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viernes, abril 26, 2024
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Los embalses aún acumularán agua en las próximas semanas para el riego

En las zonas montañosas de la cuenca del Duero se han producido importantes nevadas invernales, que van a permitir el inicio de la campaña de riego con agua suficiente para garantizar el suministro sin necesidad de restringir dotaciones ni jornadas
El invierno se ha caracterizado por la irregularidad espacial de las precipitaciones y las bajas temperaturas. Las lluvias han sido escasas en la zona de la meseta, mientras que en toda la orla montañosa de la cuenca del Duero se han soportado importantes nevadas que van a permitir el inicio de la presente campaña de riego en condiciones ideales para garantizar las necesidades de agua de las distintas zonas regables, sin necesidad de restringir dotaciones y días de riego.

Solíamos decir que ya no hace el frío de antaño, sin embargo, el mes de febrero se ha dejado sentir siendo uno de los más fríos de este siglo. Han destacado Soria, León, Salamanca y Ávila, dónde llegó a helar en más de la mitad de los días del mes. En cuanto a precipitaciones, el valor medio en España vino a coincidir con el ‘normal’ de los meses de febrero pero el reparto fue sumamente irregular. De esta forma, en la cornisa cantábrica, el alto Ebro, el Sistema Central o la Cordillera Ibérica, puede calificarse como muy húmedo, lo que unido al deshielo provocó numerosas e importantes inundaciones, sobre todo en la cuenca del Ebro.

Sin apenas alarmas

En la cuenca del Duero se han producido episodios en los que determinados ríos han superado los niveles de alerta fijados en los distintos puntos de control, como consecuencia de las aportaciones de los cauces no regulados, si bien fueron excepcionales los casos donde se superaron los niveles de Alarma. Aunque los daños no alcanzaron la envergadura de otras cuencas, dichas avenidas provocaron afecciones a instalaciones y al entorno próximo a los ríos. En estos puntos ya se encuentran en marcha distintas actuaciones de limpieza de acarreos en cauces y reparación de infraestructuras, cuya tramitación como Emergencia ha sido autorizada desde la Dirección General del Agua.

Han tenido carácter excepcional las nevadas que sufrieron en febrero las cuencas del Esla, Carrión y Pisuerga y donde debe resaltarse el esfuerzo del personal encargado de la presa, que estuvo no solo controlando permanentemente la situación del embalse, sino que, además, participó a la hora de garantizar la accesibilidad a las infraestructuras, la cual estuvo comprometida en varios momentos.

Sin embargo, a pesar de la ingente cantidad de nieve que se acumuló en estas zonas, las circunstancias climatológicas de los pasados meses donde han coexistido bajas temperaturas y limitadas precipitaciones, ha sido posible llevar a cabo un aumento controlado de los niveles de embalse. Para esta aseveración tomamos como referencia los niveles de resguardo establecidos en la última Comisión de Desembalse celebrada en octubre, a comienzos del presente año hidrológico.

Este año hidrológico se ha caracterizado por un comienzo muy favorable toda vez que se iniciaba hace un año con unas reservas embalsadas de 1.127 hectómetro cúbicos, es decir, algo más del 40% de la capacidad total existente en la cuenca, destacando la situación de los sistemas Duero (Cuerda del Pozo), Tormes (Santa Teresa), Águeda y Arlanzón (Arlanzón y Úzquiza) que superaban el 50% de su capacidad de embalse, siendo el Sistema Tuerto el que comenzaba en una situación menos favorable, dado que partía por debajo del 20% de su capacidad máxima, así como el Sistema Carrión (Compuerto y Camporredondo) donde las reservas superaban escasamente el 22% de su capacidad de embalse.

Las circunstancias meteorológicas expuestas han permitido que se comience la campaña de riego con niveles de embalse similares a los del año anterior. La persistencia de nieve en cotas altas de algunos sistemas como Esla, Carrión o Pisuerga hacen prever que siga incrementándose el volumen de agua embalsado, y se alcance su máximo anual a finales de este mes de abril o principios de mayo, con valores por encima del 90% de la capacidad de embalse de la cuenca.

Sin embargo, cada sistema tiene una problemática singular, siendo los potenciales usuarios quienes condicionan en última instancia el desarrollo de la campaña, en este sentido, contar con unas buenas reservas iniciales en este momento, no es una cuestión tan crítica en sistemas como Arlanzón, Águeda, Tormes o Duero, donde las zonas regables son reducidas, han sido modernizadas o están todavía por desarrollar (Armuña), mientras que Órbigo, Tuerto o Carrión precisan de un buen punto de partida en el mes de abril que garantice una campaña sin sobresaltos, teniendo en cuenta que las demandas de su zona regable están próximas o superan la capacidad de embalse existente.

Consumos y cultivos

Las características de los diferentes cultivos y el consumo de agua como consecuencia de los riegos son aspectos que se encuentran muy relacionados. Se podría conjeturar que en esta campaña, en términos generales, se mantendrá la tónica del pasado año en la que primó el cereal como cultivo de referencia si bien se aprecia un cierto incremento de las superficies cultivadas de remolacha.

En conclusión, si bien, tal y como se ha comentado, se cuenta con unas buenas expectativas de cara al desarrollo de la campaña de este año, debe hacerse hincapié que solo con el esfuerzo de todos y optimizando la utilización del recurso -cuestión en la que se ha avanzado mucho en estos años gracias a las modernizaciones de zonas regables- podremos terminar la campaña y comenzar el próximo año hidrológico con la máxima reserva de agua en cada uno de los embalses, cuestión que constituye una salvaguarda, de cara a la incertidumbre que plantea cada año la meteorología.

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