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viernes, abril 19, 2024
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Llorente: “La agricultura de precisión es la llave ante el reto de 2023”

Con una facturación de casi 30 millones, Ucogal está entre las responsables de que León tenga una de las agriculturas más dinámicas de la comunidad. La fertirrigación y la teledetección son algunos de los pilares del modelo sostenible que defiende

La provincia de León ha registrado en un año 219 solicitudes de ayuda a la incorporación, cifra que supone la cuarta parte de las presentadas en toda la comunidad autónoma. Este mayor dinamismo obedece al relevo generacional en las explotaciones familiares, pero también a la llegada de jóvenes convencidos por la ganadería en integración, al nacimiento de empresas de transformación de materias primas, a las ideas innovadoras.

Lo señala con satisfacción Matías Llorente, presidente de Ucogal, de la Comunidad de Regantes del Porma, alcalde de su pueblo -Cabreros del Río- y vicepresidente de la Diputación. La cooperativa ha desempeñado un papel esencial en la modernización del campo leonés. En la consolidación de la agricultura como actividad rentable. El número de socios de Ucogal crece a un ritmo del 10% al año. Cuenta con 90.000 toneladas de producción y factura casi 30 millones de euros.

La suya es una apuesta por un sector respetuoso con el entorno y sostenible en el tiempo. Cuenta con 4.000 hectáreas de agricultura de precisión, en las que la información facilitada vía satélite se complementa con la obtenida desde los drones. Ante el auge de la agricultura ecológica, a Llorente le gusta hablar de “producción sostenible desde el realismo, porque si me reducen en un 25% el fertilizante mi producción se va a reducir y el problema lo va a tener el consumidor”. Al pan, pan.

A corto plazo el gran reto es estar listos para el nuevo escenario que se abre a partir de 2023, con unos criterios ambientalistas que abocan a la reducción de las materias activas en los fitosanitarios, al menor uso de nitrogenados y a un menor acceso al agua. “Para esa nueva etapa la clave está en la formación a los agricultores”, subraya Llorente, quien apunta a prácticas como la fertirrigación o la teledetección para acertar en cada decisión adoptada. “Es la fórmula para ser más eficientes: producir más empleando menos recursos. Porque a la mayoría de regadíos se nos va a declarar zona sensible a nítricos, pero nosotros estamos obligados a obtener los casi 19.000 kilos por hectárea en maíz”, recalca.

Por eso destaca la importancia de los sistemas de automatización en el riego, por el ahorro que suponen. Un objetivo realista es bajar de los 5.000 metros cúbicos por hectárea en maíz, “lo que nos pondría en sintonía con lo que demanda la sociedad”.

“Somos un sector imprescindible”

Para Matías Llorente la crisis sanitaria ha demostrado que el campo “existe” y que “trabajamos en un sector necesario, incluso imprescindible. Y que un país, para estar tranquilo, lo primero que debe hacer es abastecer a su población”. “España ha hecho las cosas mal porque se ha convertido en un país importador, y ha sido ahora cuando se ha visto la gravedad de ese cambio de modelo”.

Sin embargo, “con esta crisis no ha cambiado nada porque el consumidor sigue sin demandar productos de cercanía; no se detiene en la letra pequeña para ver de dónde procede el producto que va a comprar”.

En definitiva, “no han cambiado las estructuras comerciales y no se han sembrado más hectáreas de alubias para abastecer a los envasadores de la provincia de León. No hemos aprendido mucho y seguimos con unas estructuras muy dependientes del petróleo”.

También es una ocasión para reivindicar el papel de las cooperativas, “porque algunos se han acercado a nosotros cuando han venido mal dadas”, advierte. En el caso de Ucogal, durante el confinamiento se ha demostrado su capacidad para prestar servicios al socio. La cooperativa mantuvo la actividad reorganizando a su personal. Sus técnicos de campo realizaron una estimación de las necesidades de inputs y se hicieron las compras correspondientes.

“Gracias a esta previsión el agricultor no ha tenido ningún problema para realizar su actividad y ha habido un equipo técnico volcado con el servicio a domicilio, sobre todo de fitosanitarios y semillas”. En esta cercanía al socio es donde reside la razón de ser de las cooperativas. Lo que garantiza su supervivencia. La clave puede residir en que cada una se mantenga con su idiosincrasia, pero comercializando a través de entidades de segundo grado “para poder sobrevivir en un mundo absolutamente competitivo”.

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