Uno de los cultivos al que más recorrido aún le queda todavía es la remolacha, por ser su ciclo más largo que el del resto. Para ACOR, su estado es bueno aunque se observa un leve retraso en comparación con años anteriores, lo cual resulta normal ya que la mayoría de las siembras se realizaron con al menos un mes de retraso.
A pesar de todo, en la cooperativa destacan el fuerte ataque de enfermedades de hoja, como cercospora y ramularia, que se vienen sufriendo en las últimas semanas, y que en muchos casos están siendo difíciles de controlar con los tratamientos fitosanitarios habituales. Estos ataques están provocando una pérdida de parte de la masa foliar, que perjudica el normal desarrollo de la planta.
La fuerte granizada caída al inicio de la pasada semana en algunas comarcas remolacheras de León ha causado daños de los cuales la planta está recuperándose, aunque inevitablemente ello le pueda suponer un alargamiento de su ciclo vegetativo.
La esperanza del presidente de los regantes del Canal del Páramo Medio es que a partir de mediados de mes llueva algo para que la raíz coja peso. “En el regadío no le va a faltar agua, pero no sé qué hace el agua de arriba, que no es como regar…”, se justifica Julio César Carnero.
Será cerca de octubre cuando se verá el potencial de esta campaña remolachera. Hasta la fecha ha pasado muchas penurias. En estas tierras ha habido afecciones de cercospora, roya y alternaria desde julio. Algo atípíco porque son más propias de estas fechas que tan tempranas.
La remolacha no está mal a pesar de tanta enfermedad. Algunas parcelas llevan tres tratamientos contra cercospora, que tal como argumenta Matías Llorente, secretario general de Ugal-UPA, ponen más aún en jaque la rentabilidad del cultivo para el agricultor.
