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jueves, marzo 28, 2024
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Trinidad Peña (INEA): “Es inconcebible fertilizar sin conocer antes lo que tenemos en el suelo”

Analizar nuestra tierra nos permite adoptar las decisiones más coherentes, saber qué cultivos se adaptan mejor a la parcela y qué nutrientes necesitarán. Trinidad Peña, directora técnica del laboratorio de INEA, destaca entre las asignaturas pendientes de Castilla y León el elevar el porcentaje de materia orgánica en los suelos agrícolas.

 

-¿Cuál es la razón de que INEA preste el servicio de análisis de suelos?
-Desde su inicio en 1964, INEA se creó para prestar un servicio a la agricultura formando a los trabajadores del campo y ofreciéndoles desde 1985 un laboratorio para que pudieran realizar su labor de la manera más profesional posible.

Nuestro laboratorio lleva un sello de Calidad desde 2006 contando siempre con la fiabilidad y profesionalidad de sus técnicos.

-¿Por qué es importante que el agricultor conozca la estructura y composición de su tierra?

-Hoy en día es algo inconcebible que un agricultor incorpore fertilizante sin saber previamente qué es lo que tiene el suelo. Es como si una persona se toma hierro sin hacerse una analítica, puede ser incluso peligroso.

Un análisis de suelo te describe la textura, que te va a indicar la permeabilidad y la capacidad de almacenar nutrientes y agua del suelo, algo esencial para determinar qué tipo de cultivo se adapta mejor. Por ejemplo, los cultivos hortícolas necesitan mayoritariamente terrenos ligeros o francos.

Hay ciertos cultivos en los que el alto porcentaje de arcilla es limitante para su buen desarrollo, como los nogales, etc. Lo ideal sería que todos los suelos fueran francos, pero no es así. Por eso es necesario saber qué terreno pisamos.

Respecto a su composición, es básico saber en principio el pH, un suelo puede ser ácido, neutro o básico. Para que entendamos este concepto un pH neutro (6,5-7,5) es el ideal por un lado para que los nutrientes estén disponibles para las plantas y, por otro lado, no menos importante, para mejorar la vida microbiana del suelo y que los microorganismos puedan ejercer su labor de la manera más óptima.

Como pasa con la textura, los pH de los suelos normalmente no son neutros, por diversos motivos de composición o de tratamiento, así que es importante saber dicho parámetro para elegir el cultivo más adecuado y si es posible ir modificándolo a la neutralidad. Aquí es importante decir que necesitamos que nuestro suelo no tenga un nivel de materia orgánica bajo, ya que es la comida de los microrganismos del suelo y son los que regulan el pH del suelo y ponen los nutrientes a disposición de las plantas.

Otro parámetro importante para analizar es la salinidad y el sodio, especialmente en cultivos de regadío. Tanto el exceso de sales como el alto nivel de sodio son tóxicos para las plantas.

Hay ciertos cultivos que los toleran, como la remolacha, pero mayoritariamente y en especial los cultivos hortícolas son muy sensibles a estos excesos y acaban muriendo. Por otro lado, el exceso de sodio no solo es tóxico para la planta, sino que destruye la estructura del suelo y lo deja encharcadizo.

Respecto a los nutrientes como el nitrógeno, fósforo, potasio, etc., es obvio que es necesario saber el nivel que tiene el suelo para, dependiendo el cultivo, aportar la cantidad justa, sin pasarse, y contaminar acuíferos y bloquear a otros nutrientes como, por poner un ejemplo, el exceso de potasio no deja absorber al magnesio.

-¿Cuántos análisis se realizan al año en su laboratorio?

Hacemos unos 1.500 análisis de suelos al año. Con la información obtenida, se calculan y se aplican con el máximo rigor científico las unidades fertilizantes que necesita el suelo para su cultivo, integrando las necesidades nutricionales de cada planta con las características del suelo.

A veces queremos introducir alta tecnología en la agricultura sin haber realizado un estudio a base de análisis de suelo; y sin embargo hay que empezar por ahí. Sin esto no es posible hablar de agricultura de precisión, teledetección, drones y otros avances tecnológicos.
Estas son parte de las razones para que un agricultor vea lo importante que es hacer análisis de sus suelos.

-¿Cuál es el perfil más habitual del agricultor que solicita ese servicio?

-Desde el hortelano que quiere ver cómo está el suelo de su huerto, pasando por agricultores particulares, hasta grandes empresas que desean un conocimiento más profundo de su explotación o diversos ensayos para algunas universidades.

-¿En qué provincias trabaja?

-Trabajamos a nivel nacional, pero especialmente en Castilla y León y sobre todo en Valladolid. También se han realizado análisis colaborativos con países en vías de desarrollo.

-¿Qué otros análisis se realizan (de hoja, de agua, de fertilizantes…)?
-Aunque nuestra especialidad son los análisis de suelos con su asesoramiento, también hacemos análisis foliares para ver su estado nutricional.

En estos momentos estamos haciendo bastantes análisis de hojas de viñedo, pistacho y almendro, en los que se detectan posibles carencias o excesos nutricionales y de esta manera poder solucionar dichas anomalías para la campaña próxima.

En los análisis de agua de riego detectamos posibles problemas de salinidad de los pozos o perforaciones, que pueden perjudicar gravemente a sus cultivos.

También hacemos análisis de fertilizantes minerales para comprobar su fórmula, y de fertilizantes orgánicos para caracterizarlos viendo su composición.

En los análisis de forrajes, principalmente determinamos la proteína y materia seca, y en oleaginosas la grasa, humedad e impurezas.

-¿Cuáles son las carencias más habituales que se detectan?

-Depende de zonas y de cultivos. Podríamos decir que el nivel de materia orgánica aún es bajo en Castilla y León para lo importante que es este parámetro en un suelo cultivable.

Para ofrecer una visión general de la comunidad, el Laboratorio de INEA colabora con el departamento de suelos del Instituto Tecnológico Agrario ITACYL, que tienen un servicio dedicado a ello y accesible a través de internet, con muchos más datos.

-¿En qué condiciones se presta ese servicio?

-Nuestra oferta se puede ver en la página web de INEA, www.inea.org, pero podemos decir que desde 34 euros se puede hacer un análisis básico de fertilidad.

Cuando un agricultor trae un suelo al laboratorio, le tomamos todos los datos personales y del suelo, entregándole el albarán donde viene indicado el precio del análisis solicitado y la entidad donde tiene que realizar el pago. Los resultados se le entregarán por e-mail o correo ordinario, según lo solicite, una vez nos hayan notificado su pago.

El plazo de entrega normalmente es de unos 20 días, que ocasionalmente puede alargarse un poco dependiendo de la carga de trabajo que tenga el laboratorio.

-¿Qué debe hacer el agricultor que desee dirigirse a INEA para solicitar este servicio?

-Cualquier agricultor puede contactar con nosotros por teléfono (672 097649) o por correo electrónico (laboratorio@inea.edu.es) y le atenderemos gustosamente informándole de cómo tiene que tomar las muestras, aconsejándole qué tipo de análisis puede realizar y sus precios.

También puede dirigirse directamente al laboratorio, que está en las Instalaciones de INEA, o bien enviar las muestras por correo o paquetería a la siguiente dirección: Laboratorio Agroalimentario -INEA, Camino Viejo de Simancas, Km 4,5 – 47008 Valladolid.

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