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jueves, abril 25, 2024
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Revisar los aspersores para optimizar al máximo el agua aplicada

El departamento Agronómico y de Cultivos de ACOR recomienda prestar atención al tipo de suelo y a la hora del día, para lograr la eficiencia de un recurso que supone mucho dinero
La subida de las temperaturas y el desarrollo foliar y radicular de la planta de remolacha nos indican el momento en que debemos incrementar la dosis y frecuencia de los riegos. Así lo señala el servicio Agronómico y de Cultivos de ACOR, que recuerda a los socios de la cooperativa que en terrenos ligeros con poca capacidad de retención conviene aportar el agua en dosis reducidas y frecuentes (2 ó 3 riegos de 15 a 20 l/m2), mientras que en los suelos más fuertes se podrán dar riegos más abundantes y con menos frecuencia.

En terrenos con fuerte desnivel, a veces puede ocurrir que parte del agua aplicada no se filtre y escurra hacia las zonas bajas de la parcela. Esto suele suceder sobre todo cuando ha habido una compactación del terreno debido a la caída de una fuerte tormenta, o por el paso de la maquinaria para distribuir el abono o aplicar los diferentes tratamientos (herbicidas, fitosanitarios, etc.) al cultivo.

Si se diera esta circunstancia, es aconsejable dar una labor para eliminar esta compactación y así facilitar que el agua filtre en el suelo. Además de adoptar esta medida, en este tipo de parcelas conviene ajustar la dosis de riego, para evitar que el agua que no es capaz de retener el terreno escurra y termine encharcando zonas, las cuales pueden verse afectadas por un exceso de humedad que propicia el desarrollo de enfermedades (rhizoctonia, etc.) que ocasionan problemas al cultivo y pérdida de producción.

Es aconsejable aportar los riegos en las horas menos calurosas del día. Si es posible conviene regar por la noche, ya que de esta forma evitaremos que buena parte del agua se evapore con las altas temperaturas diurnas. Además por la noche el viento suele tener una menor incidencia, por lo que el reparto del agua en la parcela se hará con una mayor uniformidad.

El aporte hídrico necesario para satisfacer las necesidades de agua de la remolacha en Castilla y León, son como término medio entre 550 y 750 l/m2 cantidad que varía en función de la zona de cultivo y las características del terreno. A dicha cantidad habría que descontar las posibles precipitaciones que puedan caer durante la época de riego del cultivo.

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