frente a las modernizaciones tradicionales que apuestan por la aspersión. El riego mediante gravedad tecnificada a baja presión y el goteo de alta frecuencia manifiestan su potencial
Para ello se ejecutó una caseta de bombeo con una doble función; por un lado, se aprovechó la cubierta para instalar los paneles solares que aportan la energía necesaria para el bombeo. Por otro lado, en su interior, se alojaron tanto la batería de 24 acumuladores como el depósito de agua desde el que se bombea a la red de goteo, mediante dos pequeñas electrobombas de tres kilovatios de potencia, y un calderín que permite un funcionamiento más acorde.
Por otra parte, se realizó el sistema de riego que incluye filtración, automatismos, y tres redes de tuberías; la distribución general en tubería de PVC (diámetro 200 milímetros), la red secundaria constituida por polietileno entretejido con salidas insertadas de fábrica cada metro; y la red de goteo constituida por goteros capaces de aportar un litro a la hora cada 40 centímetros.
En este caso, fueron siete parcelas que abarcan una superficie de 11,3 hectáreas, y que están dotadas de una toma individual que cuenta con llaves de corte, manómetro, reductor de presión, sistema de dosificación y control del automatismo.
Los cambios introducidos, durante el desarrollo de la pasada campaña y antes de comenzar la presente, tienen como objetivo garantizar el funcionamiento del sistema de goteo en automático mediante programador, de forma que se riegue cada dos horas una superficie equivalente a dos hectáreas o lo que es lo mismo, regar diariamente las 11,3 hectáreas de la experiencia piloto, dentro del ámbito temporal comprendido entre las 9 de la mañana y las 9 de la noche.
5.000 euros por hectárea
El coste final de las obras, incluido el amueblamiento de las parcelas, se aproximó a los 300.000 euros, cifra que representa un coste inferior a los 5.000 euros por hectárea; es decir, menos de la mitad del coste previsto con la modernización tradicional, todo ello sin incluir amueblamiento, en este segundo caso.
Los consumos de agua han sido menores a la media habitual de la zona regable, aunque un dato más real será el obtenido en la presente campaña 2015 dado que el retraso en la puesta en servicio de la actuación, así como la diversidad de cultivos, motivó que existieran riegos iniciales a través de pozos existentes. Esta situación cuestiona el resultado obtenido para el riego por gravedad tecnificada, cuyo consumo total se situó en el entorno de los 4.500 metros cúbicos por hectárea. En cualquier caso, el sentir generalizado de los agricultores es que han regado bien y más cómodamente.
En cuanto al sistema de goteo, el consumo medio se ha situado en torno a 4.000 metros cúbicos por hectárea. Aunque mayoritariamente se regó maíz, en esta zona hubo también parcelas que cultivaron patatas y remolacha. Las producciones han sido similares a las obtenidas en años anteriores. Se ha mantenido un contacto permanente con los agricultores, quienes han sido, más que participantes, colaboradores y un apoyo importante en el desarrollo de la experiencia.
Calidad de las aguas
Asimismo, se llevó a cabo un control a través de vehículos aéreos no tripulados del estrés hídrico y el vigor vegetativo de la planta durante el último mes de la campaña. Se llegó a la conclusión que resultaría más interesante al comienzo del año agronómico, por su potencial aportación a la toma de decisiones en la programación de riegos, así como evitar que el vigor vegetativo de la planta pueda enmascarar los datos de estrés hídrico.
Desde el punto de vista del aprendizaje, las cuestiones que se tornaron más complejas y que condicionaron el desarrollo de la experiencia fueron la calidad de las aguas del canal, así como el dimensionamiento del sistema de paneles y acumuladores.
En el primer caso, porque el canal arrastra una importante cantidad de ova y, en el segundo, porque se ajustaron demasiado sus parámetros de forma que la solución diseñada andaba muy justa, tanto en producción como en almacenamiento de energía.En este sentido, se puede señalar que existió un problema inicial de diseño al considerar una calidad de agua bruta mejor que la real, por presencia de algas.
Esta circunstancia suscitó, asimismo, un debate sobre el sistema más idóneo de filtración: mallas o anillas, manteniéndose sistemas de filtración por mallas durante la campaña 2014.La toma de agua en el canal era compartida por el riego de gravedad tecnificada y el goteo, observándose que el régimen del agua era laminar y arrastraba menos suciedad en las ocasiones que solo funcionaba el goteo.
Además, las bombas de proyecto eran de caudal más que de presión, por lo que hubo problemas para alcanzar la presión de lavado requerida por el filtro automático.
La campaña se salvó gracias a la colaboración de todos y, en especial, el personal de Confederación adscrito a la zona y a la experiencia piloto que permitió atender tanto a la limpieza periódica de la toma, como al lavado de los filtros semiautomáticos de mallas que se venían colmatando cada hora de riego efectivo, lo que condicionaba el funcionamiento en automático.
Filtración más potente
El sistema ensayado de riego presenta como ventajas una menor inversión inicial y menores costes de explotación, dado que las necesidades energéticas son menores al precisar entre tres y cuatro veces menos altura de agua. Esta exigencia puede ser satisfecha incluso mediante sistemas alternativos autosuficientes, como la energía solar fotovoltaica.
La problemática asociada a la filtración ha determinado que se lleven a cabo una serie de actuaciones cuya eficiencia se valorará durante el seguimiento de la presente campaña 2015. A este respecto, se han separado las tomas de gravedad tecnificada y de goteo, con lo cual se espera que un régimen más lento de entrada de agua al sistema de goteo reduzca la suciedad que pueda arrastrar, y se ha instalado un sistema de filtración automático por anillas más potente, para dar respuesta a las puntas de suciedad asociadas al agua de entrada, dejando como reserva el sistema semiautomático de la campaña anterior.
Los resultados obtenidos permiten avanzar que se van a reducir los consumos de agua sin merma de la producción; con lo cual, la experiencia puede calificarse como totalmente positiva y enriquecedora, ya que como dijo Santiago Ramón y Cajal: “Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia”.