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sábado, abril 20, 2024
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Castilla y León espera buenas producciones de patata. El consumo es la gran incógnita

El cultivo de la patata tiene vigor y sanidad en Castilla y León, y apunta maneras en cuanto a la calidad, con una tuberización uniforme.

Yolanda Medina, presidenta de la Organización Interprofesional de la Patata (Oipacyl), destaca el papel que ha tenido la meteorología en las siembras. El primer bloque de plantaciones tuvo lugar en las tres últimas semanas de marzo, sobre todo en las provincias de Zamora, Salamanca y Valladolid, con una temperatura adecuada y después de una buena preparación de suelo, “a diferencia de lo que había sucedido el año anterior”.

En abril se multiplicaron las lluvias, con lo que la siembra debió esperar hasta el día 20 y se prolongó hasta mediados de mayo. La labor ya se generalizó en toda Castilla y León, para las variedades más tardías.

Ahora mismo “el cultivo se encuentra en un momento delicado ante la sucesión de tormentas, por lo que sería deseable que la planta estuviera tratada frente al mildiu”, recuerda Medina.

Descenso de superficie

La superficie de cultivo es de 17.331 hectáreas, según los datos ofrecidos por la Junta, lo que para Yolanda Medina supone “un descenso menos acusado de lo que se preveía a finales del año pasado”. Aun así, el cultivo pierde 1.041 hectáreas, lo que supone una caída del 5,6% en Castilla y León, y se suma a la reducción que ya se había registrado el año pasado. Entonces la patata perdió 792 hectáreas, lo que suponía un 4% menos que en 2019. Las cifras de superficie se van alejando de las 19.164 hectáreas de aquel año.

Mal comportamiento de los mercados exteriores

La campaña comenzó en Andalucía y la Región de Murcia con buena disposición para iniciar los arranques antes que otros años, solo que las labores debieron esperar por culpa de la meteorología. Andalucía lo hizo con menos rendimientos que otros años, mientras que la comarca de Cartagena registraba producciones similares.

Yolanda Medina echa de menos tener una bola de cristal que le permita ver cómo se comportará el consumo en los próximos meses. Lo que ya se sabe es que un problema para productores y operadores del sur de España ha estado en el mercado exterior, con unas exportaciones reducidas a la mínima expresión y muchas toneladas guardadas en cámaras en espera de que vaya habiendo operaciones.

Albacete será la siguiente zona en sacar la patata, este año con una superficie muy similar a la de 2020 y con buena calidad en el tubérculo. Yolanda Medina recuerda que esta zona ya lleva tres años coincidiendo con el arranque en las zonas más tempranas de Castilla y León. Las próximas tres semanas van a ser “fundamentales” para analizar la situación del cultivo y de la demanda, y a partir de ahí tomar decisiones, aunque lo más probable es que la comunidad adelante algo los arranques.

Para la presidenta de la Interprofesional de la Patata, lo que debe primar es la búsqueda de la calidad y de los formatos demandados por el mercado. Por eso el agricultor debe evitar los golpes y, de forma especial, esperar a que el suelo reúna las condiciones. “Cuando se arranca la patata con el suelo demasiado húmedo la tierra suele estar más áspera y el tubérculo sufre, con lo que se acaba depreciando”.

Lo que preocupa es el bloque de siembras de las tres últimas semanas de marzo. No hay problema de calidad ni de sanidad, pero sí se está muy pendiente de que haya un arranque escalonado o se produzca un embudo al sacar mucha patata al mismo tiempo, como ha sucedido en tantas ocasiones.

¿Qué pasa con el turismo?

Gran parte de la economía española va a depender de la campaña turística de este verano, y la patata no es ajena a ello. Yolanda Medina prevé un mayor impacto del turismo nacional que otros años, pero quizá no lo suficiente como para compensar la menor afluencia de turistas extranjeros de lo que es habitual en España.

En todo caso, se muestra optimista y destaca que, en comparación con el año pasado, el incremento de visitantes de otras nacionalidades “va a ser muy destacado, ya que en 2020 el turismo fue casi inexistente”. Esos turistas demandarán patata sobre todo a través de la hostelería, otro de los sectores pendientes de la pandemia y de los viajes internacionales.

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