Me resulta muy difícil escribir este editorial después de tantos días de confinamiento, de contagios y muertos, de miedo e incertidumbre.
Nadie pensó nunca que esto podía suceder, que a una sociedad avanza- da como la nuestra le llegara esta pandemia cruel y letal, y librara una guerra que nuestra generación nunca pensó que le fuera a tocar. Una contienda que ya en ningún caso ganaremos; han sido y son todavía muchos los hombres y mujeres que pierden su vida cada día, los enfermos que luchan por no perderla, los empresarios y autónomos que han cerrado sus negocios sine die, los trabajadores que han perdido su trabajo, una sociedad timorata que ha perdido la ilusión y, en muchos casos, la esperanza.
Pero España, a pesar de todo, es un gran país, y volverá sin duda, de la mano del trabajo, del esfuerzo y el sacrificio de sus hombres y mujeres a levantarse y a seguir luchando por esta bendita aventura que es la vida. Recuperaremos la ilusión y la esperanza desde la unidad, sin olvidar nada de lo que ha pasado, pero con la mirada al frente, mucho hemos perdido, pero es mucho lo que nos jugamos.
El campo y nuestros pueblos son ejemplo vivo de fortaleza, gente sencilla y trabajadora que bien conoce que, en la humildad, el sacrificio, el esfuerzo y el trabajo está la clave de la recuperación económica y vital. Un sector que no ha parado gracias a su empeño individual de levantarse cada día sin lamentos, el “no nos queda otra” que aprendieron de sus mayores, y que ponen en práctica para salir adelante. Sembrar para recoger.
Espero y deseo que esta maldita crisis nos haga aprender muchas cosas, pero también espero que como el tiempo pone a cada uno en su sitio, se reconozca de una vez por todas el valor y la importancia de este sector, de sus hombres y mujeres, de su trabajo.
No queremos más palabras ni reconocimientos de salón, nadie quiere regalos ni ayudas, queremos seguridad y garantías legales para que este sector cobre dignamente por su trabajo y que no tenga que recordar- lo cada día.
En estos días, sin nada que celebrar, CAMPO cumple 75 números. Solo puedo darles las gracias en mi nombre y en el de todo el equipo que hace posible que cada mes, cada día, este sueño sea posible.
Gracias de corazón por permitir- nos estar cerca de ustedes y trabajar en lo que más nos gusta: el campo y la comunicación.
Cuídense mucho.
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