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sábado, abril 20, 2024
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“Todos los eslabones debemos trabajar juntos en defensa del sector”

La secretaria de Asucyl defiende que supermercados y profesionales del campo tienen unos objetivos comunes a través de la industria alimentaria, que debe orientarse a las necesidades del consumidor. El futuro pasa por adaptarse a los cambios, con una visión en común

 

Asucyl se constituyó para asumir la representación y defensa de los intereses del comercio de proximidad, bajo el formato principal del supermercado. En la actualidad, está presente en los principales órganos de consulta del sector. Integra a varias empresas de supermercados como es el caso de Mercadona, Gadis, Lupa, Froiz, Alimerka, Tifer, Suma o Proxim, y también su red de comercio mayorista, a través de los cash@carry, que están dirigidos a la hostelería y al pequeño comercio.

Isabel del Amo, licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales y máster en Distribución Comercial, es secretaria de la Asociación de Empresarios de Supermercados de Castilla y León (Asucyl) desde su constitución en 2001 hasta ahora.

-¿Cuáles son los beneficios recíprocos entre los supermercados y el agricultor y ganadero castellanoleonés?
-Los supermercados y los agricultores y ganaderos son eslabones de la misma cadena, generalmente unidos por la industria alimentaria y todos ellos deben orientarse al consumidor, para proporcionarle alimentos seguros, variados, de calidad y a un precio competitivo.
Desde el luego, el reto no es fácil y el éxito de esta cadena pasa por asegurar la sostenibilidad de todos los eslabones que aportan valor añadido y el acceso a esas producciones por la población, en las mejores condiciones.

Nuestras empresas asociadas tienen claro que la sostenibilidad de su negocio pasa por suministrarse mayoritariamente de proveedores cercanos, en especial, próximos a sus centros logísticos. Castilla y León es una gran comunidad alimentaria, tanto por la importancia de las producciones agrícolas y ganaderas, como por una potente industria alimentaria.

Las empresas de Asucyl apuestan de forma decidida por los productos de Castilla y León, como se puede comprobar por el balance netamente positivo que arrojan en nuestra Comunidad.

Por tanto, agricultores y ganaderos, industria alimentaria y supermercados obtienen beneficios mutuos si son capaces de conectar con las demandas del consumidor y que el conjunto de la cadena alimentaria sea eficiente. Para ello, hay que procurar mantener relaciones estables entre todos los eslabones y trabajar juntos en defensa del sector.

-¿Cómo ha afectado la alerta sanitaria a esta relación?

-Ha cambiado radicalmente nuestras vidas y, por supuesto, nuestra forma de consumir y de comprar. Los días previos y posteriores al decreto de estado de alarma, ante una situación totalmente desconocida, los consumidores salieron a acaparar productos de primera necesidad.
Durante el confinamiento, vimos cómo los consumidores fueron cambiando su forma de consumir cada semana, en función de las circunstancias que se iban dando.

Esta situación supuso un desafío logístico increíble, porque había que adaptarse en un tiempo récord a cada uno de esos cambios y fue posible afrontarlo con éxito, gracias al enorme trabajo de todos los miembros de la cadena que entendieron que estábamos en un momento clave y remaron juntos para abastecer a toda la población.

También ha sido importante contar con un sólido comercio de proximidad, como el que tenemos en España y en Castilla y León, y por supuesto, fundamental la labor de los trabajadores de los supermercados y del resto del comercio esencial, que han estado casi en primera línea, desempeñando un trabajo para el que nunca se habían preparado con altísima profesionalidad. Una vez más, aprovecho para trasladar mi más sincero reconocimiento.

Durante el confinamiento las promociones comerciales desaparecieron para no tensionar más el aprovisionamiento, sin embargo, nuestras empresas hicieron una excepción con algunos productos de Castilla y León, que estaban pasando grandes dificultades por el cierre de la hostelería, como fue el lechazo o la comercialización de determinados vinos.

-¿Y a la logística y distribución?

-La alerta sanitaria puso a prueba la distribución de alimentos en un escenario complicadísimo y se superó con sobresaliente, tanto por los resultados, como por el reconocimiento y la confianza de todos los consumidores en el conjunto del sector agroalimentario español. En este momento, en el que se ha demostrado que toda la cadena alimentaria es verdaderamente esencial y todos nos necesitamos para que los alimentos lleguen a los consumidores, la cuestión clave es ver si seremos capaces de seguir colaborando para aprovechar esta situación de reconocimiento social. Es cada vez menos crítico el agricultor y ganadero cuando ve los precios en los lineales de lo que produce.

Es crítico en determinados momentos, en muchas ocasiones coinciden con el inicio o finalización de campañas, que siempre dan lugar a una mayor fluctuación de precios.

-¿Los precios?

-Los precios de los agricultores y ganaderos, como todos sabemos, se deben a muchísimos factores, como son la climatología, las decisiones políticas de otros países (aranceles, vetos, …), la estacionalidad, estructura de la oferta en origen, exportaciones, industria de transformación, canal Horeca, pestes, PAC, tipo de producción, gustos del consumidor, precios de los insumos, competencia de otros países, tipo de relación con los proveedores y clientes, la oferta y la demanda global,… y por tanto, no están supeditados a los precios de los lineales.

A esta formación de precios agroalimentarios, y más en un mundo cada vez más globalizado, no le podemos dar la espalda en función de cuando nos beneficia (oportunidades) o perjudica cada situación (amenazas). Cada vez son más los agricultores y ganaderos que van aprovechando precisamente estas circunstancias, para dirigir sus producciones a otros mercados, o bien para protegerse de estas fluctuaciones de los precios, a través de mejoras de acuerdos o alianzas estables.

-¿Dependen de zonas entonces?

-Es cierto que en España existe un mayor equilibrio entre formatos comerciales que en otros países de nuestro entorno, puesto que compiten hipermercados, supermercados, autoservicios, descuentos, comercio tradicional, mercados municipales… y si nos centramos en los supermercados, podemos elegir entre operadores internacionales, nacionales, regionales e incluso locales. Esta mayor competencia en nuestra distribución comercial, provoca que los precios de los alimentos en España sean 5 puntos por debajo de la media de la Unión Europea, circunstancia de la que nos beneficiamos todos los consumidores y es reflejo de un sector altamente competitivo.

Asumiendo que el precio de los lineales no es el problema del sector productor de Castilla y León, más en esta Comunidad en la que la mayor parte de las producciones agrarias no se destinan al consumo humano o llevan un complejo proceso de transformación, desde Asucyl consideramos que debemos colaborar con el sector en la búsqueda de algunas soluciones que necesitan una visión completa y coordinada de la cadena alimentaria para llegar al consumidor en las mejores condiciones.

-¿Por dónde pasa el futuro en la relación entre agricultor y ganadero con los supermercados?

-El futuro entre ambas partes y del conjunto de la cadena pasa por construir cadenas cada vez más eficientes, que sepan adaptarse, incluso anticiparse a los cambios que se produzcan en el entorno y todo ello, con una visión de cadena compartida.

Hay que perseguir que la cadena alimentaria sea eficiente y además sostenible, y para ello, es imprescindible que cada uno de los eslabones de forma independiente también lo sean.

Todos somos conscientes que actualmente el eslabón más débil de la cadena, es el productor, porque está más atomizado y como hemos comentado antes, el precio depende de muchísimos factores, la mayoría fuera de su control, además trabaja con producciones perecederas y estacionales que dificultan su gestión… Para buscar precisamente la eficiencia de la producción, desde mi punto de vista, los agricultores y ganaderos, deben mejorar sus estructuras de producción y comercialización en origen (a través de cooperativas, integración, acuerdos de comercialización, …), o buscar nichos de mercado en determinadas producciones (ecológicas, figuras de calidad,…), o bien, establecer relaciones estables con clientes y proveedores que reduzcan su incertidumbre y la volatilidad de los precios y por tanto, garanticen la rentabilidad del negocio.

-¿Hacen falta más cambios?

-La mayor parte de la industria alimentaria en España también se ha transformado en los últimos años. Reflejo de esta situación, es la industria alimentaria de nuestra región, en la que conviven grandes grupos industriales de prestigio nacional e internacional, con pequeñas industrias que también son eficientes, porque han basado su modelo en la calidad y la diferenciación.

Esta labor la llevan realizando los supermercados desde hace muchos años, para irse adaptando, incluso anticipando a las demandas de los consumidores, por ello han ido ganando puntos en la elección de los consumidores, con un surtido más amplio, reduciendo el tiempo de la compra, con los supermercados próximos a nuestras casas que permiten una compra rápida y global y todo ello, lo han hecho compitiendo en precio.

Por tanto, es importantísimo, que todos los eslabones funcionen y además, lo hagan de forma conjunta, llegando a acuerdos entre los distintos agentes, lanzando mensajes de fortaleza a los consumidores y a todos los mercados, que valoricen el producto, mejoren la competitividad y por supuesto, buscando soluciones dentro del propio sector.

-¿Cómo afecta todo esto al consumidor?

-En un escenario como el actual, los consumidores vamos a tener menos recursos económicos, por lo que es importante que seamos capaces de estimular el consumo, para contribuir a la recuperación económica (no parece que sea buen momento para implantar o subir determinados impuestos), en este escenario el precio va a ser una variable importante, la seguridad alimentaria ha adquirido un papel fundamental que se mantendrá durante un tiempo, la proximidad está siendo clave desde que estalló la crisis (reduce tiempo y distancia) y la compra ‘online’ ha crecido.

Si tenemos en cuenta que el consumidor es sensible a los mensajes, especialmente a los negativos, y que la mayor parte de los bulos son de alimentación, existe un problema, pero si además, buena parte de esa información negativa parte del propio sector (acusaciones de unos contra otros), lo que estamos haciendo como sector es darnos ‘un tiro en el pie’, porque nosotros mismos estamos banalizando el producto.

Debemos entender que el debate debe ser interno y se debe trabajar de forma coordinada, tratando de llegar a colaboraciones entre los distintos agentes, para buscar soluciones, allí donde se pueden alcanzar.

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