Adara Gómez
En los últimos años el sector ovino ha perdido una gran cantidad de explotaciones. Según el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), solo en Castilla y León el número de ganaderos cayó un 7,1% en 2020. La edad de los titulares es cada vez mayor y se espera que se sigan perdiendo activos en el futuro.
Isidoro Torío, presidente de Opecyl y ganadero de la cooperativa Asovino, afirma que “el futuro a largo plazo es una incógnita, no hay relevo generacional”. Él cree que esta falta de gente joven se debe a que prefiere vivir en la ciudad y es un sector que requiere mucho sacrificio. Además, los pocos jóvenes que se dedican a la ganadería eligen el porcino.
Para imaginar la situación que está viviendo el sector, Isidoro Torio empezó a trabajar con veintitrés años y tenía unas cien ovejas. Ahora, con sesenta, tiene mil quinientas. Asegura que antes, entre todos los ganaderos de un mismo pueblo tenían el mismo número de ovejas.
A pesar de la falta de juventud, el sector está en una situación aceptable desde el punto de vista de los precios. La materia prima es de calidad y precio se ha incrementado. Sin embargo, el beneficio ha sido menor debido a los gastos. No solo eso, sino que también se han perdido ayudas.
La percepción, que se cobraba por oveja, ahora es por hectárea y ha perjudicado a los ganadores con explotaciones más pequeñas. “Con el pago lineal por hectárea se ha perdido el 25% de las ayudas solo este año”, asegura Torío.