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viernes, marzo 29, 2024
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Cuidado con las modas: el abonado de fondo es vital

José Ángel Cortijo, Responsable Zona Noroeste de Fertiberia

Falta de tiempo, desgana, estrechamiento de márgenes, una idea errónea de lo que significa ahorrar…  Muchos agricultores, ante la falta de certidumbre sobre una nascencia adecuada en este año imprevisible, han sembrado sin realizar el correspondiente abonado de fondo.

Visto que este comportamiento deja de ser anecdótico y que prácticamente se está generalizando, se hace necesario insistir en las nefastas consecuencias que puede tener para la agricultura de Castilla y León y para cada una de las explotaciones. Porque un agricultor que no realice una adecuada fertilización de fondo no tendrá nutrientes en los primeros estadios de desarrollo de la planta, que son fundamentales tanto en la colza como en el cereal.

El precio de los cereales sigue más bajo que otros años, por lo que es comprensible que algunos agricultores miren en qué capítulos ahorrar para que la explotación sea rentable. Con todo, hay que recordarles que el gasto en un fertilizante adecuado es en realidad una inversión inteligente, que compensa con creces y que apunta en la dirección de esa rentabilidad. Lo que no es una buena inversión, digámoslo de forma cruda, es ir al almacén y preguntar por el abono más barato. Porque el abono debe ser de calidad, responder a las necesidades del suelo (¡y del cultivo!) y además ser 100% soluble.
Hay que felicitar al sector del fertilizante porque su labor divulgativa, en la que cabe incluir esta misma página, está consiguiendo que el agricultor pregunte a su proveedor por la etiqueta del fertilizante. Una buena noticia que cabe matizar con una advertencia: la normativa permite que el etiquetado señale que el producto es ‘soluble a ácidos minerales fuertes’; toda una paradoja legal, puesto que esos ácidos no están presentes en el suelo y, sin embargo, se puede hacer creer al profesional que tiene en sus manos un producto soluble. Nada más cierto.
Este año también hay agricultores que no han abonado por una supuesta falta de tiempo, y sin embargo la labor más rápida (y por lo tanto económica) de cuantas realizamos en el campo es precisamente la del abonado. Y es que un agricultor puede fertilizar en una jornada más de 50 hectáreas.

Es cierto que algunos consideran que “no pueden perder un día” abonando: una sensación típica de un sector como el del campo, con la archiconocida tendencia a dejarse llevar por los nervios y no saber esperar para realizar lo más elemental. Es un mal derivado, reconozcámoslo, de cómo es la vida del agricultor, que nunca sabe con certeza qué sucederá al día siguiente. Cabe en ese sentido llamar a la tranquilidad y recordar al profesional que las previsiones meteorológicas son muy certeras y permiten prever lo que sucederá en los cuatro-siete días siguientes, lo que permite planificar el trabajo.

Y no olvidemos lo sencillo que resulta hoy en día abonar incluso por la noche, gracias a las nuevas tecnologías aplicadas a la agricultura. De modo que no existe el autoengaño o la excusa de no poder dedicar un día a fertilizar.
…porque de todos estos miedos y excusas autojustificativas deviene un riesgo que debemos tener en cuenta: que el agricultor se acostumbre a no abonar, como quien le pierde el respeto a conducir por la carretera y deja de prestar la atención debida. No nos despistemos al volante y recordemos la que ya sabemos: que durante la campaña pasada la extracción de nutrientes fue muy superior al abonado realizado, y que obviar el necesario abonado de fondo nos puede traer problemas. Recientemente se ha podido leer en esta publicación que el suelo es un elemento vivo, algo que no podemos dejar de tener en cuenta: como tal elemento vivo hay que cuidarlo y alimentarlo.
También debemos tener cuidado con posponer el abonado hasta, por ejemplo, el mes de enero, sumándonos a quienes se inclinan por el abonado de una sola aplicación. Entre otras cosas, porque es posible que la meteorología no se lo permita entonces, y su suelo habrá pasado un año en blanco. De ahí la recomendación que siempre realizamos en esta sección de reducir la incertidumbre en el mayor grado posible; el abonado de fondo es una de esas cosas que están bien hechas y que nos permiten minimizar los riesgos.

Sin ir más lejos, las condiciones meteorológicas están siendo diferentes respecto del año pasado; mientras  aquel invierno no heló, a estas alturas de año llevamos ya varias heladas.

Merece la pena detenerse ante la posibilidad de realizar análisis de suelo. Recordemos que un estudio realizado de forma adecuada debe ser también interpretado de forma correcta, con una doble mira: conocer el estado de la tierra y, de forma especial, orientar nuestro abonado al cultivo concreto que deseamos producir. De hecho, cualquier compañía que realice estos análisis ofrecerá diferentes recomendaciones de abonado en función del cultivo de que se trate. Seguro que el agricultor profesional tendrá estas recomendaciones muy en cuenta.

 

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