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jueves, marzo 28, 2024
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Acompañar con el abonado a un año que empieza bien

José Ángel Cortijo
Fertiberia

Nos hemos plantado en la segunda mitad de octubre con mucho suelo movido, con mucho trabajo avanzado. También con numerosas siembras ya resueltas, como en el centeno o la colza de secano, que regresa a Castilla y León, y con una purga otoñal como no se veía desde hace bastante años. Son las consecuencias de las lluvias de septiembre y octubre, que nos han llevado a un planteamiento radicalmente distinto al de hace un año: a estas alturas, hace doce meses estaba todo por hacer.José Ángel Cortijo. Fertiberia

La partida no ha hecho más que comenzar, pero hay que felicitarse porque el año agrícola ha comenzado con buen pie, lo que nos da la oportunidad de aprovechar una siembra temprana. Agradeciendo, eso sí, que la lluvia vuelva a caer en octubre, ya que sigue siendo muy necesaria.

Es el momento de la fertilización orgánica

Es el momento de portar los abonos orgánicos y, puesto que la razón de ser de esta sección es ofrecer las claves de cada capítulo, debemos recordar la importancia de conocer bien los fertilizantes orgánicos que aportamos.

No está de más subrayar, por si acaso, que no es lo mismo el estiércol de ovino, bovino o porcino. También deberemos atender a su composición y a su grado de descomposición para, posteriormente, ajustar la fertilización inorgánica.

No menospreciar el abonado de fondo

Un año más, debemos dejar claro que no se puede menospreciar la importancia del abonado de fondo, ya que los nutrientes que aportamos en este momento favorecerán una buena nascencia e implantación del cultivo.

Por eso podemos decir que el agricultor que dedica tiempo y esfuerzo a analizar las diferentes variedades de semilla, como las que se publican en este número de CAMPO, debería por coherencia emplear el mismo empeño en informarse sobre las características de su suelo y sobre la fertilización que necesita cada uno de los cultivos que sembrará este año: no tiene sentido hacer todo bien y después olvidar la importancia de esta asignatura.

Puede apoyarse, incluso, en el ‘Manual de urgencia para conocer nuestro suelo’ que se publicó en CAMPO y www.campocyl.es hace un mes.

No nos cansaremos de repetir que el factor más importante para el cultivo es la meteorología, sobre la que no tenemos capacidad de decisión, pero que el segundo es el abonado y ahí es el agricultor el que tiene la sartén por el mango: debe preocuparse por las necesidades del cultivo y conocer las cualidades del abono que compra; no conformarse con aquello que le ofrece el almacén más cercano.

Si es habitual que el agricultor encargue con tiempo la semilla que desea, ¿por qué no hacer lo mismo con el fertilizante?

Fósforo disponible

De forma singular, en este momento el agricultor debe fijarse en el fósforo presente en su suelo: en qué estado se encuentra y si está disponible para el cultivo. Mucho cuidado con el fósforo que podemos detectar en un análisis, pero que no es soluble y que, por tanto, no puede ser absorbido por la planta.

Recordemos que el fósforo es un elemento poco móvil en el suelo y que la mayor rentabilidad económica la conseguiremos situándolo lo más cerca posible del sistema radicular.

Este año, atención a los elementos secundarios

Ya hemos dicho que este año podemos sembrar a tiempo, respetando el ciclo, y si ello viene acompañado de un buen año deberemos ser conscientes de que el NPK, por sí solo, se puede quedar corto: hay elementos secundarios, como el magnesio, el azufre o el calcio que pueden ser igual de importantes que nitrógeno, fósforo y potasio. [Nota al margen: el agricultor de hoy en día dispone de variedades con un potencial productivo muy elevado, que requieren nutrientes que en ocasiones el agricultor no aporta].

¿Y el regadío?

La remolacha está teniendo unas muy buenas producciones, tanto en kilos por hectárea como en porcentaje de azúcar, consecuencia de una siembra que, esta vez sí, se pudo hacer dentro de plazo.

Es una ocasión para recordar que mantener la fertilidad del suelo con abonos equilibrados en cantidad, y en proporción a la producción esperada, es más sencillo y económico que fertilizar de forma escasa y tratar de corregirlo más adelante, cuando las deficiencias ya se han manifestado. ¿Cómo acertar, teniendo en cuenta que no sabemos cómo se comportará el año? La clave está, una vez más, en abonar teniendo en cuenta la media de la zona en la que nos encontramos.

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