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viernes, marzo 29, 2024
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Sanidad en patata: amenazas más relevantes y cómo afrontarlas

La estrategia sanitaria comienza con las labores de suelo y la elección de la variedad. Conviene analizar posibles problemas ante las lluvias caídas hasta entrado el verano, y apuntar posibles soluciones

 

El arranque de la patata ha comenzado de forma tímida en Castilla y León, pero sigue pareciendo oportuno el repaso a algunos de los problemas sanitarios que se pueden plantear en relación con el cultivo. La planta requiere un control continuo para detectar lo antes posible cualquier anomalía en su desarrollo y actuar en consecuencia. Además del control visual de las plantas, es recomendable realizar catas para comprobar el estado de los tubérculos.

José Ignacio Garcés, patata de siembra
José Ignacio Garcés, patatadesiembra.es

También es muy importante prestar atención a las publicaciones de avisos y boletines fitosanitarios de la zona. En la web de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de Castilla y León es posible informarse sobre las amenazas y recomendaciones de diferentes cultivos. Por desgracia, los boletines de información para el sector de la patata de Castilla y León no se actualizan con la frecuencia necesaria. También hay que lamentar que el cultivo de la patata no esté incluido dentro de la Red de Vigilancia Fitosanitaria de Castilla y León.

ANTE LA DETECCIÓN DE PROBLEMAS

Las acciones curativas se aplican sobre un cultivo enfermo, por lo que tiene la principal desventaja de que ya se ha producido un daño en el cultivo. Se trata del recurso al que hay que recurrir con la mayor diligencia posible tras la detección del problema para minimizar los daños. La detección de daños por hongos ha de enfrentarse rápidamente para que la afección no se extienda rápidamente por el cultivo.

Existen muchas opciones dentro del catálogo de fungidas (penetrantes y sistémicos) capaces de penetrar la planta y eliminar selectivamente los hongos invasores. Pese a eliminar los hongos del cultivo, el daño causado en las plantas no será posible regenerarlo. Por lo tanto, si el porcentaje de cubierta vegetal afectado es elevado, el rendimiento del cultivo se verá afectado irremediablemente. Si el ataque fúngico ha alcanzado a los tubérculos, estos tampoco podrán recuperarse.

Lamentablemente, en ocasiones no es posible llevar a cabo actuaciones totalmente eficaces y solo es posible centrarse en frenar la velocidad del avance de la enfermedad. Es el caso de las enfermedades víricas como el virus del enrollado (PLRV), del mosaico grave (virus A), del mosaico ligero (virus X), o la enfermedad de las estrías (virus Y). La presencia de virus en el cultivo se manifiesta únicamente en las plantas. El virus del enrollado, el de mayor incidencia, es muy fácil de identificar ya que se produce un enrollamiento de los foliolos a lo largo de la nervadura principal, presenta clorosis marginal e intervenal, y su tacto se vuelve rígido. Los síntomas relacionados con el virus del mosaico producen una decoloración traslucida de las hojas y en los casos más graves, se deforman el borde foliar. El virus Y presenta síntomas muy articulares: el borde foliar y los tallos se rellenan con estrías longitudinales o puntos.

El avance de las enfermedades víricas es rápido e irreversible. La manera de luchar contra su avance se centra en eliminar las plantas afectadas y aplicar un tratamiento insecticida, ya que la propagación del virus se lleva a cabo mediante pulgones y áfidos. La eliminación de los vectores de contagio frenará la propagación de la enfermedad.

Las plagas de insectos no solo contribuyen a la propagación de virosis, sino que también origina un daño directo sobre el cultivo. El ataque de insectos como orugas y escarabajos producen defoliaciones en las plantas. Otros como los gusanos de alambre (también conocido como doradilla, alfilerillo, canutet, o barreneta), rosquilla o nematodos, atacan directamente los tubérculos.

En general, el agricultor dispone de una variedad importante de insecticidas eficientes. Pero no todas las plagas son igual de sencillas de eliminar. Los ataques de gusano de alambre son bastante complicados de vencer y además, pueden quedar restos de plaga durante 5 años en el suelo. Por lo tanto, es muy importante hacer laboreo intenso en los meses de calor y si es posible, una solarización. Las recomendaciones para eliminar una plaga de gusanos de alambre son el uso de insecticidas específicos y la instalación de trampas de maíz y trigo.

También se ha demostrado que la combinación de otras especies vegetales (como flores, plantas aromáticas, o frutales) es una manera muy eficaz de luchar contra diferentes plagas. Por ejemplo, especies como madreselva, lupino, dedalera, menta o la ortiga tienen un efecto repelente en los pulgones. Las caléndulas, además de repeler a los pulgones, son buenas ahuyentando a los nematodos. La lucha contra el nematodo también es difícil y económicamente costosa.

Existen nematicidas pero no tienen una tasa de éxito elevada, por lo que es muy recomendable combinar el tratamiento con otras técnicas físicas como la biofumigación y la solarización. Conviene siempre tomar cuantas medidas preventivas sean posibles para evitar infecciones.

Respecto a las amenaza bacteriana, resaltamos que se ha de controlar adecuadamente desde su origen porque, al igual que con los hongos, con niveles altos de calor y humedad es capaz de multiplicarse y extenderse rápidamente, afectando gravemente al cultivo. No se disponen de herramientas fitosanitarias eficaces para la lucha de la bacteriosis, ya que el uso de antibióticos no está autorizado.

La manera de tratar de frenar el avance de esta enfermedad es mediante el uso de Hipo Clorito Sódico y eliminando las plantas que estén afectadas. También suele utilizarse, aunque su eficacia es limitada, el uso de compuestos a base de cobre ya que actúa como bactericida.

Las tres enfermedades desencadenadas por una bacteria que se detectan con mayor frecuencia son el pie negro, la podredumbre blanda, y la afección vascular. La primera de ellas se trata de una enfermedad que ataca inicialmente la parte inferior del tallo. El daño se extiende por la planta al tiempo que dificulta el intercambio de sustancias entre la parte aérea y la parte subterránea.

En caso de afección tardía, los tubérculos podrían ser cosechados con normalidad, sin haberse visto afectados por la enfermedad. Pero en caso de producirse el contagio en fases tempranas del cultivo, no podrá llegar a completarse con normalidad su ciclo de desarrollo. La podredumbre blanda es más difícil de detectar con precocidad que el pie negro ya que los síntomas que muestra la planta no son tan evidentes.

En algún tallo es posible detectar manchas que con el tiempo se extienden, al tiempo que la planta amarillea y muere. Los tubérculos se ven afectados descomponiéndose a consecuencia de la infección bacteriana. En el caso de la afección vascular, la bacteria ataca el interior de los tallos dificultando el sistema circulatorio sin mostrar externamente ningún síntoma. Para detectar este problema es necesario cortar longitudinalmente el tallo y comprobar que los vasos conductores están oscurecidos.

La sarna común o roña también son una consecuencia del ataque bacteriano. En este caso la planta no se ve afectada, el daño se concentra exclusivamente en los tubérculos. Los productos fitosanitarios no ofrecen ninguna posibilidad de lucha ante este problema, por lo tanto, las medidas preventivas generales que hemos comentado previamente son la única recomendación posible ante esta enfermedad.

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