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sábado, abril 27, 2024
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Sí, es posible cultivar el olivo en provincias como Valladolid (y ganar premios)

La experiencia ha demostrado que es posible cultivar el olivo y elaborar aceite incluso en provincias del interior donde los contrastes de temperatura no son ninguna broma.

Pago de Valdecuevas abrió su almazara en Medina de Rioseco (Valladolid) hace ocho años y su equipo técnico ha dejado claro que es posible sacar adelante un cultivo que en esas latitudes resulta casi exótico.

A pesar de las condiciones ambientales, y quizá también por ellas, el aceite de la compañía recibió este año el premio al Mejor Aceite Frutado Maduro de España, concedido por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Jesús Aparicio, director técnico de la almazara, recuerda que el proyecto nació por la inquietud innovadora de la propiedad, titular también de la bodega Valdecuevas, en la DO Rueda. Suponía dar un paso hacia nuevos productos alimentarios “y por dejarse asesorar sin perder sus principios empresariales”.

El cultivo es, en esencia, el mismo que se puede desarrollar en otras zonas olivareras, si bien con variedades más resistentes a los fríos, marcos de plantación estrechos, sistemas de formación en monocono, mínimo laboreo… Lo importante era “fortalecer al olivo ante los condicionantes climatológicos, que es uno de nuestros grandes problemas”, señala Aparicio.

Las necesidades hídricas en la plantación de Medina de Rioseco son relativamente altas, en torno a 2.500 metros cúbicos al año por hectárea “ya que, aun siendo un cultivo que se adapta bien a situaciones de secano, responde muy bien al agua”.

El cultivo entra en producción al tercer o cuarto año, cuando tiene unos rendimientos bajos, en torno a unos 2.000 kilos por hectárea. Evoluciona a rendimientos más altos a medida que el olivo va creciendo, alcanzando medias de 7.000 kilos. “Aun así, son rendimientos bajos, comparados con zonas donde la climatología es favorable”, recalca el director técnico.

¿Hay margen de crecimiento para este cultivo en Castilla y León? Jesús Aparicio señala que sí, si bien “hay que analizar muy bien varios factores que condicionan la rentabilidad, como ubicación de la parcela, orientación, polinización o técnicas de cultivo”.

Como conclusión, destaca que son muchos los condicionantes, “siendo el más destacado el clima, pero a su vez nos proporciona cualidades únicas en nuestro producto, tanto fisicoquímicas como organolépticas”. Y para demostrarlo solo hace falta echar un vistazo al palmarés que atesora la compañía.

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