Pedro Palomo
La situación en China, con su caída bursátil, la ralentización del crecimiento y las sucesivas devaluaciones de la moneda nacional, el yuan, está marcando la pauta de la economía mundial. También en el caso del mercado de cereales, con un brusco descenso en los precios ante la expectativa, por parte de los mercados de futuro, de una fuerte reducción de la demanda en el gigante asiático.
La fuerte caída en los precios se ha registrado tanto en Chicago (sobre todo de maíz, trigo y soja) como en Francia y el Reino Unido; el valor del cereal se encuentra en mínimos que podemos calificar de históricos, si tomamos como referencia el comportamiento de los últimos cinco años.
En este contexto, la pugna en el mercado del viejo continente se está llevando a cabo con agresivas políticas de precios por parte de países como el Reino Unido y Francia o, más al Este, las repúblicas bálticas o Ucrania.
Lógicamente, esa bajada se ha trasladado a mercado español, donde a día de hoy son numerosos los almacenistas y cooperativas que están reteniendo su producto, con la consiguiente restricción de la oferta.
Debemos consignar que la caída de los precios ha llegado a Castilla y León cuando aún había una parte importante de la producción sin vender, lo que ha permitido que la bajada haya sido menos visible.
La previsión a medio plazo es que los precios no bajen mucho más.
