En pocos días hemos pasado de estar expectantes y atentos a los acontecimientos que sucedían fuera de nuestro país a estar confinados en nuestras casas bajo un estado de alarma.
Nadie podía pensarlo, escuchábamos las ruedas de prensa y el portavoz del Ministerio de Sanidad nos tranquilizaba. Su gesto, cercanía y serenidad nos transmitían confianza. Metidos de lleno en nuestro día a día restábamos importancia a los hechos; no podía pasarnos a nosotros.
Las noticias no paran y nuestra esperanza se debilita cada día, viendo todo lo que sucede minuto a minuto. La información es importantísima, pero tiene que ser rigurosa y dosificada. El exceso puede llevarnos al estrés, al malentendido y al desconcierto.
Son momentos muy difíciles sin duda, pero España es un gran país, los españoles somos gente solidaria y comprometida. No pasamos por nuestro mejor momento, eso está claro, pero son estos acontecimientos los que hacen aflorar lo mejor de nosotros, de nuestros valores y sentimientos, de nuestro compromiso y generosidad.
Las personas con mayúsculas, cada uno desde sus conocimientos y posición, todos a una, conseguiremos superar esta crisis.
Nunca podremos agradecer bastante lo que están haciendo los profesionales sanitarios. Todos somos parte de la solución, pero el ejemplo de todas estas personas, su fuerza, su coraje y entrega, tienen que servirnos de ejemplo para seguir luchando frente a esta crisis que no va a poder con nosotros.
Otro reto más en nuestras vidas, y otro desafío para el campo, para sus hombres y mujeres, curtidos en mil batallas, personas hechas a sí mismas desde el trabajo, el sacrificio y el ejemplo de sus mayores que se partían la cara para sacar adelante a su familia, para sus empresas y cooperativas, para sus técnicos y toda la cadena alimentaria, que ahora sí, unida más que nunca, se está encargando de que no nos falten los alimentos necesarios mientras dure esta pesadilla. Detrás de cada cola de un supermercado están todos ellos, subidos en un tractor, dando de comer al ganado…
Es tiempo de arrimar el hombro, de unión y solidaridad. El campo no se para y confirma, trabajando, su responsabilidad y sentido del deber, desde el compromiso que siempre ha tenido con la sociedad.
No hay que bajar la guardia en la adopción de medidas de protección. Vuestro cuidado es el de todos y muy especialmente de nuestros mayores, a los que debemos todo lo que somos y con los que estaremos en deuda para siempre.
Mucho ánimo y adelante.
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