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sábado, abril 20, 2024
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Copiso sigue peleando por la excelencia medio siglo después

No podrían entenderse el paisaje y la economía de Soria sin la presencia de Copiso, un gigante agrario y alimentario que ha combatido la despoblación de la provincia en el último medio siglo. La cooperativa, que suma 1.216 socios, representa un modelo de éxito gracias a su sistema de integrar agricultura y ganadería dentro de un genuino esquema de economía circular.

La entidad, que está presidida desde hace once años por Francisco Javier Blanco, ganadero de Berlanga de Duero, y gestionada desde hace tres décadas por Andrés García, defiende un modelo según el cual el cereal producido por los socios se transforma en pienso para engordar los cerdos de la cooperativa, “con la generación de una riqueza que revierte en esos agricultores”.

Al mismo tiempo, se está trabajando con el mayor rigor para poder convertir los purines en fertilizante para las explotaciones agrícolas. El caso de Copiso es singular porque se ha logrado poner como broche los acuerdos alcanzados con la industria “para que todos los eslabones de la cadena sean sostenibles”. Esa sostenibilidad (que es ambiental pero también económica y social) “es posible cuando se trabaja de forma conjunta y cuando se alcanza un volumen suficiente de producción”, como es el caso de esta cooperativa soriana.

Copiso es una empresa puntera dentro de un sector, el del porcino, muy competitivo. En el caso de la cooperativa, “somos competitivos porque tenemos un modelo de integración muy profesionalizado”, a lo que cabe añadir elementos que se dan en el conjunto de España, como un clima propicio y productos que dan a la carne un valor adicional, como en el caso del jamón serrano.

Los retos que afronta Copiso junto al resto del sector son el del medio ambiente y el de hacerse eco de la sensibilidad social ante cuestiones como la del bienestar animal. Esto último se acometió con éxito en el año 2013, “gracias a que estamos hablando de un sector muy acostumbrado a cumplir con las normas y exigencias que se le exigen”, destaca Blanco.Desde el punto de vista económico, otro compromiso es el de seguir tejiendo alianzas con la distribución “para conseguir un reparto justo de la riqueza entre todos los eslabones, de modo que hagamos sostenible al conjunto del sector y no se rompa en su punto más débil”.

Para Francisco Javier Blanco, “quien desee quedarse en el medio rural no tiene casi más opciones que dedicarse a la agricultura y la ganadería. Por eso debemos ser competitivos y al mismo tiempo buscar la comprensión de la sociedad, que por su parte debe vernos como un sector cumplidor de la normativa, que desea trabajar y crear riqueza”.

Andrés García y Francisco Javier Blanco durante la celebración del 50 aniversario.

Copiso es en la actualidad la principal empresa de la provincia por volumen de facturación, además de un referente nacional en producción porcina. Pero ello no hace olvidar a su Consejo Rector que la cooperativa nació para hacer frente al abandono del medio rural soriano. De ahí el empeño por garantizar la rentabilidad de las explotaciones. Copiso alcanzó el año pasado un volumen de más de 226 millones de euros, al sumar la facturación de los 122,5 millones de la propia cooperativa (un 8% más que en el año anterior) y los 103,5 millones de las empresas del grupo Copiso (un 6,2% más).

Este balance global de negocio tiene en cuenta las diferentes sociedades en la que participa Copiso, especialmente Icpor Soria, que se dedica a la producción porcina.  Otros datos del grupo fueron la comercialización de 816.000 cerdos, la fabricación de más de 240.500 toneladas de pienso en la fábrica del complejo industrial de Valcorba (si bien el pienso total distribuido por el grupo ascendió a 324.000 toneladas), o la comercialización de 280.000 toneladas de cereales. A esas cifras habría que añadir la actividad con otros cultivos de los socios y otras materias primas agrarias.

Para valorar la dimensión de la cooperativa basta señalar que cuenta con una capacidad de almacenamiento de 155.000 toneladas en sus diversos centros comarcales. El progresivo crecimiento de su actividad ha llevado a Copiso a crear un grupo empresarial, integrado por seis sociedades en las que tiene participación.

Son Icpor Soria SL (constituida con la empresa Incarlopsa para integraciones porcinas); Sinova Pork SL (creada con Cárnicas Villar SL para integraciones porcinas); AIM Soria AIE, centro de inseminación porcina, con la multinacional Topigs Norsvin; Fertideyco, fertilizantes, con el Grupo Delso; Ferticyl (Fertilizantes Compactados de Castilla y León SL), la central de compras de suministros agrarios de cooperativas Coopcyl, y Biocombustibles Forestales SL, para elaborar biomasa. Como señala el director gerente de Copiso, Andrés García, la cooperativa decidió hace años “no recelar” a la hora de asociarse y crear alianzas con otras empresas no cooperativas “para ganar competitividad, calidad, dimensión y productividad”.

Eso sí, “sin poner en riesgo su modelo cooperativista singular e integrador con agricultores y ganaderos” que abarca todo el proceso productivo, desde el cultivo de materias primas hasta la fabricación de piensos y la producción de porcino). García explica que el crecimiento y desarrollo de la cooperativa ha sido posible gracias a la lealtad que han tenido los socios, “que han sabido estar siempre al lado de la cooperativa, y han confiado en los representantes de sus órganos de gobierno”.

Asimismo, añade “que si el apoyo de los socios ha sido crucial en el crecimiento de Copiso, también los trabajadores y los equipos técnicos creados han sido un elemento clave, para hacer de Copiso una empresa moderna, competitiva, profesionalizada, bien encauzada, y bien gobernada por los órganos de representación y de dirección”.

En ese empeño de compatibilizar el compromiso territorial y social con el liderazgo productivo se ha volcado en el medio ambiente y en la I+D+i. Por eso ha iniciado tres proyectos en el sector porcino: dos para mejorar el bienestar y la salud de los animales a través de la nutrición y un tercero para evaluar la capacidad fertilizante del purín. Nuevos retos para que no descanse este gigante soriano.

 

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