La normativa de uso sostenible de los productos fitosanitarios controla los riesgos que implican el uso y manipulación de estos productos. El sector agrícola está comprometido en realizar un control de plagas y enfermedades respetuoso con el medio ambiente
Ricardo Sánchez Ávila, Jefe de área de Fitosanitarios y Semillas de Campal
La normativa de uso sostenible de los productos fitosanitarios establece un plan de acción nacional para la gestión integrada de plagas reduciendo los riesgos y peligros implícitos en la manipulación de dichos productos. Actualmente, el sector agrícola está muy comprometido con este plan nacional para cumplir todos los requisitos a su alcance, realizar un control eficaz de plagas y enfermedades,y ser lo más respetuosos posible con el medio ambiente.
Dentro de las medidas implantadas, la que más revuelo ha generado en estos meses ha sido la actualización o renovación de los carnés de manipulador, mediante la realización de cursos teórico prácticos. En ellos se informa a los aplicadores de cómo manipular adecuadamente los productos, la interpretación de etiquetas del fabricante, cálculo de dosis, el tipo de acción (herbicida, insecticida, fungicida); siempre teniendo en cuenta las condiciones de uso para los que se ha autorizado, el modo de empleo, así como las medidas de protección en el momento de la manipulación y de la aplicación; usos de mascarillas, gafas, guantes, etc., además de la correcta gestión del caldo sobrante de la aplicación.
Los equipos de aplicación, tanto nuevos como usados, deberán estar inscritos en el ROMA y, al superar los cinco años de utilización, pasar las inspecciones técnicas periódicas y realizar las adaptaciones oportunas para una óptima aplicación.
Prevención
Así se consigue una correcta eficacia de los productos respetando el medio ambiente. El mantenimiento adecuado del equipo es esencial por razones económicas, técnicas y de seguridad, tanto del personal como del medio ambiente.
De este modo se evitan accidentes, derrames, contaminación que ocasionan daños y pérdidas en el rendimiento. En este sentido, el avance en tecnología de los equipos de aplicación supone dosificar mejor los productos, no solapar el tratamiento en el cultivo y así evitar posibles quemaduras o derivas; lo que permite obtener cosechas más sanas y productivas.
Desde el 1 de enero de 2013, cada explotación agraria debe tener actualizado el registro de tratamientos fitosanitarios con la información específica en el denominado ‘Cuaderno de explotación’, en el cual hay que detallar todos los tratamientos y aplicaciones realizadas por cultivo, datos personales del aplicador y del equipo de aplicación, dosis empleadas y caldo de agua utilizado. Todo ello bajo la recomendación de técnicos profesionales.
No debemos olvidar tampoco los sistemas de gestión de envases vacíos de fitosanitarios, regulados por diferentes normativas europeas y estatales que establecen las medidas para prevenir o reducir los impactos medioambientales generados por ellos.
Estos envases están considerados como residuos peligrosos. Sus poseedores están en la obligación de entregarlos en condiciones adecuadas a un agente económico para su reutilización, a un reciclador o a un valorizador autorizado El agricultor es el responsable de su correcta gestión. En estos momentos el gestor autorizado es Sigfito.
La gestión integrada de plagas es una estrategia de gestión que combina diferentes técnicas apropiadas y complementarias con el objetivo de mantener las poblaciones de plagas a niveles aceptables, siendo lo más respetuoso posible con la flora y fauna auxiliar. Para realizar este tipo de control de una manera eficaz, es imprescindible conocer perfectamente las plagas y sus parásitos, establecer adecuadamente el umbral de tratamiento, y llegado el momento de controlar la plaga, realizarlo con la combinación más apropiada de técnicas de control.
