En un año tan convulso como el presente, definir la campaña de patatas que actualmente da sus últimos coletazos es complicado. La producción de patatas almacenadas que tenía que comercializarse en marzo, terminó tirándose.
Agronómicamente el año también ha sido complicado, con una producción más corta que en anteriores campañas.
En nuestro caso, como el de toda la zona, cuyo mercado no es el lavado y sí el de la hostelería, las ventas han ido muy despacio. Otra cosa ha sido la patata roja, con destino Portugal que ha tenido una mejor venta y mejor precio.
Tanto para Aranpino, como para cualquier productor, este año está suponiendo una prueba de fuego; aunque también es cierto que hemos vividos años peores, sin crisis de la covid por medio. A la mente de todos viene el recuerdo de la pésima campaña 2014.
Otro de los problemas con los que estamos luchando ahora mismo, es la deficiente conservación de las patatas, por no existir alternativas autorizadas al CIPC verdaderamente eficaces.
El extracto de menta es caro, de duración limitada y para que sea efectivo, solamente se puede aplicar en almacenes o cámaras con sistemas de ventilación.
En países de nuestro entorno hay otras alternativas autorizadas, que se pueden aplicar en almacenes sin ventilación. Quizás alguien en Sanidad tendría que explicarnos los motivos por qué en España no estén autorizados.
En nuestra zona hay nulas alternativas a cultivos de regadío, con lo que el agricultor profesional de patatas, volverá a sembrar.
Balance 2020, José Bláquez (Aranpino)
