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miércoles, abril 24, 2024
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La exportación salva a la alfalfa

La crisis del vacuno de leche daña la demanda de forrajes y las deshidratadoras se vuelcan con el mercado exterior, sobre todo Emiratos Árabes Unidos y China. La veza se sigue beneficiando de su papel en las rotaciones y de ser un cultivo mejorante
Fotografía: Estado que presenta la veza en Maderuelo (Segovia). Fernando Redondo

Los cultivos destinados a forraje siguen formando parte de las explotaciones agrícolas de Castilla y León gracias a unos precios que se mantienen dentro de la rentabilidad, pero también por sus ventajas agronómicas y por las exigencias de la PAC.

Uno de los problemas a los que deben enfrentarse los cultivos reside en la situación de su principal demandante, el vacuno de leche, que a día de hoy tiene serias dificultades para pagar por su alimento. Ello ha llevado al sector, sobre todo en el caso de la alfalfa, a volcarse en los mercados exteriores.

Joaquín Capistrós, director de la Asociación Española de Fabricantes de Alfalfa (AEFA), destaca las buenas expectativas que existen en relación con los Emiratos Árabes Unidos, el principal importador. También respecto al mercado chino, a pesar de que posee una dinámica muy especial, con el hábito de consumir alfalfa de EEUU (henificada y comprimida, no deshidratada) que solo se ha logrado romper hace año y medio. Otros mercados que se van abriendo son los de Arabia Saudí (donde el Gobierno ha restringido todo el regadío) e Irán, donde la apertura política ha favorecido la realización de operaciones, según Capistrós.

Otros destinos son Portugal, Marruecos, Grecia, Francia, Túnez, Japón y Corea del Sur. La razón de la exportación reside en un mejor precio y en que, “si queremos que el agricultor ponga alfalfa y no otro cultivo, hay que ofrecerle un precio interesante”, apunta el responsable de AEFA.

Uno de los agricultores de Castilla y León que siguen apostando por la alfalfa es Fernando Redondo, que lo pone en régimen de regadío en Berlangas de Roa (Burgos). Para él, al margen del viñedo o de cultivos industriales, la alfalfa “es la opción de regadío más interesante, ya que puedes obtener una producción de 14.000 o 15.000 kilos de media”. Obtiene un precio en torno a los 18 céntimos el kilo, mientras el maíz ronda los 0,12 céntimos.

El cultivo resulta rentable en tanto en cuanto los gastos de producción se mantienen muy controlados. “Solo requiere un poco de riego, un tratamiento y abonar”, señala.

Una de las claves de su gestión de la alfalfa es abonar con alta cantidad de fósforo y herbicida en diciembre, con la temperatura más baja posible, para que esté en parada invernal. “Ese herbicida vale la pena para que el primer corte de la alfalfa se pague al mismo precio que el resto de cortes; ese mejor precio compensa el tratamiento”, apunta.

Entre las razones para poner alfalfa también está la PAC. Puesto que la zona de Roa es tradicionalmente de remolacha, “ahora una de las condiciones para cobrar la ayuda agroambiental es poner una cantidad equivalente de leguminosas; por eso muchos agricultores han puesto veza o alfalfa”.

Sembrar pronto la veza

La explotación de Redondo incluye veza de secano, que cultiva en Maderuelo (Segovia). Para él una de las claves reside en sembrar pronto, entre septiembre y octubre, “de modo que la planta sigue creciendo a pesar del frío, al que soporta bien”. “Ahora las vezas están espectaculares gracias a las aguas que han caído desde enero”, añade. Lo cortará pronto para forraje, “y al segar en verde nos ahorramos los tratamientos herbicidas”.

Además, la veza ayuda a controlar las malas hierbas. Justo después de cosechar (una máquina siega, pica y se lo lleva para hacer silo), a finales de mayo, “pasamos labrando para dejar unos meses de barbecho, hasta las siembras de invierno”. Apenas necesitará abonado de fondo.

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