingresos. La falta de celebraciones, turismo, eventos… llegó a paralizar la salida de vino en algunos momentos.
-¿Qué aporta el cooperativismo en una situación así?
-Las cooperativas han mostrado su responsabilidad y su carácter social y la mayoría no plantearon ERTE, organizaron sus plantillas para mantener los puestos de trabajo y acometieron nuevas actividades como la venta ‘online’ o explorar nuevos canales de comercialización.
Y en el momento de la vendimia se aseguró a todos los socios que se les recogería la uva, dando tranquilidad al viticultor.
-¿Se han resentido mucho los mercados?
-Sí, todos los mercados han estado ralentizados o parados. Y los precios bajos, con ventas de vinos de precios bajos. Aunque el mercado en el canal de la alimentación aumentó, no ha podido absorber todas las pérdidas del resto, incluida la exportación y los precios, como digo, son bajos.
-¿Cómo van las ventas?
-Las ventas se recuperan cuando coincide con mayor actividad de la hostelería y porque se hacen, también promociones, pero es una campaña que está herida desde el principio y que tendrá sus consecuencias
-¿Hay más existencias almacenadas de las deseables?
-Sí, salvo alguna excepción, las bodegas tienen más vino del que pensaban tener a estas alturas de la campaña; unido a la pandemia, tuvimos una gran producción de uva en 2020.
-¿Han servido para paliar los problemas las ayudas de la Administración?
-No han servido para paliar los problemas, que son muchos y graves, aunque algo alivian a quien las recibe. Y en el caso de la vendimia en verde, esta es una ayuda que no solicitan los socios de las cooperativas porque, como hemos dicho antes, la cooperativa se compromete a recoger su uva.
-¿Fueron suficientes?¿Echa alguna de menos?
-Esas ayudas fueron totalmente insuficientes, y a nosotros nos gustaría que las medidas fueran encaminadas, a fomentar el consumo y la promoción de los vinos, a vender más y mejor, formación en ventas, recuperar los mercados y el reconocimiento de lo que significan las cooperativas en cuanto a la parte social, creación de empleo y riqueza y fijación de población y empleo.
Ayudar a destruir uva y quemar vino es muy triste. El valor y riqueza que genera una botella de vino puesta en el mercado es muy grande y genera muchos puestos de trabajo alrededor. Si destruyes el producto, se rompe la cadena.
También nos gustaría que no se tratase a todos los vinos de España de igual forma, desde Castilla y León contribuimos menos a los excedentes y elaboramos vinos de calidad con un gran valor añadido.
-¿Serán necesarias otra vez ayudas de la Administración?
Sí, hay vino de sobra y no se vende, con lo que harán falta ayudas que aminoren los problemas del sector. Y sería necesario que se habilitase un presupuesto extraordinario para estas medidas y que el dinero no se detraiga del Pasve (Programa de Apoyo al Sector Vitivinícola de España), porque también las medidas en él incluidas son interesantes, salvo, quizás, las de reestructuración y reconversión del viñedo que creemos que deberían congelarse al menos dos años.
También podría ser interesante bajar los rendimientos, sobre todo en zonas que son muy altos y para los vinos sin denominación de origen, para controlar las producciones y aminorar los excedentes.
-¿Qué previsiones tiene respecto a cómo irá todo esta campaña?
-Hay demasiada incertidumbre sanitaria, social y económicamente como para saber cómo irá la campaña, pero las expectativas no son buenas y se espera que tengamos uno o dos años de dificultades en las ventas. Y habrá que esperar a qué vendimia tenemos en 2021.
-¿Repuntarán los mercados?
-Seguramente sí, aunque a costa de precios y será muy leve el repunte y quizá no para todos; pero habrá que ser imaginativos y exportar, vender ‘online’, aprovechar los propios puntos de venta en las bodegas, aunque los cierres perimetrales no ayudan, diversificar y buscar alianzas entre cooperativas.
