La cebolla no ha tenido problema de piedra en la Moraña y Emeterio Sanz, presidente de Hormoba, solo pide calor para que la planta crezca. El final de primavera ha sido “tremendo y atípico”, con una humedad y unas bajas temperaturas que obligarán a tratar con fungicidas.
Los socios de la cooperativa suman este año 70 hectáreas de cebolla amarilla, para consumo, y 130 de cebolla blanca, de la que acaba deshidratada en los menús de comida rápida. En el sector hay un run-run de precios bajos para la cebolla, pero no hay nada oficial.
En el caso de Hormoba, la blanca está contratada y la amarilla puede defenderse gracias a su capacidad de conservación, que permite tener el producto en cámaras hasta marzo. En otras zonas productoras de España no cuentan con esta ventaja.
El guisante para consumo humano no tiene problemas y se cosechará dentro de 15 días en Miranda de Ebro y Belorado, en la provincia de Burgos. A finales de julio, en las mismas parcelas se sembrará alubia verde, lo que permitirá “doblar” el cultivo.
