Ricardo Muñoz, delegado del Grupo AN en Castilla y León
Ricardo Muñoz, delegado del Grupo AN en Castilla y León, explica que “la razón de ser de la cooperativa son los agricultores y ganaderos socios” cuyos intereses “se defienden mejor” en un mercado tan atomizado como el cerealista “vendiendo toda su producción conjuntamente, a una mano”, siempre desde “la seguridad comercial, con la garantía de cobro de toda su producción a los mejores precios que cada día paga el mercado, que sigue siendo el principal aporte del Grupo AN”.
-¿Cómo se consigue es seguridad y garantía?
-Desde un modelo cooperativo que tiene una dimensión para operar en todos los mercados y acceder a todos los clientes, los más seguros, como proveedor fiable, algo que ha demostrado a lo largo de su historia, también en las últimas décadas con mayor volatilidad en los precios, con profesionales cualificados y especializados en cada negocio. Además de la solvencia de la cooperativa, muy saneada.
-¿Por qué dimensión?
-Porque permite tener los volúmenes que requieren los grandes clientes, los más solventes, que cierran operaciones para garantizarse el abastecimiento diario de sus fábricas. Con dimensión se logra también tener estructuras muy competitivas y profesionales, además de generar recursos propios que en nuestro caso, al estar muy por encima del inmovilizado, nos permiten acometer inversiones con total seguridad, sin necesidad de financiación. A todo ello se añade la capacidad de cerrar ciclos, dejando el valor añadido en la cooperativa, y de innovar para salir del círculo de los bajos precios que tienen los commodities. En mercados tan atomizados como el de los cereales se defiende mejor el producto y la economía de nuestros agricultores socios, nuestra razón de ser, comercializándolo conjuntamente, a una mano, porque eso permite acceder a los clientes más seguros.
-¿Además de la seguridad comercial y de cobro, qué aporta a los socios?
-Servicios muy competitivos y cercanos. Estamos haciendo un esfuerzo inversor muy importante en todo el Grupo AN, que en Castilla y León ha superado los 25 millones de euros en los últimos tres ejercicios. La inversión, además de mejorar esos servicios para los agricultores y ganaderos socios, está permitiendo también cerrar ciclos y, como decía, dejar el beneficio en la cooperativa. El cereal de nuestros socios se transforma en fábricas del Grupo AN en pienso que consumen los ganaderos para criar pollos -160.000 diarios- y pavos -20.000 semanales- que se procesan en industrias propias y se comercializan directamente en todos los formatos. Lo mismo en hortofruticultura. Todo ello confiere seguridad comercial, trazabilidad y confianza para los clientes, recursos y empleo en el medio rural… En muchas ocasiones gracias al Grupo AN y su apuesta inversora en la región se han salvado proyectos que estaban en peligro, con el traslado de riesgo que suponía para los agricultores, manteniendo además empleo, mercados y riqueza en los pueblos.
-¿Cómo afecta a los socios la generación de recursos?
-Directamente. Los socios tienen la seguridad de que todos sus productos –cereales, hortalizas, animales…- se venderán a los mejores precios que pague cada día el mercado con la garantía de cobro. Pero además, los beneficios que se obtienen con las empresas y cierre de ciclos, operaciones con terceros y la estructura de la empresa se transfieren cada ejercicio a las cooperativas socias. Cada año está repartiendo el Grupo AN más de 4 millones de euros de sus beneficios porque, al fin y al cabo, somos la herramienta empresarial de nuestros agricultores y ganaderos socios, para los que trabajamos. Todo eso sin que las cooperativas locales pierdan su identidad y autonomía.
