spot_img

La publicación agraria líder

viernes, marzo 29, 2024
spot_img
InicioCerealEl cereal de Castilla y León, con mejor sanidad que otros años,...

El cereal de Castilla y León, con mejor sanidad que otros años, pero al estar débil puede ser más vulnerable

El programa de vigilancia de plagas y enfermedades de la consejería ha detectado algunas de las incidencias sanitarias habituales en esta época, aunque con menor afección

El debilitamiento por sequía que padece la planta debe ser tenido en cuenta ante posibles tratamientos

Los cereales de invierno (trigo, cebada, avena, centeno y triticale), constituyen el grupo de cultivos mayoritario en cuanto a superficie sembrada en Castilla y León, siendo la base productiva y el sustento esencial de gran número de nuestras explotaciones.

En nuestra comunidad autónoma se dedican aproximadamente 2,8 millones de hectáreas a cultivos herbáceos: el 84% en régimen de secano y el 16% en regadío. De ellas, el 70% están ocupadas por los cereales de invierno, el 75% en el caso de los secanos y el 40% en el de los regadíos.

Esta importancia estratégica, reforzada por la preocupación sobre su problemática fitosanitaria en las últimas campañas (como ejemplo, la incidencia sorpresiva de roya amarilla en trigos en la campaña 2014), justificó que desde la administración, dentro del marco del Plan Director de lucha contra plagas agrícolas (Acuerdo 53/2009, de 14 de mayo, de la Junta de Castilla y León), se impulsase la creación de un programa de prevención y vigilancia de plagas en cereales de invierno, programa que viene ejecutándose desde la campaña 2014/15.

Esta actividad de vigilancia está principalmente orientada a la detección temprana de riesgos sanitarios en las zonas cerealistas de nuestra comunidad autónoma. En consecuencia; a la posible emisión de avisos, alertas y recomendaciones al sector. Es decir, se ha concebido como una macroestación de avisos y de emisión de información como apoyo al agricultor en su proceso de toma de decisiones.

Este programa está coordinado por el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, en colaboración con la Dirección General de Producción Agropecuaria e Infraestructuras Agrarias, participando en su ejecución los servicios territoriales de Agricultura y Ganadería de las distintas provincias y el Centro Regional de Diagnóstico de Aldearrubia (Salamanca). En cuanto al proceso de transferencia de resultados, información y emisión de avisos, se cuenta con la colaboración con agentes directos del sector a través de las organizaciones profesionales agrarias y la Unión Regional de Cooperativas Agrarias Castilla y León (Urcacyl).

59 zonas de vigilancia

Los principales resultados en las dos campañas en que ya se ha ejecutado fueron la detección precoz de riesgos de incidencia derivados de varias plagas y enfermedades, que motivaron, en consecuencia, la emisión de avisos a los agricultores. Dicha emisión de avisos se acompañó con la difusión de fichas descriptivas y de recomendaciones de manejo referentes a las distintas plagas particulares.

Centrándonos en la campaña 2016/17 actualmente en curso, la intensidad de trabajo prevista relacionada con evaluaciones de campo contempla un esfuerzo de evaluación y seguimiento en 560 recintos sembrados de cereal -principalmente trigos y cebadas- distribuidos en 59 zonas de vigilancia en 31 comarcas agrarias, y con una periodicidad máxima entre las visitas de una ronda quincenal.

En cada inspección se revisa cualquier incidencia fitosanitaria potencialmente vinculada con plagas y enfermedades, incluyendo la evaluación sistemática para quince de ellas en cuanto a parámetros de presencia, incidencia y severidad en base a su sintomatología. A ello se le unen los datos derivados de capturas directas para algunas de las plagas.

En concreto, las quince plagas sobre las que se realiza dicho seguimiento sistemático son nefasia, tronchaespigas (tanto calamobius como céfidos), garrapatillo, zabro, lema, pulgón y oscinella.

Roya amarilla, roya parda, septoria, helmintosporiosis, rincosporiosis, mal de pie (con diversos posibles agentes causales) y fusariosis son las enfermedades bajo supervisión.

Si bien siguen conservándose los objetivos básicos de detección precoz y emisión de avisos y recomendaciones en los casos necesarios, en la actualidad se pretende ir más allá, a través del desarrollo en paralelo de un sistema de transferencia de la información hacia el sector que garantice una mayor productividad.

Una web informativa

De forma reseñable, este sistema de transferencia contempla la creación futura de una plataforma web que incluya la posibilidad de que cualquier agricultor de Castilla y León disponga, en cada momento, de la información actualizada del estado de situación, evolución y riesgos derivados de la problemática sanitaria de los cereales en su zona, junto con la información necesaria sobre reconocimiento, umbrales de actuación y recomendaciones a considerar en cada caso, mediante una simple consulta vía telemática.

Los resultados parciales al respecto podrán ir consultándose en la página del Itacyl –www.itacyl.es-, a través del enlace con el observatorio de plagas y enfermedades agrícolas. Se espera que la plataforma pueda estar ya completamente desarrollada y disponible para el sector en la próxima campaña.

Antes de proseguir con la descripción del estado sanitario actual de los cultivos, conviene aclarar que la redacción de este artículo precede varios días a la fecha  de su publicación. Este hecho puede motivar diferencias entre la situación aquí expuesta con la real en el momento de lectura.

Las condiciones climáticas habidas en la sementera durante el otoño, seco y más cálido de lo habitual, con las pocas precipitaciones habidas distribuidas de una forma desigual, delimitaron unas condiciones de siembra irregulares y por lo general retrasadas. Excepciones pueden establecerse en algunas zonas al sur de la comunidad, parte de Soria y nordeste de Burgos, en que las precipitaciones fueron más benignas y las nascencias resultaron adecuadas.

El final del otoño y el comienzo del invierno siguieron la misma tónica, en general con muy bajo aporte hídrico por las precipitaciones y temperaturas superiores a lo normal en esta época. Sin embargo, ya entrado enero, pese a continuarse con la falta de lluvias, se registró un periodo relativamente frío, con número de heladas algo superior a lo habitual. Esto provocó una ralentización del desarrollo en el cereal.

La primera quincena de febrero se registraron precipitaciones bastante generalizadas y relativamente abundantes, aunque variables dependiendo de zonas. En general, este aporte hídrico solventó parcialmente el estrés que los cultivos venían teniendo hasta entonces.

El resto del mes de febrero retornó a condiciones de escasez de lluvia y temperatura superior a lo normal, prosiguiendo un final del invierno también relativamente cálido y en el que, si bien con un número de días de precipitación aparentemente adecuado en algunos casos, los valores realmente caídos fueron de nuevo en general bastante inferiores a lo habitual.

Toda esta situación derivó en que, una vez pasado el invierno, y pese al pequeño repunte observado en febrero, los cultivos se encontrasen en una situación de estrés hídrico, más acusado en las zonas cerealistas de la mitad norte. Solamente en algunas zonas al sur Ávila y Salamanca y en el nordeste de Burgos este problema de falta de agua parecía no haber sido tan acusado. Pese a ello, considerando que las necesidades hídricas de los cereales en su desarrollo invernal no son demasiado exigentes, el balance negativo no parecía suponer aún un problema demasiado grande, siempre que la primavera resultase relativamente lluviosa o, cuanto menos, normal.

Sin embargo, el mes de abril ha resultado igualmente seco y con temperaturas superiores a lo habitual. De hecho, y pese a que el desarrollo del cereal expresado en cuanto a tamaño, cobertura y vigor es menor que lo acostumbrado en estas épocas, y de la sensación en casos de encontrarse algo retrasado, las temperaturas generalizadas más elevadas de lo habitual en lo que va de ciclo, especialmente las del inicio de la primavera, delimitan que fenológicamente el cultivo esté más avanzado de lo esperable a mediados de abril.

Pocas enfermedades

Considerando esto, relacionado con que las necesidades hídricas del cultivo comienzan a aumentar de forma significativa, el resultante es un fuerte impacto sobre el ya acusado déficit de agua que presentaban los cultivos.
Esta situación de condicionantes muy bajos de humedad tiene también una influencia en el aspecto sanitario, pues no se dan los condicionantes que permitan el desarrollo de muchas de las enfermedades que en esta épocas ya suelen haberse evidenciado, o para las que se aproximarían sus momentos típicos de aparición. De esta forma, dentro del programa de monitorización y seguimiento por el momento no se han detectado problemas reseñables vinculados a enfermedades.

Sin embargo, este hecho no debe obviar que, pese a una menor probabilidad de aparición de enfermedades y de riesgos importantes, las plantas se encuentran estresadas y debilitadas por la sequía, con lo que cualquier incidente sanitario puede tener una mayor influencia que en unas condiciones de plantas vigorosas.

Así, referente a problemas fúngicos, se detectan sintomatologías compatibles con septoria en el caso del trigo y helmintosporiosis y rincosporiosis en el caso de las cebadas, en prácticamente todas las zonas inspeccionadas, como es habitual en estos periodos, en los que se detectan con facilidad en cualquier año.

Sin embargo, en cuanto a los parámetros de expresión que pudieran reportar riesgos, la detección se traduce en una baja componente de severidad, con ausencia de progresión y sin observarse en general proximidad a un posible umbral de tratamiento.

Esto es, por ejemplo, muy diferente a las dos campañas anteriores, en los que a estas alturas ya se habían emitido avisos de vigilancia especial a los agricultores en sus parcelas. En cualquier caso, se recuerda que el umbral de recomendación de tratamiento para estos hongos foliares pasa por la vigilancia de las dos o tres hojas superiores, especialmente una vez haya aparecido la hoja bandera, puesto que es a ella y a las dos inferiores a las que se les atribuye una contribución de en torno al 80% de la producción final.

Otro hongo foliar que merece atención es la roya amarilla en trigos, puesto que si bien los parámetros ambientales no responden a una situación de riesgo a corto plazo, no se debe olvidar que estamos en los momentos típicos de aparición en años precedentes. De hecho, en estas fechas, tanto en 2015 como en 2016 ya se habían emitido avisos sobre detección del comienzo de su incidencia. O el caso de Navarra, en que este 1 de abril ya se ha lanzado aviso de primeras detecciones.

Posibles plagas

Al respecto, se debe recordar que el agricultor debe estar alerta recomendándose que, dado su carácter explosivo y rápido en evolución y dispersión, se realice el tratamiento ante los primeros indicios.

En cuanto a otras posibles plagas, lo más reseñable es la observación en prácticamente todas las zonas de seguimiento de remanentes de pulgón de otoño o de primeras apariciones de adultos de pulgón de la espiga, si bien la detección se asocia a un porcentaje bajo de parcelas. Similar ocurre con la presencia de trips y de lema. Estas detecciones, probablemente debidas a los pocos fríos habidos durante el invierno, se encuentran por el momento en niveles bajos.

También relativamente distribuido por toda la Comunidad, pero especialmente en las zonas de Tierra de Campos de León y Zamora, se han capturado los primeros adultos de tronchaespigas del tipo calamobius, por lo que se debe estar atento ante los posibles primeros vuelos de este insecto.

Asimismo, más focalizado en el sur de la comunidad, Ávila, Segovia y sur de Valladolid, se han detectado algunos casos de inicio de presencia de nefasia. Recordamos al respecto que el umbral de tratamiento está establecido en general en la detección de 40 larvas por metro cuadrado, debiéndose realizar el tratamiento antes de que penetren en el zurrón, y que no siempre el tratamiento es necesario en toda la parcela.

En cualquier caso, y siendo válido para cualquier plaga o enfermedad, siempre que haya una implicación de posible tratamiento, sólo se debe efectuar en los casos en que la presencia de la plaga o enfermedad alcance los umbrales de tratamiento para ella definidos, utilizando siempre productos fitosanitarios autorizados en el Registro de Productos Fitosanitarios del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Para conocer los productos autorizados, consultar en la web del Ministerio en el enlace correspondiente a este contenido.

Sequía y tratamientos

En referencia a posibles tratamientos ante la hipotética aparición de algún riesgo fitosanitario, se debe considerar que el estrés y debilitamiento por sequía que actualmente presentan las plantas puede no ser compatible con algunos tratamientos. En añadido, caso de persistir estos condicionantes ambientales, la componente de compensación por reducción de pérdidas aportada por los posibles tratamientos puede no revertir en su cuantificación como sucede en un año normal.

En conclusión, los principales problemas en cereal ahora mismo no son sanitarios sino que, en general, ligeramente variable dependiendo de zonas, están relacionados con la falta de agua.

Esa falta de agua a priori no es favorable para el desarrollo de muchas enfermedades, si bien el debilitamiento de las plantas en condiciones de sequía puede motivar que niveles de ataque pequeños puedan ocasionar daños relativamente significativos. A priori, generalizando, es pronto para plantearse aún los tratamientos.

De cara a la prevención, lo más importante es permanecer especialmente atento al estado sanitario de los cultivos. El programa de vigilancia establecido por la Administración cobra de esta forma especial relevancia en la presente campaña agrícola.

Fotografía principal: Rincoporiosis en cebada, primeras pústulas en hojas superiores y en estado avanzado. Autor: Francisco Jesús Ciudad Bautista.

Autores:

Constantino Caminero Saldaña, Jefe del Área de Plagas. Itacyl
Francisco Jesús Ciudad Bautista y Nieves Aparicio Gutiérrez, Unidad de Cultivos Herbáceos, Área de Investigación Agrícola. Itacyl

NOTICIAS RELACIONADAS
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img