A pesar de todo “no está muy malo” según la percepción del técnico. De Juan confía en que en el momento que seque el terreno y suban las temperaturas, una vez fertilizado, se recupere el cultivo. Sí puede tener alguna consecuencia el enraizamiento deficiente. Si la primavera o el verano son poco húmedos la planta puede tener dificultades para acceder a las reservas de agua en los secanos.
Los agricultores de León, como los del resto de la comunidad, no quitan la vista de las previsiones meteorológicas. En mente tienen las siembras de primavera, como es el caso del trigo fuerza. Las lluvias les han impedido completar la sementera invernal tal como la tenían prevista, así que tendrán que cambiar de estrategia sobre la marcha. Es probable que en el regadío haya más maíz del que habían planificado y que el girasol -pocas alternativas más les van a quedar- gane superficie. El 30% del maíz de la provincia está todavía sin cosechar, y las perspectivas no son muy buenas a este respecto.
También los forrajes, tal como apunta De Juan, se perfilan cada vez como una opción que gana puestos en las preferencias de los productores. En el entorno de Villalpando (Zamora) crece un año tras otro el número de parcelas dedicadas a pradera y alfalfas.
Las prisas son muy malas consejeras, y es el terreno el que paga la factura del ansia de unos agricultores impacientes por atender las necesidades del cultivo.
“Se lo repito constantemente; que primero hay que echar el herbicida, pero hay algunos que insisten en abonar por si llueve de nuevo. El problema es que si fertilizas y luego el tiempo no te deja entrar a tirar el herbicida tienes un problema añadido”, narra Crespo, impotente para imponer sus razonados argumentos.
Es la presión del amarillo que exhiben muchos campos. Sobre todo los de las tierras más flojas, en las que la gran cantidad de agua caída ha lavado el fertilizante suministrado ya hace demasiado tiempo. Además, en las zonas que llevan semanas encharcadas se ha perdido el cereal.
En el mismo territorio, las colzas han aguantado mejor el tipo. Sin que eso signifique les vaya bien el exceso de agua. Ahora están entrando los agricultores a echar los nitrogenados que ya debían estar en el terreno hace tiempo.
Por el sur de Valladolid también ha habido mucho trajín. “Hay tanta gente en el campo que parece una ciudad”, decía el miércoles pasado el presidente de la cooperativa Cocetra, Armando Caballero. Están fertilizando a toda máquina. El cereal está bien, con la salvedad de los cuatro sitios más húmedos”.
En Salamanca el campo presenta muy buen aspecto. “Quizá demasiado adelantado, según comentan los propios agricultores”, matiza José Antonio Marcos, responsable del departamento agrícola de Campal. Ahora lo que hace falta es que no llueva y sequen las tierras, que mejore el suelo y se oxigene la raíz. Y a renglón seguido abonar, y tratar contra malas hierbas y enfermedades si es necesario.