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La incógnita del girasol en Castilla y León

La carencia de reservas de agua en la tierra condiciona las siembras de la pipa, pero lo normal es que la superficie dedicada a la oleaginosa sea similar a la del año pasado

La meteorología también juega con los cultivos futuros. No es fácil hacer previsiones sobre cuánta superficie ocupará en Castilla y León el girasol esta campaña. Hasta que se comiencen a poner las pipas a finales de este mes y en mayo, todo es especular a la hora de hacer previsiones que resulten acertadas.

En Urcacyl creen que si llueve habrá más siembras, porque se pueden levantar algunas parcelas con cereal en mal estado para asegurar al menos una cosecha. En cualquier caso, la extensión de la oleaginosa será similar a la de 2016. La obligación que impone la PAC para que el agricultor disponga de tres cultivos en la parcela juega a favor del girasol. Las tierras sin sembrar también tienen opciones siempre que haya más humedad.

De cuánta agua se dispondrá en los regadíos será igual de importante para esta planta, a la que ser bien irrigada o no le marca parte de su rentabilidad en tierras con sistemas adecuados.

El agua es uno de los elementos que marcarán cuál será el momento idóneo de la siembra. “El dilema del agricultor puede ser si espera a que haya bodega en el suelo para que disponga el cultivo de agua en verano, o lanzarse a siembras tempranas y que luego llueva en mayo o junio”, apunta Javier Rodríguez, técnico de Cultivos de Grupo AN.

En las rotaciones

Las rotaciones registradas en la PAC, con las ayudas económicas vinculadas, son determinantes en las hectáreas que finalmente habrá sembradas en Castilla y León. Este es un motivo crucial para que el productor no desista de las plantaciones planificadas de antemano. Además, en el caso de renuncia estaría obligado a justificar minuciosamente el porqué.

“Dejar fincas sin sembrar es lo último”, argumenta Rodríguez. El girasol, que protagoniza la última sementera, no tiene cultivo alternativo y las parcelas podrían quedar hasta el próximo año sin nada.

En Grupo AN estiman que si se recogen entre 500 y 600 kilos de cosecha por hectárea ya se pueden cubrir los gastos, según las variables entre unas zonas y explotaciones. Este dato le sirve al agricultor para calcular si su actividad de este año en girasol le será rentable o no.

Soria es un territorio en el que la oleaginosa está muy arraigada en la cultura y en la práctica de los productores. Por este motivo el técnico de Cultivos de Copiso Eduardo Pascual se muestra convencido de que habrá, más o menos, el mismo terreno dedicado a la pipa esta campaña en la provincia soriana. El inconveniente, según su criterio, es que se parte con poca humedad en las profundidades en las que se nutre la raíz de estas plantas. “Lo ideal sería que hubiera más agua abajo”, sintetiza Pascual.

Carlos Blanco, responsable técnico de la Zona Norte de Koipesol Semillas, tenía previsto que la superficie aumentara ligeramente entre un 5 y 7%. “Había ambiente de girasol porque los precios no habían sido malos respecto al cereal, pero el retraso de las lluvias ha llevado al pesimismo. Hay gente que piensa en si plantar o no, si sigue sin llegar el agua”, señala Blanco.

En los días próximos se verá hacia dónde se inclina la balanza. En el caso de que las precipitaciones sigan ausentes y la tierra no tenga el tempero necesario, la sementera peligra. Habrá quien renuncie a poner pipas dejando sus tierras de barbecho.

El técnico de Koipesol señala también que la PAC concluye el 30 de abril -aunque puede haber moratoria-, lo que condiciona la decisión que debe tomar con urgencia el agricultor.

En Zamora podría aumentar la extensión, ya que ocupará terrenos que no irán de maíz por la falta de garatías de que habrá riego en el momento en el que lo necesita.

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