En España la recolección ha terminado ya prácticamente en todos los lugares con buenos niveles de producción, aunque no tan óptimos como se esperaba en el momento de arrancar la cosecha. Ha primado la desigualdad, con picos muy altos y otros que lo han sido menos.
Sin gran presión de venta se ha comercializado el grano recogido este año de manera atomizada, lo que ha hecho que suban los mercados. Ahora, y posiblemente en las próximas semanas, hay estabilidad de precios. Los valores están alejados de los más altos conseguidos hace unos días. Disminuye la demanda, que procura conseguir mejores precios para comprar materia prima más barata.
Por lo que respecta al ámbito internacional, la proteína ha cedido de manera considerable en el último mes. Las expectativas sobre grandes cosechas de soja y maíz así como la situación política que han propiciado los aranceles en China y la aparición de peste porcina en este mismo país asiático son los causantes del desplome de la proteína.
En cuanto a Europa, parece ser que Rusia ha disipado las restricciones en la exportación de sus trigos, de manera que aumenta otra vez la oferta de grano de cereal a nivel del mercado europeo.
En territorio nacional el agricultor ya está mirando al cielo y consultando las previsiones meteorológicas en espera de que lleguen las lluvias que le permitan hacer las labores para la próxima sementera de manera eficaz. No hay que perder de vista que los fertilizantes, que necesitan todos los cultivos para que alcancen una buena producción, han experimentado incrementos de precios muy considerables motivados por la posición del dólar y la mayor carestía de las materias primas que son necesarias para fabricarlos.
