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viernes, marzo 29, 2024
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Editorial CAMPO 61. “Ejercicio de responsabilidad”

Si hay algo de lo que Castilla y León puede estar orgullosa es de sus agricultores y ganaderos. De los hombres y mujeres que luchan día a día por tener un futuro para ellos y para sus familias en un medio rural donde la vida no es siempre idílica.

Todos podemos felicitarlos porque han escogido una profesión que unas veces es ingrata y que en otras ocasiones da todas las alegrías posibles… aunque después no se traduzcan en un precio justo. Porque trabajan a la intemperie, sometidos al capricho de los elementos, y porque conocen su trabajo como nadie. Porque mientras cuidan su territorio están velando por un paisaje que es de todos.

Profesionales que apuestan por sus explotaciones, trabajando codo a codo con la industria agroalimentaria, eso sí, parece que solo en los buenos momentos; cuando las cosas vienen mal dadas ya sabemos quién tiene que ser el pagano.

Hacía pública esta semana Azucarera lo que ya todos conocíamos: baja el precio para el agricultor, rompe su acuerdo “dentro de un ejercicio de responsabilidad y por la sostenibilidad del sector”. ¡Madre mía! Vaya responsabilidad, vaya apuesta por el sector: incumple su compromiso con los productores cuando solo resta un año. Siempre lo mismo, la historia se repite. Ahora bien, a ver quién firma otro acuerdo con Azucarera.

El sector de la remolacha ha sido y sigue siendo fundamental desde el punto de vista económico, social e incluso agronómico. Más de 25.000 hectáreas hoy penden de un hilo. Inversiones, compromisos, empresas, técnicos y trabajadores que pueden ver peligrar su actividad por el “ejercicio de responsabilidad” de cambiar las reglas del juego en mitad del partido, sin previo aviso y sin contar con la otra parte. Sí, con la que firmó el acuerdo, la de los agricultores que durante todos estos años de bonanza no rompían contratos ni dejaban de entregar la remolacha por no recibir parte de los beneficios que entonces dejaban los mercados. Eso es ‘otro cantar’.

Hoy más que nunca necesitamos un sector unido, profesional, serio y riguroso que se enfrente con fuerza a estos ataques continuos. Una industria agroalimentaria cercana, comprometida y participada por los productores, una administración pendiente y ágil que refuerce, procure y represente esa unión, que se haga eco de nuestras reivindicaciones, de nuestros derechos, de nuestros presente y futuro.

Hay quien dice que la palabra ‘crisis’ en chino se compone de dos caracteres: peligro y oportunidad. No importa si es un tópico sin contrastar, repetido hasta el infinito en estos tiempos de tertulianos y redes sociales. Lo crucial es constatar que el primer elemento (el peligro) es evidente y que el segundo (la oportunidad) es necesario si queremos y pretendemos la continuidad de este sector.

No se trata de cargar responsabilidades en la única empresa que cumple sus compromisos, ni de pensar que el reto es pequeño para Acor, pero saber que todavía hay empresas que están dispuestas a tirar del carro alivia en parte este desaguisado.

Todo nuestro apoyo al sector, a las OPA, a la administración, a Acor y a todos los agricultores remolacheros. Estamos en un momento complicado del que, como de otros antes, saldremos airosos.

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