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miércoles, abril 24, 2024
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El final del invierno nos trae el momento decisivo

Se acerca el final del invierno con una temperatura ambiental por encima de los valores habituales, pero con un suelo que conserva el frío del invierno. Esa es la razón de que la mayor parte de la vida vegetal haya permanecido dormida hasta ahora, y es probable que así permanezca si continúa el tiempo inestable.

Un momento clave

La proximidad de la primavera es uno de los momentos clave del sector, cuando se concentran en menos de 50 días la cobertera del cereal y la siembra de los cultivos de regadío, lo que incluye la elección de la variedad y el abonado de fondo.

José Ángel Cortijo. Fertiberia
José Ángel Cortijo. Fertiberia

Nunca nos cansaremos de destacar la profesionalidad del agricultor de Castilla y León, que está entre los mejores de España, con las mayores producciones de Europa en cultivos como la remolacha y con producciones, como la de maíz, que crecen año tras año.

Ese elevado grado de profesionalidad se ve reflejado en capítulos como la maquinaria y en la agricultura de regadío, donde está muy implantada la agricultura de precisión. También en la elección de variedades, una decisión en la que el agricultor se informa para actuar con rigor.

Pero en muchas ocasiones esa profesionalidad no se demuestra a la hora de escoger el abonado, algo que debe llevarnos a una profunda reflexión. Porque nadie puede pensar que una remolacha que da más de 110 toneladas por hectárea o un maíz de más de 15 toneladas se puedan abonar hoy igual que hace 20 años.


“Para la cobertera, la única manera en que está garantizada la absorción directa es el nítrico-amoniacal”


Atentos a la composición del abono

No es posible que en plena era de la llamada agricultura 4.0, en la que es obligada la máxima optimización de insumos, sigamos aportando abonos que no se pueden distribuir bien o con una composición química que impide que sean 100% solubles.

Por eso en esta sección siempre hemos defendido que todos los conocimientos e inquietudes del agricultor se deben trasladar a la fertilización. Por eso insistimos en la necesidad de encargar un análisis de nuestro suelo que después sea interpretado de forma adecuada por un profesional.

De ahí la recomendación de que, como se hace con la semilla, el agricultor planifique con tiempo la compra del fertilizante, en lugar de ir al distribuidor una semana antes del abonado y comprar lo que tenga en el almacén.

Abonar la alfalfa

El mes de marzo es el idóneo para realizar un abonado de mantenimiento de la alfalfa ya instaurada. Debemos tener en el punto de mira el momento en que se activará la planta, de modo que podamos realizar ese abonado unos 20 días antes.
Ya que se trata de un cultivo fijador de nitrógeno en el suelo, podemos escoger productos que incluyan menos porcentaje de este elemento. Al mismo tiempo, finalizado el invierno es importante que aportemos a la alfalfa suficiente cantidad de fósforo y potasio, sin perder de vista que estamos ante una planta altamente demandante de calcio, que deberemos aportar en forma soluble y disponible.

El cereal, listo para el despegue

Hacía mucho que el cereal no se encontraba ante una circunstancia tan positiva, con varios años de otoños muy secos, implantación poco adecuada… que en buena medida hacían dudar al agricultor en relación con el abonado de cobertera.

Pero este año no es así, con una buena nascencia e implantación, y con un buen aspecto general. Nada nos puede hacer dudar respecto a la oportunidad de realizar una buena cobertera: contamos con un elevado potencial de producción y la aportación de nitrógeno debe servirnos para llevar el cultivo a su máxima producción. Por decirlo en román paladino: debemos abonar de forma adecuada en cantidad, pero también en calidad.

Calidad

Resulta oportuno traer a colación algunos datos de sobra conocidos, como que el abono nitrogenado se puede encontrar en tres formas: ureica (o amídica), amoniacal y nítrica.

Los nitrogenados ureicos tienen la ventaja de ser muy solubles, aunque con la desventaja de que deben reaccionar en el suelo a través de la ureasa, la enzima que trabaja para la transformación en amoniacal. Para la cobertera, la única manera en que está garantizada esa absorción directa está en el nítrico-amoniacal. La parte nítrica estará directamente disponible y la amoniacal supondrá una interesante reserva en el suelo.

Por eso el primer paso es que el agricultor se interese por saber en qué forma se encuentra ese nitrógeno; en función de ello será más o menos efectivo para un desarrollo adecuado de la planta en este momento crucial.

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