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jueves, abril 18, 2024
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Amazone ED: en remolacha cada grano cuenta

El diseño de las sembradoras monograno Amazone ED garantiza precisión en la distribución de la semilla, velocidad de trabajo, resistencia y fácil manejo, las claves para garantizar la rentabilidad.
La base de la siembra de remolacha es la semilla monogermen, que debe colocarse en el terreno con la máxima precisión para conseguir que lleguen a la recolección unas 100.000 plantas por hectárea. Es ahí donde pueden desempeñar un gran papel sembradoras de precisión como las monograno Amazone, que han sido cuidadosamente diseñadas para satisfacer las necesidades de clientes que busquen precisión en la distribución de la semilla, velocidad de trabajo, resistencia, alta durabilidad y fácil manejo.

Esta gama, distribuida por Deltacinco en exclusiva para España y Portugal, contribuye a conseguir un mayor rendimiento por hectárea, con lo que disminuiremos los insumos de nuestra explotación y obtendremos un mayor beneficio a final de campaña.

Destaca la gama AMAZONE ED, con características reseñables como la facilidad para ajustar la posición correcta del rascador de la semilla con solo cinco posiciones diferentes, sus discos reforzados libres de mantenimiento garantizando una durabilidad excelente, la baja rumorosidad que se aprecia desde la cabina del tractor gracias a la posición de la turbina y a su baja sonoridad, la posibilidad de administrar fertilizante en la misma pasada…

A todas estas características claves para una buena siembra de remolacha hay que añadir las siguientes afirmaciones de la revista ‘Profi’, una de las más importantes publicaciones europeas en lo que a pruebas de maquinaria agrícola se refiere: “Exacta distribución de semillas gracias a sus discos y a la poca distancia (140 milímetros) de caída de la semilla al suelo. Se hace evidente sobre las demás en la práctica”. En cuanto a distribución longitudinal y lateral del abono, el test DLG lo calificó como “buena” y “muy buena”. Gracias a la posibilidad de acople de los cuerpos de siembra ‘Contour’, el disco se adapta perfecta e individualmente a las irregularidades del terreno, de modo que la profundidad de siembra es constante en prácticamente todas las condiciones.

Además de poder realizar el cierre individual de flujo de semilla en cuerpos independientes y ajustar la presión de las ruedas de cierre de surco en forma de V, controla la profundidad de siembra mediante sistema tipo tándem longitudinal con rueda de presión para compactar la semilla. Todo esto puede montarse en combinación con la rueda apartaterrones o un aclareador de surco para apartar las piedras que pudieran existir en el terreno de siembra. Esta sembradora de precisión está disponible en medidas rígidas de 3 y 4,5 metros, y en su versión plegable en 4,5 y 6 metros. Se puede acoplar desde 6 hasta 12 cuerpos dependiendo de la longitud de la máquina, con anchuras entre líneas que van desde 30 hasta 75centímetros, y con distancias entre semillas comprendidas desde 3,1 hasta 86,9 centímetros, dotando a la máquina de una gran versatilidad para aceptar los trabajos de siembra más comprometidos.

La gama de sembradoras AMAZONE ED viene provista del ordenador de control ya conocido por su fiabilidad Amascan+, que nos permite variar en porcentaje la dosis de siembra por hectárea, actúa como contador de hectáreas y nos avisa si en algún cuerpo se produjera una sobredosificación o si, por el contrario, no se pudiera cumplir con la dosis de siembra introducida en un principio, asegurándonos la realización de un trabajo excelente propio de la gama de productos Amazone.

Separación entre líneas

Las características de esta gama permiten cumplir las recomendaciones del experto Luis Márquez, presidente del Comité Técnico Normalizador de AENOR para tractores y maquinaria agrícola, para quien lo ideal es dejar las semillas en líneas separadas a 50 centímetros, con una distancia entre semillas de unos 15 a 17 centímetros, en función del porcentaje de nascencia esperado. Además de la uniformidad en el espaciamiento de las semillas, es importante mantener la profundidad en la que estas se colocan en el suelo, que está condicionada por su textura y el grado de humedad. La semilla debe quedar apoyada en el lecho de germinación y a una profundidad de la superficie del terreno que no supere los 2-3 centímetros.

La variedad elegida debe ser de las que se consideran apropiadas para la zona, utilizando alguna de las variedades recomendadas por ACOR o Aimcra para la campaña de siembra. Además, la semilla debe estar adaptada a las características de la sembradora; normalmente una semilla pildorada con unas dimensiones adaptadas a las del plato de siembra en el caso de los dosificadores mecánicos. La sembradora utilizada debe ser del tipo monograno (de precisión) con cuerpos independientes, que debe garantizar la distancia entre semillas y la profundidad de enterrado, como en el caso de la gama AMAZONE ED.

El elemento más importante del cuerpo de siembra es el dosificador, que puede ser del tipo ‘mecánico’ (con semilla pildorada) o ‘neumático’. En cada uno de los alvéolos (orificios) del plato se situará una semilla. En las sembradoras con dosificador neumático los orificios deben ser de menor tamaño que el de las semillas, y pueden sembrarse diferentes cultivos con el mismo plato. En las sembradoras con dosificador mecánico el tamaño del alvéolo debe ser el apropiado para la semilla pildorada. Como elementos necesarios en los cuerpos de las sembradoras recomendadas para la siembra de remolacha están el sistema de regulación de la profundidad de siembra, la tolva que contiene las semillas, la reja separadora de terrones y una rueda compresora delantera. También la reja que abre el surco, recibe la semilla y la deposita en el suelo, así como la rueda compresora intermedia que ayuda a fijar la semilla evitando que ruede. También se debe contar con una o varias ruedas compresoras posteriores que tapan la semilla, junto con pequeñas rastras que completan la operación.

En el caso de las sembradoras con dosificador neumático se incluye un ventilador (o turbina) accionado por la toma de fuerza del tractor, que produce la succión del aire que necesitan los dosificadores. Es aconsejable que el número de cuerpos de la sembradora sea de 6 o múltiplo de 6 (12 o 18 cuerpos) para evitar problemas con los equipos de recolección.

Antes de iniciar la siembra hay que calibrar la sembradora, verificando que los cuerpos de siembra están separados 50 centímetros, y que los marcadores de uno y otro lado hacen un surco de guía para la pasada contigua.

Las sembradoras disponen de unas tablas que permiten, en función del plato dosificador utilizado, elegir la relación de transmisión necesaria. En las máquinas neumáticas hay que ajustar el nivel de vacío para que todos los orificios del plato se llenen con semillas. Es preferible que se produzcan algunos ‘fallos’ (menos del 3%) que aparezcan muchos “dobles”. En opinión de Luis Márquez, para comprobar la calibración conviene desplazar la sembradora sobre un camino de tierra dejando las semillas en la superficie y evitando los rebotes. El recorrido de prueba debe ser al menos de diez metros, para medir la distancia entre las semillas y el buen funcionamiento de todos los cuerpos. Esto permite conocer la dosis real de siembra y proceder a un nuevo ajuste si el resultado no coincide con el previamente establecido.

Como en el caso de la patata, una vez que se inicia el trabajo en el campo hay que ajustar la profundidad de siembra y verificar, desenterrando varias semillas, que la profundidad se mantiene en los límites establecidos. “Luego, esperar la germinación de las semillas y la nascencia de las plantas, recurriendo a un riego de nascencia si se estima necesario”, apunta el experto.

Lecho de siembra

Luis Márquez también recomienda estudiar las condiciones físicas del suelo antes de empezar a intervenir sobre él, sin perder de vista la situación atmosférica más probable, ya que esta puede simplificar el trabajo o complicarlo. En ese sentido, “se debe recordar que el agua de lluvia, o un riego, tienen efectos mecánicos similares a los de los aperos”. En la misma línea, es aconsejable revisar la ‘historia agrícola’ de la parcela en la que se va a sembrar la remolacha, analizando zonas en las que se hayan producido anomalías en las cosechas, por si estas son consecuencia de la compactación profunda del suelo, o por la presencia de suelas de labor, que, si están a menos de 30–35 centímetros de profundidad, conviene romper con una pasada de descompactador.
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