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viernes, abril 19, 2024
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Créditos de carbono, una opción para asegurar ingresos extra

El agricultor puede obtener una remuneración adicional por determinadas labores acordes con la fijación de carbono, como mínimo laboreo, siembra directa, incorporación de restos de cosecha o siembra de calles en cultivos leñosos

En el contexto de climatología y mercados en el que nos encontramos gana importancia el tratar de rentabilizar nuestras explotaciones con otro tipo de productos, acordes con la nueva PAC y no influidos por esos factores (clima, guerra, mercados…) sobre los que no podemos actuar.

En este sentido, los créditos de carbono voluntarios y certificados presentan una interesante oportunidad para los agricultores de nuestra comunidad, señala César Álvarez, responsable del programa de carbono en Oleokelsa.

La compañía es agente exclusivo de contratación para eAgronom, que ofrece al agricultor un contrato privado por diez años, seis de ellos de obligado cumplimiento y renovable de mutuo acuerdo.

A través de este contrato, el agricultor se compromete a realizar determinadas labores acordes con la fijación de carbono al suelo, como mínimo laboreo, siembra directa, incorporación de restos de cosecha o siembra de calles en cultivos leñosos.

Puede participar en el programa cualquier agricultor que disponga de un mínimo de 80 hectáreas de tierra arable en SigPac.

Con esas labores el agricultor podrá generar a partir del segundo año, entre 1 y 1,5 créditos por hectárea y año en cultivos herbáceos. En leñosos se pueden fijar entre 3 y 5 créditos, también por hectárea y año.

Estos créditos de carbono serán certificados por una empresa externa (Verra), de reconocido prestigio en el sector. Se adjudicará el 72% de lo generado al agricultor y el 28% a eAgronom como financiación del proyecto.

¿Cómo se venden esos créditos?

Una vez certificados esos créditos, el agricultor decide si se queda con su parte para comercializarla o bien autoriza su venta a eAgronom a través de South Pole, la mayor comercializadora mundial de este tipo de producto.

En este segundo caso eAgronom garantiza un precio mínimo de 30 euros por crédito. El precio actual de mercado es de unos 35 euros por crédito, con una clara tendencia al alza.

Además de los ingresos que suponen los créditos de carbono, se debe tener en cuenta que para 2026 la nueva PAC exige un balance neutro de carbono para cada explotación. A partir de ese año, además, las emisiones del agricultor no solo deben ser neutras, sino que serán negativas.

De este modo, el productor tiene en su mano demostrar ese balance negativo con la venta de los créditos de carbono voluntarios, y sobre todo certificados, que aportan una mayor seguridad al comprador y, por tanto, un mayor beneficio económico al agricultor.

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¿Qué tipos de crédito de carbono existen?

Son de dos tipos. Los regulados son propiedad del Estado español y se distribuyen a las distintas empresas que emiten CO2 a la atmósfera durante su proceso productivo.

Por su parte, los voluntarios certificados son generados en función del CO2 secuestrado en el suelo mediante la función fotosintética de las plantas con ayuda de las buenas prácticas de la agricultura de conservación aplicadas por el agricultor y acordes con el programa de carbono.

Estos créditos son certificados por una empresa externa de reconocido prestigio (Verra en el caso de Oleokelsa), lo que les proporciona un mayor valor económico y fiabilidad.

¿Qué se exige al agricultor?

El agricultor interesado en participar en este programa se compromete a realizar labores acordes con el programa del carbono, que son fundamentalmente las basadas en la agricultura de conservación del suelo.

Cuanto más acordes sean las prácticas desarrolladas por el agricultor con el programa del carbono, mayor beneficio obtendrá de él en cuanto a la cantidad de créditos de carbono certificados.

Para César Álvarez, el agricultor en general está “muy receptivo” e interesado en este asunto, “ya que cada vez más está viéndose en la obligación de adaptarse a la nueva PAC, en la que se refleja que deberá ser neutro en sus emisiones de CO2 para 2026”. A partir de ahí, deberá fijar más CO2 del que emite.

¿Hay escepticismo? “Desde luego que existe, pero -señala el responsable de Oleokelsa- igual que en su día, cuando comenzaron las ayudas PAC, muchos dudaron de ellas, al final todos sabemos lo que a fecha de hoy ocurre: la inmensa mayoría las solicita”.

Como recuerda, todos los países que se acogieron al Acuerdo de Kioto y se ratificaron en el tratado de París fomentan la bajada de emisiones de gases de efecto invernadero.

España es el segundo país de Europa con mayores compras de créditos de carbono.

Además, “las grandes corporaciones como Amazon, Microsoft, Google, etc., hacen grandes inversiones a futuro para la compra de créditos de carbono”.

“La obligación de reducir las emisiones es un hecho desde hace años, y por lo tanto la necesidad de la reducción existe y es más estricta cada año que pasa; esto solo se puede hacer con la comprar de créditos de carbono”, recalca.

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