María Sánchez Bragado
Las lluvias de la primavera no han impedido que la remolacha esté “mucho más sana que otros años” y sin problemas de plagas como la del pulgón, que requiere bastante atención en los primeros días de crecimiento de la raíz. Un peligro que ya ha pasado para la remolacha, cuyo arraigo ha alcanzado su máximo potencial en estos días. Así lo señala Paco Vilches, gerente de Agro Valladolid y Agro Cuéllar.
Sin embargo, otros cultivos no han corrido la misma suerte, y no a consecuencia de la Covid-19. Ajos, guisantes, patata o maíz dulce han sufrido las fuertes lluvias de esta campaña y se han resentido en su desarrollo radicular, en la recolección y en la calidad. Por ello y por otros motivos, el agricultor de regadío prefiere “el control del riego” para las labores hortícolas, debido a que el agua de lluvia puede drenar y filtrar bien en suelo, pero también puede que no, y afecte negativamente a la correcta formación de las plantas.
También en el terreno de las hortalizas, Vilches menciona la calidad de zanahorias y puerros en las provincias de Segovia y Valladolid, que desde hace años se encuentran a la cabeza de Europa como referentes de ambos cultivos.
Para Paco y todo su equipo ha sido una campaña prácticamente normal, ya que ellos no han parado ni un solo día. Únicamente, según comenta, “algo más tardía si nos referimos a la llegada de fungicidas para cereal, ya que gran cantidad de este producto llega desde China e India y han podido resentirse los envíos”.
Adentrándonos en el mes de julio y con la incertidumbre aún latente, los profesionales del sector se centran en la recolección de cereal y colza, además del riego que conllevan los cultivos de esta variedad. Lo fundamental es no olvidar los tratamientos específicos a la hora de almacenar el grano y prestar especial atención al gorgojo, para el que ya existen insecticidas específicos.
Para Paco Vilches el año agrícola comienza en septiembre, cuando se suministra material a todos los agricultores, sin importar el cultivo al que se dediquen, “puesto que la diversidad es infinita”. España es el país con mayor diversidad de cultivos de Europa, además de ser uno de los más restrictivos en cuanto al uso de productos fitosanitarios.
En el caso de Castilla y León, lo más demandado son los herbicidas, como han podido comprobar durante estos años en Agro Valladolid y Agro Cuéllar.
