Los secanos han dado en Castilla y León producciones medias de entre 3.000 y 3.500 kilos por hectárea. Los regadíos, que han tenido peor campaña de lo normal, han alcanzado los 5.000 kilos
Las colzas también han dado la cara este año. Tanto que en los secanos de Castilla y León el agricultor ha podido echar al remolque medias de entre 3.000 y 3.500 kilos por hectárea. En regadío han llegado hasta 5.000 kilos. En algunos, además, casi no ha sido apenas necesario aplicar agua.
Los resultados del cultivo son “muy satisfactorios”, para Francisco escolar, delegado comercial de LG. Concreta que las fincas de secano con una nascencia correcta han tenido resultados muy buenos, que rondan entre 2.500 y 3.900 kilos. A su juicio, en regadío ha habido rendimientos aceptables, desde 4.000 hasta 5.500 kilos. 
Carlos Colmenares, responsable de Cultivos de Agropal califica los resultados “muy positivos”. En secanos, habla de producciones de entre 3.000 y 3.500 kilos y de 4.000 en regadíos, llegando en algún caso a rondar los 4.700 kilos por hectárea. “Las producciones han sido muy parejas en las distintas zonas tradicionales donde hay más hectáreas sembradas de colza, como Zamora, Salamanca y Valladolid, no destacando ninguna especialmente”, reseña.
“Las producciones medias tanto en secano como en regadío hay sido muy altas. Pero quizás cabe destacar que donde mejor ha sido el año es en el secano. En los regadíos, aunque el año ha sido bueno, quizás las expectativas eran más altas”, apunta Carlos Blanco, de Koipesol.
La implantación del cultivo fue buena debido a que las lluvias de verano ayudaron en la puesta a punto el terreno para una adecuada siembra, especialmente en la provincia de Salamanca donde llovió mucho en época de estío. “Se sembró en septiembre donde hubo agua durante este mes. En otras zonas se esperó a octubre, resultando un acierto puesto que no ha sufrido la sequía y se ha aprovechado de la humedad de últimos días de octubre y en noviembre”, recalca Laura O. Saster, técnica de Dekalb.
Si en septiembre no llueve, la experta recomienda que se siembre en octubre “sin miedo a las heladas”. “Es más probable que una colza se nos seque en los primeros estadios a que se nos hiele”, justifica.
La campaña ha transcurrido sin sobresaltos en cuanto a plagas. Tener limpias de malas hierbas las lindes ayuda a no tenerlas y que así no puedan hacer daño al cultivo, sobre todo si hablamos de pulgón. Por si acaso, Saster recomienda estar pendientes de lo que pasa en los cultivos y observar. En caso en que aparezcan pulguillas, gorgojo o pulgón se controla “con facilidad y con productos económicos”. 
Debido al exceso de humedad, durante invierno y primavera, en algunas parcelas de Valladolid se ha detectado algún brote de alternaría y phoma. Por las tormentas que se han sucedido a finales junio, y en julio, la cosecha ha sido muy escalonada. Dekalb recomienda no sembrar en ningún caso híbridos dehiscentes para esperar al momento idóneo de la cosecha, sin miedo a que las silicuas se abran y caiga el grano.
En Euralis atestiguan “muy alto grado de satisfacción” en toda la zona norte y, de forma especial, en parcelas de secano, “con rentabilidades superiores al cereal, en un año en el que precisamente se han obtenido muy buenos rendimientos en estos cultivos”, según señala Fernando Garrachón. Considera además que “el efecto mejorante que la rotación de cultivos, y en especial la colza, generan en las explotaciones suponga que sea uno de los cultivos que mayor incremento pueda tener en la próxima campaña”.
En Valladolid tiene constancia con muchas parcelas de páramo con producciones de colza cercanas a los 3.000 kilos, con picos de producción de casi 4.000, y otras en Tierra de Campos con rendimientos superiores a los 2.500 y 3.000 kilos, la mayoría de ellas con variedades Clearfield.
