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jueves, abril 25, 2024
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Suárez-Quiñones: “Es innecesario modificar el grado de protección del lobo”

Semana de novedades en la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, cuya responsabilidad queda delegada provisionalmente en Juan Carlos Suárez-Quiñones, en espera de que Jesús Julio Carnero supere la Covid-19.

El político leonés ha atendido a CAMPO para analizar una polémica que implica a grupos ambientalistas y a ganaderos, la gestión del lobo, debate peliagudo que también halla posiciones encontradas en las diferentes comunidades autónomas.

-¿En qué momento nos encontramos en relación con la protección al lobo como especie?

-Conviene en primer lugar dejar claro que el lobo ya se encuentra protegido en toda España, o mejor dicho, en toda Europa, por una directiva europea, la Directiva Hábitats.

Lo que ocurre es que la propia directiva establece dos niveles de protección, uno de protección estricta, que es el que afecta a los territorios donde la especie se encuentra en una situación poblacional escasa, con riesgos para su adecuada conservación, y que en España se determinó en 1992, cuando se aprobó la citada Directiva, que eran los situados al sur del río Duero, y otro régimen de protección más laxo, que permite medidas de gestión de las poblaciones pero siempre asegurando la conservación, que es el que se aplica hasta la fecha a las poblaciones situadas al norte del Duero. Y con mucho éxito, me permito decir.

Lo que ocurre es que ahora, a pesar de que el actual sistema ha funcionado muy bien, y la población del norte del Duero se ha incrementado hasta el punto de estar recolonizando nuevos territorios al sur del Duero, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico pretende aplicar la protección estricta también a la población del norte, a petición de una asociación ecologista.

-Grosso modo, ¿cuál es la situación de las poblaciones de ‘canis lupus’ en Castilla y León?

-El último censo de lobos en Castilla y León se realizó en los años 2012 y 2013, en el marco del Censo Nacional, y dio como resultado la detección de 179 manadas en nuestra comunidad, lo que equivale aproximadamente a unos 1.600 ejemplares, el 60% de todos los lobos de España. De ellos, 152 manadas estaban al norte y 27 al sur del río Duero. Por tanto, se puede afirmar sin ninguna duda que la situación del lobo en Castilla y León es buena, tiene un estado de conservación favorable, y aumenta en cada uno de los censos que se realizan.

-¿Habrá acuerdo entre el ministerio y el resto de comunidades autónomas?

-La postura del ministerio, como ya le he adelantado, es favorable a proteger de manera estricta todos los lobos, mediante su inclusión en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, el denominado LESPRE, en contra de las comunidades autónomas que gestionamos el 98% de los lobos de España (Galicia, Asturias, Cantabria, Madrid y Castilla y León) que hemos expresado reiteradamente nuestra unánime oposición a dicha inclusión, y hemos aportado múltiples informes que demuestran la innecesariedad del cambio propuesto y, lo que es incluso más grave, las importantes consecuencias negativas que dicha medida tendría sobre la ganadería extensiva , es decir, sobre nuestro medio rural.

Entendemos que la posición del ministerio es estrictamente ideológica, maximalista, haciendo caso al ecologismo más radical, y no basada en los datos reales sobre el estado de la especie, que ya he comentado. Por el contrario, las comunidades autónomas que tenemos lobos, y que los hemos conservado e incrementado, mantenemos una postura común a pesar de pertenecer a diferentes partidos políticos, lo que es la mejor prueba de que no nos mueven intereses partidistas ni ideológicos, sino el sentido común, que aconseja no cambiar lo que se ha demostrado que funciona, que es el modelo que ha funcionado conciliando la conservación de la biodiversidad con la conservación, también, de una actividad tan imprescindible para la vida de nuestros pueblos como es la ganadería extensiva.

En esta tesitura, nosotros seguiremos ofreciendo diálogo, consenso, datos, realidades… confiando en que la fuerza de los hechos acabe prevaleciendo.

-¿En qué escenario podríamos encontrarnos a corto plazo? ¿Qué consecuencias tendría?

-Si se lleva a efecto el actual propósito del ministerio, es indudable que el necesario control de las poblaciones de lobo sería mucho más difícil de realizar, por no decir que casi imposible. Ello supondría, en algunas comarcas, la práctica sentencia de muerte de la ganadería extensiva, que ya se encuentra en una delicada situación. Y hay que recordar que en muchos pueblos, donde no hay fábricas, no hay oficinas, el turismo es escaso y estacional e, incluso, en las zonas de montaña, casi no hay agricultura, la ganadería es esencial para la propia existencia de dichos pueblos.

Personalmente, me sorprende que el ministerio, que también se llama “para el Reto Demográfico”, no sea sensible a esta grave amenaza. Colateralmente, la decadencia de la ganadería extensiva elevará el riesgo de grandes incendios, al no pastarse el material herbáceo y arbustivo que es el que más fácilmente arde. Además, la propia especie podría verse comprometida, como ya ocurrió en otras épocas, si los habitantes rurales ven que no se controla de forma adecuada.

No obstante, seguimos trabajando, como ya he indicado, para que se retome el diálogo y se alcance un acuerdo entre todos para que la inclusión en el LESPRE no se consume. Pero si ello fuera lamentablemente así, las comunidades autónomas afectadas acudiremos a los mecanismos legales a nuestro alcance para que los tribunales de justicia anulen una medida claramente innecesaria e injustificada.

-¿Y la interlocución con las organizaciones profesionales agrarias?

-Con las organizaciones profesionales agrarias mantengo una comunicación permanente. Mantenemos múltiples reuniones a lo largo del año sobre todos los temas en los que existe relación entre las competencias de mi consejería y la actividad agraria: los pastos, los montes, la sanidad animal, la caza, los daños de la fauna silvestre… y por supuesto, la interacción del lobo con la ganadería. Puedo decir que el diálogo es fluido y sincero, y que en este tema de la posible inclusión del lobo en el LESPRE nuestra coincidencia es total.

-¿Cuál es, en su opinión, la fórmula más adecuada para mantener el equilibrio entre la actividad ganadera y el respeto al lobo?

-Como he dicho antes, “si algo funciona, no lo cambies”. En todo caso, trabaja para mejorarlo. Y por ello entiendo que lo razonable es trabajar conjuntamente todos para mejorar cuestiones como las compensaciones por los daños del lobo al ganado y que sean lo más justas y ágiles que sea posible, para poner a disposición de los ganaderos de ayudas suficientes para tomar medidas que prevengan en lo posible los ataques, para conservar, si cabe, aún mejor a la especie… En ello, el ministerio siempre nos tendrá dispuestos a colaborar. Pero no en caminar en sentido contrario a la solución.

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