La campaña de la remolacha ha finalizado para dos de las tres fábricas que Azucarera tiene en la zona norte de España, las de Toro y Miranda. La planta de La Bañeza cerrará sus instalaciones el 23 de marzo, después de haber sido la que más tarde abrió: lo hizo el 29 de enero, dos meses después que otros años, dada la necesidad de adecuar la molturación a un año en el que la meteorología ha deparado bajos rendimientos, en peso y en polarización.
Además de unas siembras tardías por las lluvias de primavera, la humedad también ha traído consigo fuertes ataques de cercospora, que ha sido la principal causa de los bajos rendimientos, como apunta Salomé Santos, responsable agraria de Azucarera.
La principal consecuencia de esa tardía apertura de la planta leonesa ha sido la obtención de una polarización superior en dos puntos a la registrada en las otras dos plantas. De hecho, las pruebas realizadas en la provincia en el mes de noviembre daban una polarización entre 14 y 15%, lo que para Santos demuestra el acierto de esa medida.
Además de a los rendimientos, la meteorología también afectó a las plantas toresana y mirandesa a la hora de arrancar. Las lluvias persistentes del mes de noviembre obligaron a replantear arranques y, en el caso de Toro, a realizar la molienda a un ritmo inferior al de otras ocasiones, “pero sin que esa menor velocidad fuera dramática”. La planta de Toro ha producido 94.000 toneladas de azúcar y la de Miranda ha obtenido 50.000, sensiblemente por debajo de lo esperado. En el caso de La Bañeza la campaña de arranque está siendo fluida, con entregas constantes y una molienda óptima.
La lluvia, protagonista
La cooperativa Acor ha finalizado la campaña 2018-2019, que se ha prolongado durante 101 días y en la que se han recibido 902.031 toneladas de remolacha procedentes de todas las provincias de Castilla y León, con una riqueza media de 16,83 grados.
La lluvia ha sido la protagonista de toda la campaña y ha condicionado los rendimientos de producción obtenidos por los socios, con un descenso generalizado que se sitúa por debajo de las 90 toneladas por hectárea.
La molturación en la fábrica de Olmedo comenzó el 22 de octubre e, igualmente, la lluvia ha dificultado el arranque de la remolacha y su traslado a la fábrica. De los 101 días de campaña se han acumulado precipitaciones en 27 jornadas. De esta forma, el descuento medio se ha situado en 11,18%, superior al de años anteriores.
Apuesta por el cultivo
Al mismo tiempo, los más madrugadores han iniciado las siembras de remolacha para la campaña 2019/2020. En la mayor parte de los casos, la adquisición de semilla se basa en las recomendaciones de variedades publicadas por Acor y Aimcra. Para Gonzaga Hernández Zaballos, de KWS, “el agricultor tiene dos fuentes de información: su propia experiencia y las listas de recomendación, y son estos dos factores en los que basa su decisión”. En su opinión, “dada la rapidez con la que las casas de semillas introducimos nuevas variedades en el mercado, las listas de recomendación son indispensables para inclinarse por una u otra variedad, y el agricultor hace un gran uso de estas listas”.
Una cuestión clave para quienes dan a conocer estas recomendaciones radica en las preferencias del agricultor: en qué datos se basa de forma prioritaria para tomar una decisión. Para Gonzaga, “el remolachero es un gran profesional, sabe muy bien las tierras que trabaja y por lo tanto conoce a la perfección los productos que necesita. En general, el primer factor a tener en cuenta es el rendimiento, seguido de las tolerancias. Pero nunca una cosa sin la otra”.
En ese sentido, el responsable de KWS subraya que la actividad de las compañías obtentoras se dirige “a incrementar y asegurar los rendimientos. Por un lado, nuestro objetivo es incrementar los rendimientos de las nuevas variedades, en peso y polarización, y por otro lado, debemos ofrecer paquetes de tolerancias cada vez más completos para asegurar esa producción y que no se vea afectada por condicionantes externos”.
